jueves, 16 de agosto de 2018

LAS ASTAS Y LA CUSTODIA DE SAN PABLO



BULLFIGHTERS COURT Tom Lea modela a Luis Bello durante dieciséis capítulos para enfrentarlo en los últimos tres, a los temibles toros de Las Astas. El torero no se ha recuperado de una pierna herida y menos aún de las tres muertes recientes de seres muy allegados a su profesión, intereses y sentimientos.

THE YELLOW ROSE OF TEXAS Bajo los oros y sedas de su terno parece llevar tres crespones negros en su miedo de torero. Uno de ellos por el torero Salazar que ensombreció con su fallecimiento la tarde de toros en que ambos alternaban. Luego el que llevaría por la muerte de su apoderado en un evento de carretera; suceso que por sí solo hubiera sido un desastre pero que se  hinchó aún más porque Linda, la amante de Luis Bello actriz de cine, con quien llevaba un idilio en campo abierto al chismorreo público, también muere en ese mismo vehículo, con lo que se descubre el tramposo doble juego de ambos .
  
PITÓN DERECHO Obviamente Luis no pudo encarar a ninguno y por lo tanto se quedó sin acceso a los pormenores masoquistas. Entonces Luis hundido emocionalmente alcanza a flotar en alcohol por un tiempo. Así de maltrecho Tom Lea lo hace aceptar la corrida en donde además de enfrentar a Los Astas se le da oportunidad al hermano Pepe quien está ansioso por liberarse del fastidio  de ser el hermano del famoso.

PITÓN IZQUIERDO En la plaza de Cuenca, al norte de México llega el día y la hora. Suenan los clarines El primer toro genera en Luis tal pánico que la muchedumbre lo cubre de insultos y burlas. El siguiente toro hiere a Pepe que se va a la enfermería. Y en su segundo y último (Son dos toros por alternante), Luis se enfrenta a Brujo, toro malhecho, con rabo incompleto debido a un ataque de coyote cuando becerro, con barbas, nariz achatada, feo y bravísimo.


PITÓN DERECHO Para empezar, mata dos caballos de los picadores. Luis recibe una paliza y luego hace una faena estrujante que incluye dieciséis pases naturales y la estocada recibiendo. Proeza premiada con las orejas, lo que tenía de rabo y una pata del Astas. Pepe sale de la enfermerìa y también triunfa y ambos hermanos salen a hombros.

PITÓN IZQUIERDO Tom Lea hace gala de su conocimiento taurómaco y con la destreza pulida cuando fue corresponsal de guerra describe  esa tarde con tal artesanía que Luis Bello junto con Brujo, la  ganadería Las Astas y las ilustraciones, son  llevadas por su pluma de escritor y dibujante a las buenas páginas de la literatura taurina.

RECORTE Todo lo referido a la corrida de Las Astas lo tenía en mente cuando hojeaba los documentos de Tom Lea y fue cuando la sonriente Sarah me extiende una carpeta con  el cartel de mano de dicha corrida. Un cartel que tiene los nombres de los dos alternantes y el del español sobresaliente. La ganadería y los  precios por localidad. En fin un cartel típico al que no le fala la ilustración, en ese caso un pase forzado de pecho dibujado por el propio Tom Lea quien imprimió el programa que se salió de la novela con vida autónoma. Si fueron los fieles curadores los autores de la idea, también logran altísimo mérito al haber elaborado este hermoso desprendimiento de una novela taurina. Óle.

PITÓN IZQUIERDO Todavía faltaba rematar esta aventura de rescate, se necesita la dimensión del ágape. Sarah, Paola, Alberto me orientaron a la Custodia de San Pablo un restorán gourmet que a la vez  es Museo Taurino que yo desconocìa. Está ubicado en Ciudad Juárez, en una residencia que fue de un acaudalado fronterizo. Está cerca del edificio donde cursé la Preparatoria, tiene dos pisos, ambos con salas, salitas (Una de ellas nombrada Tom Lea), y salones comedores, todos con antiguas fotografías y motivos taurinos.






PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Muy interesante la colección de fotografías de la ciudad y los adminículos taurinos, que incluyen un terno de Alberto Balderas y uno de los capotes que utilizó en su corrida última. La cava, los platillos y la atención son de primera. Ese fin de semana asistí, en el pequeño teatro anexo, a un recital de tenor y pianista. Un agasajo para el oído.