PATIO DE CUADRILLAS La
creciente expectación por los recorridos públicos del Tren Maya --que nació
como proyecto hace más de cinco años y que ahora en 2023 casi es
una obra terminada, pudiera incluir una sorpresa para el arriesgado
viajero fuereño. El hallazgo sorpresivo consistiría en dos vestigios
centenarios:
CIÑENDO EL CAPOTE DE LUCES
1º) Los vagones sobre carriles de acero que ya tienen trescientos años movidos por vapor y electricidad en este avatar yucateco será un Kukulcán actualizado con la mitad de sus deslizamientos electrificados. Y 2º) Las corridas de toros que hace casi quinientos años que fueron traídas a esta península se han revestido con cambios y se presentarán a los ojos modernos con ropajes y rituales prehispánicos debajo de los cuales el viajero avisado reconocerá la usanza española.TALLANDO LA ARENA ¿Qué
vinculación puede darse entre la flamante obra ferrocarrilera y la
interpenetración cultural española-maya que es evidente en los festejos
taurinos de la península yucateca?
CIELO ANDALUZ Pues bien,
ambas expresiones tanto la tecnológica del tren ferroviario como la milenaria tauromaquia
al asentarse en la península yucateca lo hicieron sobre un horizonte venerable.
La cultura Maya tenía milenios a la llegada de los europeos y para entonces ya
habían colapsado algunas de sus ciudades que habían quedado cubiertas por el irresistible
avance de la selva y la decadencia que abate todas las culturas e imperios que
en el mundo han sido. La cultura Maya no había sido la excepción y como todas
las otras culturas del planeta que desaparecen, pero nunca se van del todo a la
llegada de los conquistadores conservaba vetustos vestigios de elevada importancia
arquitectónica, lingüística, culinaria, artesanal, sartorial, medicinal y un
largo etcétera.
TORILES Iteramos: El
pasajero que se aventure al viaje ferroviario y se detenga casi en cualquiera
de las estaciones o paraderos estará por sorprenderse aún si es taurófilo con
alguno de los más de 2 mil festejos taurinos que se realizan a lo largo
del año y si no es taurino, pero tiene la curiosidad también quedará
sorprendido de la tauromaquia del Mayab, como también es nombrada la península.
REMATE EN TABLAS
En el principio del pasmo está una sorpresa singular porque en la península se celebran anualmente más festejos taurinos que en cualquier otra parte del planeta. (La Fiesta No Mamifiesta Tauromaquia Mexicana. Tratado Trilateral Taurino.2020) Una minoría de ellas son a la usanza española es decir corridas formales llamadas de Postín, con toros bravos que no conocen los engaños y que son lidiados con coreografía de toreros profesionales. Otros miles de festejos son festivales Tradicionales que corresponden a las fiestas patronales de los pueblos con toros que ya tienen la experiencia de haber sido provocados por los humanos y prefieren perseguir más a los fugaces cuerpos bípedos que a los capotes, muletas sombreros o lienzos con los que tratan de desviar la cornada. También se dan otros festejos.ENTERÁNDOSE
Serían los llamados de Medio Postín
con toreros profesionales batallando con toros bravos y aficionados que lo
hacen con novillos muchos de los que ya han sido provocados decenas de
veces por los feriantes y bravucones de barriada.
EL CAPOTE QUE RECOGE LA EMBESTIDA Aquí cabe una digresión: de los centenares de festejos taurinos que
en las 8 repúblicas que las permiten en el mundo apenas unos pocos merecerían
el nombre de corrridas. En la península las llamadas Baxal Toro
o Baxal Wakax en estricto si son corridas de toros ya
que el pueblo alborozado corre con los toros por las rúas que llegan a
la plaza en donde serán lidiados. En la península yucateca el 2% de los 2
mil festejos son corridas, estas serían doscientas al año. (La Fiesta No Manifieta, p. 69)Órale.
Luego hay Charlotadas
con toreros cómicos que se acostumbran al final de las ferias.
VERÓNICAS La vinculación viajero-tauromaquia
es inminente. El recorrido de más de 1,500 kilómetros se hará sobre una vía
férrea que aproxima al visitante a centenares de plazas de toros que tienen
festejos durante el año por lo tanto un jinete que monte el caballo de
fuego (traducción del vocablo maya para referirse al tren), y se
aventure casi por cualquier tramo, tendrá probabilidad de conocer el juego
escalofriante de un humano que se deja rozar por la muerte que el toro lleva en
las puntas. Las más de 2 mil festividades taurinas que se dan anualmente difícilmente
podrían pasar desapercibidas por esos turistas que precisamente viajan para
ver, y en ocasiones para observar la variedad del acontecer humano.
PICA EN LO ALTO Con la
llegada europea de ganados que incluyeron los vacunos las corridas de toros en
la península yucateca empiezan a ser celebradas por los cuatro puntos
cardinales, aunque es prácticamente imposible conocer cuántas van en el medio
milenio que llevan celebrándose para el holgorio y esparcimiento de los nativos.
Y son casi quinientos años de fiestas taurinas aunque si añadimos a la fiesta yucateca los aportes de la mitología maya tendríamos que hablar de milenios porque los pobladores de los inframundos prehispánicos como serían jaguares, alushes y demás criaturas demoniacas o benévolas, que bullen en los sueños y pesadillas aborígenes se hicieron presentes en el mismísimo primer momento en que aparecieron las primeras vaquerías donde se envalentonaron aquellos que transitaban los senderos donde Xtabay encantaba a los ilusos y que no tuvieron reparos para inventar juegos mortales con las bestias de procedencia ultramarina.
CAMBIO DE SUERTE
SALIÉNDOSE DE LA SUERTE Sin
duda alguna la más famosa plaza de toros mexicana que se construye y se
desmonta cada año es La Petatera de Villa de Álvarez en el Estado de Colima. Es
una construcción que se hace con troncos, bejucos, guano, lazos, ramas y las
paredes que separan los palcos y protegen del sol, son esteras tejidas con
palma que se conocen con el nombre náhuatl de petates, de ahí el nombre
de esta plaza que año con año se erige y desarma desde hace casi dos siglos. Entre otras tiene la particular distinción que los palcos más exclusivos
están al ras de la arena y los ocupantes separados de los trajines taurinos por
ramas aseguradas con mecates disfrutan de la corrida y sus vicisitudes al mismo
nivel que los toreros.
SALTILLERA Pues bien, en la península yucateca se construyen y desmantelan año con año centenares de construcciones semejantes que no llegan a ser tan famosas como la de Colima, aunque cumplen con albergar los festejos multitudinarios que atienden más a las tradiciones festivas de los nativos que a los dineros que los turistas derraman para contemplarlas.
Nosotros hemos
tenido la oportunidad de disfrutar en ambos escenarios los festejos de las
plazas efímeras y tuvimos la sorprendente revelación que la tauromaquia mexicana,
al menos en esos dos lugares, es contemplar, disfrutar y conmoverse con la
fiesta española a través de los ramajes nativos y con toros a la mexicana y eso
es en el fondo el tributo del caudal cultural nuestro que enriquece tan
singular sacrificio taurino europeo de quinientos años de presencia planetaria.
Órale.
El historiador norteamericano
John Lloyd Stephens (1805-1852) relató las experiencias que tuvo en un viaje a Yucatán narración que se ha convertido en una referencia bibliográfica indispensable para quienes se interesen en los remanentes de la cultura maya en el siglo XIX. El extraordinario dibujante Frederick Catherwood lo acompañó y desafortunadamente para nuestro interés taurómaco no incluyó en sus estupendos dibujos alguno referente a los festejos taurinos.
PITÓN IZQUIERDO Las
fiestas taurinas que describe Stephens tienen más de acoso a la bestia que de
arte frente a la muerte. Dicho trato a las bestias está anticipado en el Popol
Vuh: Primera Edad- Formación de la Vida Animal. [Como no podían rendir culto
a los humanos por carecer del habla, los animales fueron castigados] 44. Y así
fueron ultrajados y desechadas sus carnes, así quedaron para tributos y
sacrificios, para que fueran matados y comidos todos los animales que hay aquí
sobre la tierra.
podemos constatar los cambios que los ganaderos han impreso en sus hatos, los gustos de los aficionados por la fiesta y las modificaciones al espectáculo que los señores empresarios han hecho para recabar la mayor cuantía posible de monedas.
PÉNDULO POR LA ESPALDA No
dejar en olvido que también la legión disneylandesa animalista ha trompicado la
fiesta actual concediéndoles derechos a los animales y olvidando el
correspondiente legajo de obligaciones. Tampoco nos han dicho qué derechos les
adjudicarán a los alacranes, viudas negras, ratas, ratones y demás alimañas que
Noé ignoró cuando las tuvo al alcance de sus pisoteos.
DERECHAZO Habíamos dicho
que las corridas de Postín de la península son a la usanza española con toros
de sangre brava que en un principio fueron traídos de España y que luego fueron
criados con los escrúpulos pertinentes por ganaderos nativos. Se ha logrado buen
ganado de lidia a tal grado que en algunas de sus entrevistas Manolete dijo que
uno de los mejores toros que había toreado fue uno de la ganadería yucateca de
Sinkeuel. En otra lectura leemos que había dicho: El mejor.
TORO DE REGALO Hay asuntos
que para mí son claros. Por ejemplo ¿Cómo debe vivirse la vida? Pues bien, sólo
hay tres opciones en que caben los 7 mil millones de humanos que cubren la
tierra. 1) Hay que contemplarla con seriedad porque en el fondo nada está para
celebrarse, es una tragedia. ¿Qué es eso del sentido del humor? 2) La vida tiene que transitarse riéndose
porque no puede tomarse a pecho: todo es en el fondo trivial y ridículo, nada
vale la pena para morir por ello. 3) Hay que darle tiempo al tiempo. Hay tiempo
de reír, tiempo de llorar; tiempo de endechas y tiempo de alegrías.
Regresando al toro: si el
párrafo anterior es sensato podríamos derivar tres tipos de toreo: 1) El seco
de dos o tres lances, dos o tres tandas de muleta y estocada. El toreo es cosa
seria. 2) El toreo despegadito, alegre, fluido, dirigido a las andanadas, muy
consistente en el tiempo porque no lo detiene, lo adorna. Se cortan orejas
inolvidables, ya olvidadas. 3) El toreo de relámpagos ocasionales, con
temporadas de sequías, con milagros esporádicos, con años de aburrimiento, con
tardes eternas que jamás se repetirán, con temporadas para el olvido.
ARRASTRE El tren Maya bien pudiera causar el segundo encontronazo que tengan los invasores. ahora turistas con el mundo aborigen en su avatar de taurino hospitalario.
IRUÑA
Después del
terrible asunto del COVID 19 que trajo desolación a millones en todo el planeta
y que como compensación enriqueció a los fabricantes de medicamentos y
sepultureros que se hicieron aún más ricos, volvieron los toros a espantar
valentones en las calles de Pamplona.
En julio de 2022
la emoción misteriosa de provocar al toro volvió a enardecer al contingente
multinacional que ya tenía tiempo de adueñarse de los Fermines todos los
veranos. Se deshojaron dos calendarios y para muchos ese bienio significó un
vacío vivencial porque no vivieron las corretizas jadeantes con los cuernos
abanicando el trasero fruncido.
Pues bien, después de esa sequía taurina, la fortuna me llevó por primera vez a los San Fermines y fue así como finalmente pude vivir lo que ya conocía por Inge Morath y Dominique Aubier, ( Guerre a la tristesse. 1954), Ernest Hemingway (1968), y un sinnúmero de notas del periódico y algunas revistas que narran siempre como si fuera la vez primera el recorrido por las calles de Correo, Corrientes, etc que los toros en medio del pavor de la muchedumbre recorren para llegar a las corraletas para de ahí escuchar los bronces que marcan el momento de ser toreados y muertos sobre la arena a manos de toreros de fama universal.
Las pamplonadas tienen fama universal. Quien se aventure como lo hice yo de deambular por las calles aledañas a la plaza con las calles convertidas en pasillos de cantina va a escuchar idiomas irreconocibles que hasta parecen jugarretas para que uno no entienda. En mi caso puedo reconocer algunos idiomas al oír a sus hablantes. Aunque
no sabría separar al coreano del chino o japonés y menos aún al rumano del serbio o al zapoteco de la sierra del senegalés y así hasta un decepcionante etcétera. En Iruña durante los San Fermines escucha uno el vocerío de idiomas. Lo curioso es que casi todos los hablantes visten el mismo indumento: Pantalón blanco, camisa o pañoleta roja y copa de vino tembloroso que en la mayoría de los casos ya dejó constancia del color sobre la ropa.
Sucedió algo que
yo no esperaba un caso verdadero de serendipia: Como es sabido la plaza de
Pamplona está rodeada de altos árboles lo que hace que desde cien metros no vea
plenamente la construcción. Pues bien, era mi primea vez y después de escuchar
a una pareja hablar español pregunté por las señas para llegar al Coso. Me
dijeron que no sabían, aunque venían de Madrid (ellos dijeron Madrí) pero no
eran aficionados, sólo iban a la fiesta. Ahora lo acepto como algo esperado y
natural. pero en ese momento me conmovió descubrir que unos españoles, vestidos
de blanco y rojo, a media cuadra de la plaza, no supieran como llegar a ella… A
su vez a ellos mismos pudieron ser sorprendidos: un extranjero vestido de
blanco y rojo, con una copa atormentada de vino blanco no supiera como llegar a
la plaza…
Pamplona
recuperó los dos años sin fiesta; Hermoso de Mendoza, Morante, El Juli, Roca
Rey en la corrida emblemática. Los aficionados taurófilos se mezclaron con los
aficionados al merequetengue. Eso debió ser siempre. Unos van a la fiesta callejera,
otros a las corridas. otros más al disfrute turístico de la semana de fama
mundial.
La fiesta en
Pamplona es una bocanada de oxígeno para quienes creemos en el riesgo que los animalistas
terminen con la tradición de siglos. Pensamos que es un mentís mundial a la
sensibilidad animalista que terminará por obliterar todo el trato humano de los
animales a quienes se les ha inventado derechos sin obligaciones.
Finalmente pienso, o tal vez deseo que la tauromaquia subsista y Pamplona que ya tiene perfiles mundiales por obra y magia de Morath, Aubier, Hemingway, Dayley y otros sea el enclave europeo de la fiesta y el Tren Maya penetre a la Fiesta No Manifiesta y genere un redescubrimiento de Yucatán para la gloria de los olés y los gritos numerados al señor juez.
