lunes, 11 de noviembre de 2024

COSAS VEREDES

 

Escribo este artículo porque he cerrado un periplo que me ha permitido asistir a ritos taurinos en variados escenarios.

Coliseos romanos. Ya estuve en Nimes y Arles. Ambos coliseos ahora franceses fueron arenas (de hecho, así los anuncian Arenes), donde los gladiadores se aniquilaban entre sí o en otro caso se enfrentaban a animales feroces en su papel de bestiarios. Como el espacio también fue originalmente diseñado para las carreras hípicas o pedestres tienen forma ovalada con un diámetro (en el caso de Nimes) de más de 100 metros que resultan ser el doble que tienen las -llamadas- plazas de toros.


Ambas construcciones tienen el sello de nuestros siglos actuales. En sus costados aparecen todavía cuartos y cubos vacíos a los que no se les puede asignar función alguna como no sea el soltar la imaginación de quienes cavilamos frente a ellos. La impronta de nuestra época serían las puertas eléctricas de los toriles y el blindaje acolchado de los picadores. En Nimes disfruté los coros y orquestas sinfónicas en ocasión de una temporada que dedicaron a Van Gogh, holandés que se aclimató y pintó los colores locales sobre lienzos que valen una fortuna.


Cosos, circos, redondeles, embudos. Si nos pusiéramos pedantes diríamos que la Geometría nos indicaría que debieran ser llamados conos truncados invertidos. Se refieren a la disposición circular del espacio dedicado al público que asiste al evento. Esa disposición sustituye la apreciación visual q
ue antiguamente tenían los vecinos desde sus ventanas que daban a la plancha cívica y también es un recurso ingenieril que reduce al mínimo la obstrucción de la vista de la gran mayoría de los apreciadores. Algunas de estas construcciones son incómodas por lo redu
cido de los espacios diseñados antes del imperio desparramador de los carbohidratos y aprovechados por la codicia de los organizadores de los eventos. Frecuentemente los ocupantes de las filas inferiores se quejan de que los de la fila superior les clavan en el lomo las rodillas como banderillas.  La Plaza México no tiene esa incomodidad.

  

Petatera, plaza artesanal. La Petatera es construida año con año. En el mismo sitio y por los descendientes de quienes lo hicieron años atrás. Se utilizan troncos, barrotes, cuerdas y demás materiales de la región y las paredes divisorias son esteras hechas por los artesanos también con materiales locales y que llevan el nombre original náhuatl de petates. Los ocupantes de la primera fila están al nivel de los toreros separados de éstos y de los picadores y de los banderilleros y de los peones por troncos cruzados que, sin impedir la vista al ras del suelo, protegen de las embestidas de los toros y de las eventuales caídas de los picadores.  La petatera de Villa de Álvarez en Colima se construye como ya quedó dicho, año con año y tiene la fama de ser única lo que irrita a los pobladores de la península de Yucatán ya que en esta región de México se realizan más eventos taurinos anualmente que en cualquier lugar del mundo y miles de esos eventos tienen como sede plazas artesanales también hechas anualmente. Tuve la suerte de asistir a la Petatera y una plaza artesanal en la capital yucateca en sendos eventos con toreros de alternativa y ganado de raza.


Plaza de Toros Casi me atrevo a decir que la gran mayoría de los aficionados del mundo no han asistido a un festejo taurino en una PLAZA de toros.

En un principio los eventos taurinos se realizaban cuando no en el campo, en la esplanada cívica de ciudades y pueblos donde acondicionaban espacios con tablas, talancones, cercos, barrotes y demás materiales para evitar que los animales la tomaran con los mirones los cuales compuestos por curiosos, vencedores ambulantes, merolicos, buhoneros y rufianes tenían que se despejados antes de iniciar el desfile de presentación de los toreadores. Así desde la comodidad de los ventanales los afortunados ocupantes veían a los atrevidos ambulantes taurinos a jugarse la vida. Los lugareños cumplían con la costumbre de asistir a los eventos en lugares vigilados por la autoridad. Luego se acabó la costumbre carcomida por el paso del tiempo. Llega el tiempo de trazar lugares ochavados para evitar las querencias rinconeras, después aparece las construcciones circulares que predominan hoy en día. Así las plazas quedan sólo como nombres para señalar construcciones que ni siquiera se parecen.   

Afortunadamente en Arganda del Rey el ayer lacrimoso persiste con algunas actualizaciones, pero manteniendo el sabor de los siglos.  Me tocó parpadear las humedades porque el presidente del evento sale de sus oficinas al balcón desde donde dirige el ritual. La plaza tiene en sus costados más largos sendos edificios multifamiliares con ventanas que dan al espacio taurino. Esa gradería metálica es más baja para no obstruir los ventanales. Un día antes la chusma hoya la superficie donde torearán los toros y los escuincles algunos de los cuales serán figuras juegan con toritos de cartón inofensivo.













¡Ay, Arganda! ¡No desaparezcas!


miércoles, 12 de junio de 2024

LOS TRES TERCIOS DE LA TAUROMAQUIA


Empiezo por avisar que no albergaré en estas cuartillas los (llamados) tres tercios de una lidia moderna normal, sino disertaré sobre otra tríada que sostengo es la que comprende la totalidad de la Tauromaquia


que es la dimensión épica que tenemos los humanos con los toros.

Veamos los tres tercios de una lidia moderna normal. Lo haremos desde otro ángulo y descubrimos que en esos 20 minutos promedio son seis los objetos con que se incitan las embestidas del toro bravo y que para el animal son seis provocaciones. Veamos cuáles son.

Ya transitado el túnel de toriles y dejada atrás la polvareda con que inicia su pasión sobre la arena, el toro empieza a ser desafiado.

 

1º) Por los capotes de los peones y del diestro

 que marca las verónicas.

2º) Por el caballo desde donde el picador le hace brotar sangre.

3º) De nuevo por los capotes encargados de los quites,

 -el último de ellos simulado-.

4º) El cuerpo limpio de los banderilleros quienes lo adornan.

La suave muleta que intenta escenificar la coreografía

que consume los últimos minutos.

El cuerpo perfilado del diestro que le dará muerte.

 

Estos ataques que hace el toro a --6 desafíos visuales 6-- es lo que la costumbre agrupa en los llamados --3 tercios 3-- de la lidia normal.


 

Por mi cuenta y para iniciar esta disertación presento otra tríada con sendos elementos de la tauromaquia y que son: El Rito, La Actualización y El Negocio. Entonces lo que sigue tal vez nos ayude a todos los aficionados a compartir la visión de lo que pasó en el regreso de los toros a La México.

 

 

EL RITO



Algunas especies de animales han sido reconocidas y veneradas por etnias humanas como ancestros misteriosamente asignados por los dioses. Así sobre los parajes del planeta viven pueblos que se enorgullecen de tener como hilo de partida genética una Águila, otras habrán descendido del León y la hay que se dicen descendientes del Oso, Tigre, Puma u otros animales de rasgos también envidiables. Convencionalmente a menudo se le da el nombre de Tótem a ese ser primigenio. Es pertinente anotar que los animales que son reconocidos como ancestros formales de pueblos escogidos no son los únicos que pasman a los humanos ya que existen otras faunas que también absorben la veneración de muchos grupos que sin decirse sus descendientes les rinden respeto por sus atributos.

Muchos pueblos llegaron a venerar a Taurus como mito de fuerza, belleza y desborde genético. Sin reconocerlo como su Tótem los varones y las doncellas lo admiraron al punto de considerarlo como una ofrenda digna de los dioses y además contenedor de abundante sangre que al derramarse purifica la pecaminosa naturaleza humana. Así es como se llega a pensar que si se degollaba un toro sobre una reja de troncos tendida sobre un hoyanco en cuyo fonde estaba el pecador, el escurrimiento sangriento lavaba las culpas y reconciliaba al renacido con los dioses que cancelarían las ofensas al recibir las carnes del toro en holocausto y renovaban así su complacencia con el pecador tributario y recurrente. También se diseñaron danzas humanas incitando y evitando las cornadas de Taurus con participación de doncellas y donceles que afortunadamente quedaron grabadas en frisos, platones y cavernas de la antigüedad. 

Habrá que irnos hasta allá. El primer día los humanos ocu
paron los parajes que Alguien había asignado para que los señorearan incluyendo sus tierras, aguas, flora y fauna. Y aconteció que al paso de las eras planetarias los humanos aprendieron a convivir con multitud de criaturas bajo las aguas, al fondo del cielo y sobre la tierra entre las cuales destacó por su poderosa solemnidad el toro. Lo dominaron y convirtieron en ofrenda propicia a las Alturas y al paso del tiempo se encarnaron en el misterioso destino del toro que ellos mismos habían dado al animal. Y luego en algún momento mágico ­-sin clarines ni parches- el varón y la doncella deciden llevar más allá su propio asombro y lo convierten en valentía danzando y jugando con el toro para después con el pecho henchido por la inminente muerte que revolotea en las puntas elevadas participan peligrosamente en el ritual que rinde la vida de Taurus a las Alturas. Los desafiantes se detienen en la orillita del sacrificio y al término de la ceremonia que inician ambos sólo el estupendo animal trasciende el rito y es llevado en solitario al misterio de su muerte, de la muerte.

Aquí cabe una digresión toral: Los dioses no exigen tributos a sus criaturas. Son éstas las que obsequiosas rinden la pleitesía. Al menos tal ocurre en la Biblia en donde leemos que fueron los humanos los que tomaron la decisión de colocar ofrendas a la consideración de Jehová. En el Génesis son Caín y Abel -los primeros humanos- quienes deciden por su cuenta hacer una ofrenda de agradecimiento a Jehová y cada uno presenta lo que su laboriosidad genera. Caín el agricultor unos vegetales. Abel el pastor una oveja robusta tatemada que elevó su aroma grato. Jehová inconforme recrimina a Caín por su tributo y alaba a Abel por el suyo. De ahí que Caín resentido se echa sobre su hermano Abel y lo mata.

Poner atención: Jehová no ha pedido las ofrendas, se las han rendido espontáneamente y su preferencia por una de ellas ocasiona el primer homicidio.

En la lectura muy recomendable y provechosa de la Biblia encontramos posteriormente otros tipos de ofrendas a Las Alturas que se basan en el agradecimiento, como es el de Caín y Abel asimismo se da el de Noé cuando termina el diluvio. Otras ofrend
as todas ellas sacrificando animales se rinden para suplicar favores, otras ya no gracias sino verdaderos milagros, algunas se hacen para anticipar el perdón de inminentes pecados de la familia, etc. Esto es, las ofrendas hacia las Alturas tienen varios propulsores y con el paso del tiempo logran más fama las peticiones de perdón por pecados perpetrados dada la imperfección humana. En pocas ocasiones la misma vida del pecador puede ofrecerse para migrar a la dicha eterna. Pero los humanos prefieren escabullirse y para no inmolarse ellos mismos por sus pecados cometidos, optan por sacrificar a otras criaturas en su nombre y así lavan sus culpas sin pasar por la pena de sufrirlas en cuerpo propio. Este recurso es el vicariato, es decir que sean otros quienes tomen mi lugar.

Volvamos a lo nuestro.

Tal es el sacrificio de Taurus. La Tauromaquia o Lucha con el Toro se nutre en los atavismos milenarios y nos alcanza en este siglo XXI como la tradición de un sacrificio no tan visible que recibe el impacto de los Usos y Costumbres de la modernidad y aunque la moda no es tan atropellada para cambiar la tauromaquia como se manifiesta en el resto de otras áreas si le ha impreso cambios. La coreografía e indumentos empleados sobre la arena en este Siglo XXI pudiera desconcertar a un practicante de aquellos tiempos en que se buscaba la ablución con sangre. Pero si ese viajero en el tiempo observara una ¨corrida de toros¨ caería en cuenta entrecerrando los ojos que debajo de lo novedoso persiste el antiguo rito. Y es que en la superficie la nuestra es una fiesta donde según la mayoría de los comentaristas que menosprecian la redención de los pecados se aplican más a tratar el solaz y esparcimiento de los que pagan su entrada (que ya no van como pecaminosos en búsqueda de perdón), y que son meros festejantes de feria que lo único que buscan es distraerse un poco y también echar relajo.

No es así. Después de una tarde taurina cuando se logra amalgamar el clamor popular con el arte del oficiante, ¿por qué los testigos salen de la plaza desahogados? Después del cumplimiento de la estética evolución de la danza con que el diestro acompaña los últimos minutos del toro, el pecho se les ha renovado y queda espacioso para recibir el aburrimiento pecaminoso de los siguientes días hasta que llegue la otra tarde y el otro desahogo. Por su parte muchos diestros en su interior desearían morir sobre la arena, frente al toro. Deseo no siempre externado, que indica que en el fondo del rito está agazapada la fascinación por la muerte culminante. A muchos toreros les gustaría morir frente a un toro; difícilmente este pensamiento pudiera considerarse como la fresa que coronaría un divertimento; por el contrario, es el profundo meollo del rito de la Tauromaquia.            

 

LA ACTUALIZACIÓN  

Es una perogrullada decir que al pasar los siglos se van agregando usos y costumbres a las conductas humanas y por supuesto ese el caso de la Tauromaquia. Pero hay que mencionar algunas adherencias sufridas por nuestro arte taurino. La tauromaquia llega desde los siglos pasados a nuestra circunstancia actual mezclando alguno de sus componentes y conservando otros intactos.   

 La modificación más obvia que acusa es la de la condición del toro bravo que ha sido traído de áreas agrestes a campos tranquilos donde
se les alimenta y se evita la mezcla de su sangre brava con fluidos mansos. Se antoja suponer que fueron las maniobras de los ganaderos, las talegas del público aficionado y los paladares contemporáneos los principales modificadores de la condición del toro actual. Hay otros muchos rasgos que al cambio del tiempo han dado otro rostro a la Tauromaquia y que trataremos en su momento.

Por ejemplo. La migración espacial del espectáculo -que llevó siglos- que en un principio se realizaba sobre la plancha cuadrada de una plaza pública y que ahora se disfruta dentro de una construcción circular más apropiada para el testimonio visual y control de la chusma. La explanada pública diseñada para las manifestaciones cívicas en veneración al monarca o en contra del tirano, fue aprovechada por los cultivadores de la Tauromaquia. Para acomodar las arremetidas de los toros y las escabullidas de los toreadores, el espacio tuvo que acotarse con trancas, barrotes, rejas y tablones para efectuar la fiesta taurina conteniendo a los mirones y dejando a otros quienes aprovecharon los balcones y ventanas de los edificios adyacentes. Esta puesta en escena sobre la explanada cívica fue obligada porque -diría el filósofo de Güémez- resultaba más fácil traer el espectáculo a la ciudad que llevar a las multitudes al campo abierto a que participaran del Rito. Esas condiciones transformadoras de la plancha urbana hicieron inevitable el despeje inicial de los curiosos antes del evento sobre la explanada. Fue una disposición indispensable en la plancha cívica donde los curiosos, paseantes, rufianes y demás caterva eran un estorbo para que los toros tuvieran más fijeza persecutoria en los atrevidos toreadores itinerantes que en los oriundos irresponsables. Al paso del tiempo se vio la conveniencia de edificar espacios apropiados para la coincidencia de humanos con fieras y se pensó en recuperar la experiencia de las construcciones ovaladas romanas donde los bestiarios y gladiadores además de luchar por sus vidas, lo hacían circundados por muchedumbres frenéticas. Los imaginativos urbanistas empezaron por ochavar las planchas cívicas para evitar los rincones propicios a las querencias. De la construcción ochavada pasaron a pensar en la circular. Migraron así del cuadrado cívico al círculo taurino que por cierto no se vincula ni lejanamente con la famosa expresión inversa de encontrar la cuadratura al círculo. Se ha conservado el término de Plaza de Toros a una construcción circular u ovalada que con mayor pertinencia geométrica también llaman ruedo, redondel, circo, embudo y hasta cono truncado invertido, pero persiste la preferencia por decirle plaza y además de acuerdo con el reglamento la siguen despejando, aunque el ruedo esté desolado.

Y luego tendríamos el asunto de llamar corridas de toros a los rituales que celebramos sobre el redondel arenoso. Las corridas fueron y siguen siendo las estampidas con que la chusma compartía y comparte con los animales el recorrido desde el desembarque hasta los patios en las que esperaba Taurus el momento de la lidia. Esas estampidas de los toros desde el lugar de la llegada a la ciudad hasta las corraletas donde los retenían antes del evento eran de tal suerte desordenadas que muchos humanos llegaban primero que los toros y éstos por su cuenta en su galope dejaban atrás a decenas de trastabillantes etílicos. Eso era (es), correr los toros. Es una corrida de toros que pocos hemos vivido y muchos menos participado.   

Tenemos otros añadidos a la tauromaquia algunos de los cuales fueron temporales y han desaparecido por la despreocupación de una generación que no hizo la entrega a las siguientes que por su parte no vieron la importancia en recibirlas y conservarlas. Otros rasgos ya reposan en algún texto traspapelado y polvoriento. Por ejemplo, es conocido el hecho que la actual muleta y su estaquillador y la función que los toreros les dan en estos días fueron en su origen una banderola con varilla aprovechada para ondearla e incitar al toro. Otro ejemplo sería la función que la esclavina tiene en la confección de un capote. Un conocido narrador de lidias aceptó no saber para qué servía la esclavina. Habría que señalar que no es un apéndice útil, sino una reminiscencia del original capote. No es adminículo que tenga uso para el quehacer taurino. El hecho es que los capotes todavía abrigan a los humanos y los protege de lluvia o frio. Parte de ese indumento es el refuerzo de la cobertura del cuello y hombros; asunto que se aclara si alguien se echa a la espalda un capote de lidia y si le diera uso cotidiano percibirá que la esclavina daría aún más protección a sus hombros. También el capote de luces despliega una esclavina bordada algunas veces más amplia que la del capote de brega. Ningún torero contemporáneo formal se atrevería a utilizar un capote sin esclavina, aunque no pudiera justificar su presencia. Hablando del capote de luces y su esclavina ornamental, El Pana algunas veces partió plaza con un sarape de Saltillo (población del México norteño, sin vinculación con la ganadería homónima), que en vez de esclavina lucía flecos blancos en sus extremos. No ha cundido esta modalidad; que por cierto y hablando de impronta de los tiempos, los sarapes de Saltillo que son cobertores de lana con franjas multicolores son una aportación artesanal de los tlaxcaltecas, paisanos de El Pana que fueron llevados en el inicio de la conquista española al norte del país para apaciguar a los oriundos de las latitudes norteñas.   

¡Al toro!

Después de milenios en los que se ha actualizado el Rito el tiempo no lo ha hecho irreconocible. Hay componentes rituales que permanecen sin ser carcomidos y que han llegado al Siglo XXI los que en verdad deseamos que permanezcan para siempre: 1) El Sacrificio del Toro. 2) La Exposición del oficiante al riesgo de muerte y 3) la Muchedumbre que parece desapercibida que en el rito se encarna en el torero como su vicario para el tributo a los dioses y lograr el consecuente perdón. A ver.

1)      El sacrificio del Toro.

Mantiene su importancia porque si no llega a culminar con la muerte del toro, el Rito queda mocho y no se eleva ya que el sacrificio carece del torrente de expiación. En nuestros días un toro regresado vivo a las corraletas es el escarnio sufrido por el oficiante, pero también un toro mal herido y tardo en su muerte sobre la arena aletarga la gloria del torero y el desahogo de la muchedumbre. Aún en las llamadas corridas incruentas (Portugal, Las Vegas), el toro ya toreado recibe la puntilla en las corraletas sin tener que sobresaltar a quienes después disfrutarán la hamburguesa o el rib eye. Pero de acuerdo con el Rito ha de morir a la vista de todos o en la discreción de la corraleta. Pocas veces mejor empleado el adjetivo de sepulcral para referirse al silencio multitudinario que precede a la estocada que culmina la lidia de Taurus. Cuando el toro rueda moribundo el público aplaude no por la alegría causada por su muerte sino por la ofrenda que significa su vida al misterio del más allá. En el Rito Taurómaco la sangre es necesaria para limpiar pecados. El toro no lleva delito alguno, no es culpable de falta alguna, pero en sus entrañas fluye la sangre brava que lava los pecados de quien como vicario de los observadores lo torea y la derrama para el acto colectivo de expiación. La necesidad atávica de verter sangre para cumplimentar el Rito se percibe aún en la actual suerte de varas. En ésta, el picador (que antaño era el protagonista del evento), provoca el derrame sanguíneo que cumpliría con el Rito, aunque en los tiempos actuales dicen que sangran al toro para ahormar la embestida como si la mayoría de las ganaderías actuales necesitaran de la pica (más agresiva en México), para que sus pupilos ataquen noblemente. Pocos han caído en cuenta que la llamada ahormada del toro es más asunto perpetrado años antes en las dehesas que salido de los flancos de la montura acorazada la tarde del ritual.

A menudo se olvida que en el actual ritual taurino los asistentes durante siglos han sido y siguen siendo observadores participantes que es la explicación de por qué el clamor que provoca el éxito del torero es un desahogo multitudinario de cargas acumuladas y la expiación de la culpa de masas que provoca lo bien hecho por el diestro. Son observadores participantes integrados emocionalmente al espectáculo. Comparten el éxtasis que logra el oficiante mismo cuando ejecuta los lances y pases y los esculpe con emoción estética. ¡Que exaltación nos inflama el pecho cuando el oficiante acompasa la embestida baja que es el intento del toro para levantar el engaño y tasajearlo en lo alto con los cuernos poderosos!  En esos instantes el diestro templa su arte humano con la bravura animal y pone esa unión al servicio de la estética. Hay que decir que no sólo lo bien logrado con acuerdo a la liturgia taurina genera el desbordamiento multitudinario de culpas, ya que las algaradas por su propio derecho también son desahogos que vienen desde los tendidos: las broncas con cojinizas también son taurinas. A falta del exuberante éxito taurino nuestras almas también se liberan cuando el ritual simplemente se cumple con escrupulosidad porque sólo así se guarda el equilibrio necesario del universo. Por eso el meticuloso orden de los momentos de la liturgia taurina no debe trastocarse ya que sería más que un insulto y herejía un verdadero atentado al orden planetario. El caminar del tiempo, sin embargo, opera insaciablemente y labra toda creación humana con cambios sutiles y al final de los siglos las criaturas tienen frente a sí algo parecido a la idea original de sus ancestros. Algunos pueblos taurinos ya tienen descartada la muerte del toro como el momento ritual culmen y por lo tanto la fiesta, su fiesta está trunca y no llega íntegra a sus días porque todos los toros se van vivos.  

2) La exposición del oficiante al riesgo de la muerte.

Los gritos de los asistentes alentando al torero a que sea valiente, que no le saque (el cuerpo al recorrido del cuerno), que le entre (a la dirección de la embestida), que le atore (se atraviese al viaje), que se plante (como árbol fijo). Nos parece que, si el toro no se siente desafiado por la lejanía del torero, no tiene por qué atacar. Entonces los gritos más que insultos a un trémulo oficiante son en el fondo reclamos de quienes que necesitan desahogos y que al no embestir el toro el torero no arriesga la vida en su nombre y la multitud no podrá limpiar su alma. Por eso urgen que el torero juegue con la muerte que juegue con su vida porque necesitan desbordar sus culpas y si el torero ¨le saca¨ se quedarán con ellas. Conviene aquí mencionar que los llamados terrenos del toro esos que hay que pisarles para que embista, también pueden entenderse como el espacio territorial que los vivientes tienen y que es un espacio de diferente superficie dentro del cual aceptan, rechazan o atacan a los intrusos. Dentro de ese territorio los vivientes permiten sin sobresalto que deambulen los de su especie. Pero si un intruso hombre o bestia ajena se adentra en ese espacio que tienen reservado para los de su especie responden huyendo o atacando. De la misma manera sobre la arena cada el toro domina un espacio vital en donde no acepta intrusos y por eso ataca o huye –si es manso--. Entonces cuando los aficionados azuzamos al torero a que provoque la embestida, estamos incitándole a que invada con elegancia el dominio territorial de la bestia metiendo el engaño suavemente —no sacudiéndole-- en su espacio vital para incitarla y así cuando se dé el ataque lo suavice con el temple indispensable para generar la emoción estética. De llegar a ligar varios pases sin tener que volver a sacarlo de su espacio vital, tendríamos el acabose. Esa coreografía don de pocos para emocionar a muchos tiene que escenificarse cerca del riesgo de muerte. Sólo así el desafío mortal del oficiante permite la experiencia cabal del vaho de la muerte y la emoción estética de la vida frágil. El capote o la muleta en cualquier momento pueden convertirse en mortaja.         

 

3)      La muchedumbre y su vicario.

En casi todos los deportes el protagonista es acompañado por la muchedumbre situada sobre los graderíos que se vincula emocionalmente en el ejercicio. Las excepciones notables serían las pruebas ultra maratónicas terrestres, acuáticas o sobre la nieve o dentro de las nubes en cuyos desarrollos resulta imposible el acompañamiento físico de los aficionados. Claro el recurso televisual nos permite acompañar a los atletas entre las nubes y hasta en la oscuridad abisal, pero el caso es que la relación de los que atestiguan y entran en comunión con los héroes no es la misma si cada uno prefiere arrellanarse frente a la pantalla domiciliaria o disolverse en los estadios vociferando a pleno pulmón en apoyo o protesta del desempeño del vicario que lleva la carga emocional de la multitud. Recordemos que la Tauromaquia no es deporte.

El sacrificio de Taurus es necesario para la descarga emocional de los practicantes. Mientras llega la culminación mortal, el torero escenifica con él frente a la muchedumbre un pas de deux en el que parece que la Parca traza su espiral dentro del coso esperando un pas faux para elevarse con la vida del oficiante y no la de la bestia cuyo paso al misterio es el acto final marcado por la liturgia en esos veinte minutos que lleva siglos transcurriendo.

Cherche la femme Esta expresión era (tal vez lo siga siendo), muy frecuente en la literatura detectivesca francesa en que para desentrañar cualquier caso policiaco debería empezarse con la búsqueda de La Mujer cuyos encantos pocas veces inocentes estaban casi siempre en la clave de la intriga. Pudiéramos actualizar ese imperativo --que en la actual circunstancia social se describiría como misógino--, para calibrar la evolución que ha tenido Ella en la Tauromaquia.

El acompañamiento femenino en los toros empezó con las doncellas insinuantes frente a Taurus, luego por asociación necesaria de Taurus con la agricultura las mujeres atendiendo otros quehaceres no convivieron con el cambio gradual del evento que se convirtió finalmente en faena varonil y al paso de las evoluciones siderales fueron quedando cada vez más alejadas de su confección. Los hombres, a caballo y a pie --caballeros y peones--añadieron con el tiempo más rasgos a la Fiesta sin que llegaran los aportes que pudieron dar las mujeres de haber permanecido junto a la evolución del ritual.

¨Si la mula dice no paso y la mujer me caso, la mula pasa y la mujer se casa¨ Esta conseja que no todos consideran misógina –y sin duda lo es—viene al caso porque la literatura taurina añeja registra en muchas páginas la resistencia de muchos a que toreen las mujeres y cuando algunas toreras lograban pisar la arena trataban el hecho como curiosidad, en el mejor de los casos y como una abierta herejía y en otros casos hasta la denigraban como desbarajuste hormonal. Por fortuna la perseverancia femenina triunfó y hace tiempo que se les otorgan Alternativas y se les asignan Fechas; ambos eventos con cuentagotas. Uno de los indicadores más estratégicos para evaluar la democratización de una sociedad es la cifra de la participación femenina en el campo abierto social fuera del enclave doméstico. En la Tauromaquia la presencia de las mujeres es minúscula y parece estática. Pero Habemus Toreras. Aunque no tantas como correspondería a la mitad de la población de las ocho repúblicas que legalmente realizan rituales taurinos. Es decepcionante la lentitud con que algunos componentes democráticos se incorporan a la Tauromaquia. Pero ¨ái la llevamos¨

 

 

EL NEGOCIO

 

¿Quiénes hicieron la proeza de regresar los toros a La México?

Fueron varios grupos los que lograron la reapertura de la Plaza México. Los grupos de presión taurina que alcanzamos a percibir registraron distintos pesos en la báscula que marcó el regreso. Nos atrevemos a ordenar esos grupos por su importancia. Tal vez el conglomerado determinante para el retorno de los óles, es el que ocupa los tendidos de Villa Melón. Habría que señalar que ese colectivo no está consciente de su fantástico poder, --como la nínfula de Nabokov—bien sabemos que ellos son los principales apoyos de la fiesta y aunque ellos mismos lo ignoran los señores comerciantes bien que lo registran en sus cuentas. Queremos decir que los comercializadores del espectáculo que le echaron los kilos determinantes a la báscula lo hicieron viendo de reojo a los tendidos. Y para bien de la Fiesta --los que viven de ella y los que sólo la disfrutamos-- primero los villamelones.

Existe otro grupo de alta presión. Es un grupo más consolidado. Es el de los comercializadores. Fueron ellos quienes sin perder de vista a los villamelones astutamente combinaron la figura legal del Apartado con el modelo del Abono para erigir un nuevo mecanismo que se emparenta con un atraco
en despoblado porque mantuvieron pegándola como chicle bajo la silla, La Reventa Programada que lleva siglos. Por si fuera poco, el boleto trae una afrenta impresa que la maquillan como Pago de Servicio. Apartado, Abono, Reventa, Servicio y Esquilmos. Ese fue el principal negocio. Escuchamos lloriqueos de aficionados que sintieron el abuso y que entre lágrimas y quejas compraron sus entradas. Los que interrogué me dijeron que después de todo, que bueno que habían vuelto los toros. A ellos los resignados y a los que quedaron inconformes les he de recordar irreverentemente que Jesucristo se compadeció de ladrones, traidores, asesinos, prostitutas, apedreadores de coquetas, pero cuando le tocó lidiar con comerciantes les soltó algunos chicotazos. Lo menciono con todo respeto, como está de moda decir.

Fue el aguijón de esa pingüe ganancia que les picoteó en las costillas a los interesados para desplegar la batalla contra los textos legales mal redactados y peor fundados a escudriñar encierros, a buscar entre los diestros anhelantes, someterse a los mandones. Una escaramuza que ganaron al menos momentáneamente. Faltaría agregar el revoloteo de comerciantes que se complacen con el doble costo de la renta de cojines voladores que tiene dos versiones:  el costo impreso en la lona y el reclamado por el afanoso comerciante que hasta vende los programas que fueron impresos para su distribución gratuita. El cuidador de autos que permite que permanezcan en lugares públicos por un moche. Por supuesto que hay buhoneros nobles que cumplen con su honesto quehacer, pero son los menos.

Otro grupo influyente -que no alcanzó a ser determinante- es el de los diletantes taurinos, que durante la veda y también durante las temporadas normales, dictaminan sobre la tradición milenaria. En esta sequía fueron quienes atendieron con sabrosura, aunque no siempre juiciosamente la importancia de la tauromaquia con micrófonos, teclados cibernéticos, sobre mesas de conferencias, comilonas, lugares comunes y en distintos ámbitos de la chorcha taurina.

 

Bueno. Una vez intentada y tal vez lograda la explicación del El Rito, El Negocio y El Espectáculo vinculada a la Tauromaquia podríamos proponer un juego para explicarnos lo acontecido y eventualmente entender el significado de El Regreso de la Fiesta. ¿Usted como empezaría a comentar el retorno de la Fiesta? ¿Qué le llamó más la atención?...

Pero antes de que conteste permítame dar el acceso a una autora aparentemente ajena a la Tauromaquia y cuya genialidad consiste en ligar las matemáticas con la literatura y otras artes. Sarah Hart es una matemática geómetra sobresaliente que en su libro Once Upon a Prime dedica su genial don a recorrer muchas vinculaciones que han sido descubiertas por genios matemáticos, y literarios, así como pintores. El hecho que nosotros propongamos el triángulo El Rito, El Negocio y El Espectáculo para analizar y entender nuestra afición y que resulta ser una construcción geométrica nos hace quedar en el dominio conceptual de Sarah Hart. En el anterior párrafo hago la proposición central de mi disertación y que es proponer El Rito, El Espectáculo y El Negocio como las querencias que acotan a La Fiesta de la Tauromaquia. Considerando las distintas permutas que se originan con este trio, --tenemos que decidir con cuál de los tres términos empezaríamos a comentar lo visto. Hay seis secuencias para disertar alguna de las cuales nos cuadra mejor. ¿Cómo empezamos? Piense en cómo le empezaría a contarle a un amigo lo que Usted vio en el serial taurino.

 

1a) El Rito. La Actualización. El Negocio.

) El Rito. El Negocio. La Actualización.

3ª) La Actualización. El Rito. El Negocio

4ª) La Actualización. El Negocio. El Rito.

5ª) El Negocio. La Actualización. El Rito

6ª) El Negocio. El Rito. La Actualización.

                                                                                                                                                           (El autor con la Matadora mexicana  Hilda Tenorio) 

Si opta por la primera secuencia: ¨Ya necesitaba estar en la plaza llena con la gente alborotada. (Rito). No me gustó que el torero de más alterativa no haya confirmado, debió hacerlo. Los toros apenas cumplieron. (Actualización) Pero se mandaron con los precios. (Negocio). ¨ 

O la sexta secuencia: ¨ ¡Esos precios, luego salen en las Mañaneras de que no hay inflación! (Negocio). Ver el despeje y el paseíllo, eso vale la entrada. (Rito). Debieron darles mejor fecha a las toreras. (Actualización)¨.

En el caso de la cuarta secuencia: ¨Me gustó que la sinfónica estuviera en el ruedo. (Actualización). Bonita la plaza llena.  ¿Cuántos millones habrán ganado? (Negocio). Ya no deberían matar a los toros, ya ven, a la torera se le fue vivo uno, se me hace que ella no lo quería matar. (Rito

Etc.

Por último, lectores sobrevivientes: si añadimos en nuestras seis permutas Me gustó, No me gustó, en cada uno de los vértices, las posibles conversaciones se elevan (me dice mi consultor aritmético) a 48, casi a medio centenar, y si ustedes los aficionados osan armar tamaño bodrio podrían colmar los días necesarios hasta que volvieran a sonar los parches y bronces taurinos.

FIN

 

 


lunes, 25 de septiembre de 2023

MAYAB-IRUÑA


 

PATIO DE CUADRILLAS La creciente expectación por los recorridos públicos del Tren Maya --que nació como proyecto hace más de cinco años y que ahora en 2023 casi es una obra terminada, pudiera incluir una sorpresa para el arriesgado viajero fuereño. El hallazgo sorpresivo consistiría en dos vestigios centenarios:

CIÑENDO EL CAPOTE DE LUCES

1º) Los vagones sobre carriles de acero que ya tienen trescientos años movidos por vapor y electricidad en este avatar yucateco será un Kukulcán actualizado con la mitad de sus deslizamientos electrificados. Y 2º) Las corridas de toros que hace casi quinientos años que fueron traídas a esta península se han revestido con cambios y se presentarán a los ojos modernos con ropajes y rituales prehispánicos debajo de los cuales el viajero avisado reconocerá la usanza española.  

TALLANDO LA ARENA ¿Qué vinculación puede darse entre la flamante obra ferrocarrilera y la interpenetración cultural española-maya que es evidente en los festejos taurinos de la península yucateca?

CIELO ANDALUZ Pues bien, ambas expresiones tanto la tecnológica del tren ferroviario como la milenaria tauromaquia al asentarse en la península yucateca lo hicieron sobre un horizonte venerable. La cultura Maya tenía milenios a la llegada de los europeos y para entonces ya habían colapsado algunas de sus ciudades que habían quedado cubiertas por el irresistible avance de la selva y la decadencia que abate todas las culturas e imperios que en el mundo han sido. La cultura Maya no había sido la excepción y como todas las otras culturas del planeta que desaparecen, pero nunca se van del todo a la llegada de los conquistadores conservaba vetustos vestigios de elevada importancia arquitectónica, lingüística, culinaria, artesanal, sartorial, medicinal y un largo etcétera.

CAMBIO DE SEDA POR PERCAL En su florecimiento la cultura Maya señoreó sobre un espacio geográfico algo mayor que la península Itálica. A la superficie de los actuales estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Tabasco, Quintana Roo, Chiapas se añadían extensiones de Guatemala, Honduras, Belice. Así se puede comprender la magnitud del territorio Maya que floreció con vaivenes durante milenios.

TORILES Iteramos: El pasajero que se aventure al viaje ferroviario y se detenga casi en cualquiera de las estaciones o paraderos estará por sorprenderse aún si es taurófilo con alguno de los más de 2 mil festejos taurinos que se realizan a lo largo del año y si no es taurino, pero tiene la curiosidad también quedará sorprendido de la tauromaquia del Mayab, como también es nombrada la península.

REMATE EN TABLAS

En el principio del pasmo está una sorpresa singular porque en la península se celebran anualmente más festejos taurinos que en cualquier otra parte del planeta. (La Fiesta No Mamifiesta Tauromaquia Mexicana. Tratado Trilateral Taurino.2020) Una minoría de ellas son a la usanza española es decir corridas formales llamadas de Postín, con toros bravos que no conocen los engaños y que son lidiados con coreografía de toreros profesionales. Otros miles de festejos son festivales Tradicionales que corresponden a las fiestas patronales de los pueblos con toros que ya tienen la experiencia de haber sido provocados por los humanos y prefieren perseguir más a los fugaces cuerpos bípedos que a los capotes, muletas sombreros o lienzos con los que tratan de desviar la cornada. También se dan otros festejos.

ENTERÁNDOSE Serían los llamados de Medio Postín con toreros profesionales batallando con toros bravos y aficionados que lo hacen con novillos muchos de los que ya han sido provocados decenas de veces por los feriantes y bravucones de barriada.

EL CAPOTE QUE RECOGE LA EMBESTIDA Aquí cabe una digresión: de los centenares de festejos taurinos que en las 8 repúblicas que las permiten en el mundo apenas unos pocos merecerían el nombre de corrridas. En la península las llamadas Baxal Toro o Baxal Wakax en estricto si son corridas de toros ya que el pueblo alborozado corre con los toros por las rúas que llegan a la plaza en donde serán lidiados. En la península yucateca el 2% de los 2 mil festejos son corridas, estas serían doscientas al año. (La Fiesta No Manifieta, p. 69)Órale. 

Luego hay Charlotadas con toreros cómicos que se acostumbran al final de las ferias.  

VERÓNICAS La vinculación viajero-tauromaquia es inminente. El recorrido de más de 1,500 kilómetros se hará sobre una vía férrea que aproxima al visitante a centenares de plazas de toros que tienen festejos durante el año por lo tanto un jinete que monte el caballo de fuego (traducción del vocablo maya para referirse al tren), y se aventure casi por cualquier tramo, tendrá probabilidad de conocer el juego escalofriante de un humano que se deja rozar por la muerte que el toro lleva en las puntas. Las más de 2 mil festividades taurinas que se dan anualmente difícilmente podrían pasar desapercibidas por esos turistas que precisamente viajan para ver, y en ocasiones para observar la variedad del acontecer humano.

PICA EN LO ALTO Con la llegada europea de ganados que incluyeron los vacunos las corridas de toros en la península yucateca empiezan a ser celebradas por los cuatro puntos cardinales, aunque es prácticamente imposible conocer cuántas van en el medio milenio que llevan celebrándose para el holgorio y esparcimiento de los nativos.


ZAPOPINA
Y son casi quinientos años de fiestas taurinas aunque si añadimos a la fiesta yucateca  los aportes de la mitología maya tendríamos que hablar de milenios porque los pobladores de los inframundos prehispánicos como serían jaguares, alushes y demás criaturas demoniacas o benévolas, que bullen en los sueños y pesadillas aborígenes se hicieron presentes en el mismísimo primer momento en que  aparecieron las primeras vaquerías donde se envalentonaron aquellos que transitaban los senderos donde Xtabay encantaba a los ilusos y que no tuvieron reparos para inventar juegos mortales con las bestias de procedencia ultramarina.   

CAMBIO DE SUERTE


Tendríamos pues que sobre los lomos de los toros traídos por los hispánicos se montaron las bestias y mitos emanados del Popol Vuh y así los festejos taurinos del Mayab son otra muestra del sincretismo de los pueblos de la tierra.      

SALIÉNDOSE DE LA SUERTE Sin duda alguna la más famosa plaza de toros mexicana que se construye y se desmonta cada año es La Petatera de Villa de Álvarez en el Estado de Colima. Es una construcción que se hace con troncos, bejucos, guano, lazos, ramas y las paredes que separan los palcos y protegen del sol, son esteras tejidas con palma que se conocen con el nombre náhuatl de petates, de ahí el nombre de esta plaza que año con año se erige y desarma desde hace casi dos siglos. Entre otras tiene la particular distinción que los palcos más exclusivos están al ras de la arena y los ocupantes separados de los trajines taurinos por ramas aseguradas con mecates disfrutan de la corrida y sus vicisitudes al mismo nivel que los toreros.

SALTILLERA Pues bien, en la península yucateca se construyen y desmantelan año con año centenares de construcciones semejantes que no llegan a ser tan famosas como la de Colima, aunque cumplen con albergar los festejos multitudinarios que atienden más a las tradiciones festivas de los nativos que a los dineros que los turistas derraman para contemplarlas.     

Nosotros hemos tenido la oportunidad de disfrutar en ambos escenarios los festejos de las plazas efímeras y tuvimos la sorprendente revelación que la tauromaquia mexicana, al menos en esos dos lugares, es contemplar, disfrutar y conmoverse con la fiesta española a través de los ramajes nativos y con toros a la mexicana y eso es en el fondo el tributo del caudal cultural nuestro que enriquece tan singular sacrificio taurino europeo de quinientos años de presencia planetaria. Órale.

PITÓN DERECHO
El historiador norteamericano
John Lloyd Stephens (1805-1852) relató las experiencias que tuvo en un viaje a Yucatán narración que se ha convertido en una referencia bibliográfica indispensable para quienes se interesen en los remanentes de la cultura maya en el siglo XIX. El extraordinario dibujante Frederick Catherwood lo acompañó y desafortunadamente para nuestro interés taurómaco no incluyó en sus estupendos dibujos alguno referente a los festejos taurinos.


PITÓN IZQUIERDO Las fiestas taurinas que describe Stephens tienen más de acoso a la bestia que de arte frente a la muerte. Dicho trato a las bestias está anticipado en el Popol Vuh: Primera Edad- Formación de la Vida Animal. [Como no podían rendir culto a los humanos por carecer del habla, los animales fueron castigados] 44. Y así fueron ultrajados y desechadas sus carnes, así quedaron para tributos y sacrificios, para que fueran matados y comidos todos los animales que hay aquí sobre la tierra.



CITA DESDE LOS MEDIOS El testimonio de Stephens es un buen ejemplo de cómo la fiesta ha ido evolucionando, desprendiéndose de la sentencia del Popol Vuh. Hace una descripción casi ingenieril de la construcción artesanal de las plazas y, como ya dijimos, de cómo eran tratados los animales en los festejos. De su reporte
podemos constatar los cambios que los ganaderos han impreso en sus hatos, los gustos de los aficionados por la fiesta y las modificaciones al espectáculo que los señores empresarios han hecho para recabar la mayor cuantía posible de monedas.

PÉNDULO POR LA ESPALDA No dejar en olvido que también la legión disneylandesa animalista ha trompicado la fiesta actual concediéndoles derechos a los animales y olvidando el correspondiente legajo de obligaciones. Tampoco nos han dicho qué derechos les adjudicarán a los alacranes, viudas negras, ratas, ratones y demás alimañas que Noé ignoró cuando las tuvo al alcance de sus pisoteos.

DERECHAZO Habíamos dicho que las corridas de Postín de la península son a la usanza española con toros de sangre brava que en un principio fueron traídos de España y que luego fueron criados con los escrúpulos pertinentes por ganaderos nativos. Se ha logrado buen ganado de lidia a tal grado que en algunas de sus entrevistas Manolete dijo que uno de los mejores toros que había toreado fue uno de la ganadería yucateca de Sinkeuel. En otra lectura leemos que había dicho: El mejor.

 

TORO DE REGALO Hay asuntos que para mí son claros. Por ejemplo ¿Cómo debe vivirse la vida? Pues bien, sólo hay tres opciones en que caben los 7 mil millones de humanos que cubren la tierra. 1) Hay que contemplarla con seriedad porque en el fondo nada está para celebrarse, es una tragedia. ¿Qué es eso del sentido del humor?   2) La vida tiene que transitarse riéndose porque no puede tomarse a pecho: todo es en el fondo trivial y ridículo, nada vale la pena para morir por ello. 3) Hay que darle tiempo al tiempo. Hay tiempo de reír, tiempo de llorar; tiempo de endechas y tiempo de alegrías.

Regresando al toro: si el párrafo anterior es sensato podríamos derivar tres tipos de toreo: 1) El seco de dos o tres lances, dos o tres tandas de muleta y estocada. El toreo es cosa seria. 2) El toreo despegadito, alegre, fluido, dirigido a las andanadas, muy consistente en el tiempo porque no lo detiene, lo adorna. Se cortan orejas inolvidables, ya olvidadas. 3) El toreo de relámpagos ocasionales, con temporadas de sequías, con milagros esporádicos, con años de aburrimiento, con tardes eternas que jamás se repetirán, con temporadas para el olvido.

ARRASTRE El tren Maya bien pudiera causar el segundo encontronazo que tengan los invasores. ahora turistas con el mundo aborigen en su avatar de taurino hospitalario.

IRUÑA

Después del terrible asunto del COVID 19 que trajo desolación a millones en todo el planeta y que como compensación enriqueció a los fabricantes de medicamentos y sepultureros que se hicieron aún más ricos, volvieron los toros a espantar valentones en las calles de Pamplona.

En julio de 2022 la emoción misteriosa de provocar al toro volvió a enardecer al contingente multinacional que ya tenía tiempo de adueñarse de los Fermines todos los veranos. Se deshojaron dos calendarios y para muchos ese bienio significó un vacío vivencial porque no vivieron las corretizas jadeantes con los cuernos abanicando el trasero fruncido.


Pues bien, después de esa sequía taurina, la fortuna me llevó por primera vez a los San Fermines y fue así como finalmente pude vivir lo que ya conocía por Inge Morath y Dominique Aubier, ( Guerre a la tristesse. 1954), Ernest Hemingway (1968), y un sinnúmero de notas del periódico y algunas revistas que narran siempre como si fuera la vez primera el recorrido por las calles de Correo, Corrientes, etc que los toros en medio del pavor de la muchedumbre recorren para llegar a las corraletas para de ahí escuchar los bronces que marcan el momento de ser toreados y muertos sobre la arena a manos de toreros de fama universal.

Las pamplonadas tienen fama universal. Quien se aventure como lo hice yo de deambular por las calles aledañas a la plaza con las calles convertidas en pasillos de cantina va a escuchar idiomas irreconocibles que hasta parecen jugarretas para que uno no entienda. En mi caso puedo reconocer algunos idiomas al oír a sus hablantes. Aunque

no sabría separar al coreano del chino o japonés y menos aún al rumano del serbio o al zapoteco de la sierra del senegalés y así hasta un decepcionante etcétera.  En Iruña durante los San Fermines escucha uno el vocerío de idiomas. Lo curioso es que casi todos los hablantes visten el mismo indumento: Pantalón blanco, camisa o pañoleta roja y copa de vino tembloroso que en la mayoría de los casos ya dejó constancia del color sobre la ropa.

Sucedió algo que yo no esperaba un caso verdadero de serendipia: Como es sabido la plaza de Pamplona está rodeada de altos árboles lo que hace que desde cien metros no vea plenamente la construcción. Pues bien, era mi primea vez y después de escuchar a una pareja hablar español pregunté por las señas para llegar al Coso. Me dijeron que no sabían, aunque venían de Madrid (ellos dijeron Madrí) pero no eran aficionados, sólo iban a la fiesta. Ahora lo acepto como algo esperado y natural. pero en ese momento me conmovió descubrir que unos españoles, vestidos de blanco y rojo, a media cuadra de la plaza, no supieran como llegar a ella… A su vez a ellos mismos pudieron ser sorprendidos: un extranjero vestido de blanco y rojo, con una copa atormentada de vino blanco no supiera como llegar a la plaza…

Pamplona recuperó los dos años sin fiesta;  Hermoso de Mendoza, Morante, El Juli, Roca Rey en la corrida emblemática. Los aficionados taurófilos se mezclaron con los aficionados al merequetengue. Eso debió ser siempre. Unos van a la fiesta callejera, otros a las corridas. otros más al disfrute turístico de la semana de fama mundial.

La fiesta en Pamplona es una bocanada de oxígeno para quienes creemos en el riesgo que los animalistas terminen con la tradición de siglos. Pensamos que es un mentís mundial a la sensibilidad animalista que terminará por obliterar todo el trato humano de los animales a quienes se les ha inventado derechos sin obligaciones.

Me acerqué a una joven mujer de rasgos alentadores: era una tagala y me escribió su gusto por la fiesta. Luego a uno con rasgos ¨parecidones¨ a mi idea de lo que un hispano hablante es. Resulto ser pakistaní, lo que me abochornó por mi dislate. Me escribió su gusto por el toro. Muy bien pudo él y la tagala escribir algún insulto, pero yo guardé sus escritos como evidencia del descubrimiento mundial de tan hermoso y misterioso sacrificio ritual.




Finalmente pienso, o tal vez deseo que la tauromaquia subsista y Pamplona que ya tiene perfiles mundiales por obra y magia de Morath, Aubier, Hemingway, Dayley y otros sea el enclave europeo de la fiesta y el Tren Maya penetre a la Fiesta No Manifiesta y genere un redescubrimiento de Yucatán para la gloria de los olés y los gritos numerados al señor juez.      



   


lunes, 27 de marzo de 2023

¿ALGUIEN SE INTERESA?

PATIO DE CUADRILLAS Tengo otra camiseta con la leyenda SOY 4T (Un dibujo de un toro) y el remate SOY TAURINO. Este indumento es negro a diferencia del blanco que llevé en la anterior salida al tercio que recomendó Castella. En aquella ocasión fue la marcha en que participó el mismísimo AMLO y cuyo recorrido hice también. Esa vez me percaté de que una sola pareja (cuya parte femenina tenía ojos considerables) había leído el mensaje que llevé en el pecho con la pretensión de provocar el diálogo que nadie quiso iniciar.

TALLANDO LA TIZA Este sábado de conmemoración de la Expropiación Petrolera de Lázaro Cárdenas la multitud acudió en serio ya que se trataba de una convocatoria presidencial con una motivación histórica, en un espacio predeterminado, a una hora cómoda y en fin de semana…Lo más seguro era que en esta exposición de camiseta dialogante se repartiría mejor la suerte.

CIELO ANDALUZ Los toros no embistieron. Un solo joven leyó SOY 4T y me preguntó que más decía y tuve que extender la camiseta arrugada. Cuando leyó SOY TAURINO sonrió y siguió su camino. Eso fue lo más cerca que estuve de un diálogo trepidante a favor a la tauromaquia. La pesada experiencia de compartir una convocatoria de medio millón de motivados, consumió algo de la adrenalina que traía para la posible confrontación con un anti. Mas no fue suficiente.

DOBLANDO CONTRARIO Una doña le comentó a su pareja y estoy seguro que tuvo la intención de incluirme en su audiencia: ¨Pobre gente, todos acarreados ¡qué lástima¨ Me di por ¨avisado¨ y acudí al engaño:  ¨No es mi caso, a mí no me acarrearon¨ Con agilidad le sacó al bulto y prefirió taparse. ¡Lástima, Margarito!

TORO DE REGALO ¡Venga! En un ritual taurino hay que ver al torero y también al toro. En una confrontación de ideas hay que ver y aclarar los conceptos. Cuando dos personas se enfrentan por sus ideas pueden ubicarse en tres escenarios distintos. El primero y que es el más frecuente es que intercambien dos monólogos. Cada uno tiene su retahíla de palabras y con algo de suerte de ideas, pero son pensamientos que no se exponen para inter penetrarse porque los parlantes aportan dos monólogos. ¨Eres un asesino¨ y se contesta:  ¨Tú no tienes cultura¨ Grita: ¨Los animales tienen derechos¨ La riposta: ¨La tauromaquia convoca a poetas y pintores¨. ¨Es un honor estar con Obrador¨, ¨Es un dictador que quiere reelegirse¨ etc. Ni una de las opiniones reconoce la anterior. No pueden integrar un provechoso intercambio. ¡No se trata de una conversación sino de dos monólogos!

El segundo escenario que puede darse es lo que propiamente entendemos como diálogo. La misma etimología nos dice de la narrativa transversal. De aquí para allá, de allá para acá. Claro en un diálogo debe de haber una disposición intelectual para aceptar lo evidente en el decir de nuestro interlocutor y por nuestra cuenta hacer proposiciones ceñidas por la convicción propia. Y ambos parlantes debemos ser adictos a nuestras posturas, pero debemos serlo más a la verdad.

El tercer caso, es casi cómico. Durante la infancia todos (¿todos?) jugamos a adelantarnos al discurso de nuestros interlocutores (Padre, madre, hermanos, amigos), y adivinando las palabras faltantes las pronunciamos al mismo tiempo. Por supuesto el interlocutor se sentía incómodo porque al conocer su discurso antes de terminarlo tal vez sentía los chiflones de la transparencia y por lo
tanto desnudez y de ahí la molestia. Me gritaba mi madre: ¨¡Ya vengan a comer!¨ Y yo  que por la hora  ya esperaba la invitación me pegaba a su convocatoria y al unísono concluía con ella: ¨…vengan a comer¨. Era un juego inocente que alguna ocasión mereció un sopapo de su parte porque abordé su discurso cuando teníamos visita en casa y a ella le pareció impropio que yo terminara a coro: ¨…les invito a un cafecito y galletas¨. No volví a jugar.

ÚLTIMO TERCIO Bien. Eso nos gustaría que pasara con nuestras futuras confrontaciones con los antis. Claro, quisiéramos que ellos terminaran con nosotros al unísono la perorata y no que fuéramos nosotros quienes nos apegáramos a su discurso anti taurino. Como de momento no hemos ni siquiera iniciado los monólogos creo que terminarán siendo los jueces quienes ventilen los alegatos encontrados y saldrán con un fallo a favor de la tauromaquia o una decisión que se apoltrone en el limbo jurídico. De momento sigo con mis camisetas sacadas del closet.

ARRASTRE LENTO Por cierto, estos escenarios se llaman respectivamente MONÓLOGOS cuando cada una de las partes vocifera sus líneas sin adecuarlas a lo que llega del otro lado de la mesa. Es un DIÁLOGO cuando se da el comercio de proposiciones y se busca el entendimiento. El último escenario ha merecido en muchas instancias el término de ESTICOMITIA, pero algunos diccionarios ignoran el vocablo mientras que otros le endilgan una connotación de pieza teatral que guarda cierta cercanía con el contenido que le damos en estas líneas. MONÓLOGOS.DIÁLOGO. ESTICOMITIA. Los tercios de la batalla por la tauromaquia.

SALIDA AL TERCIO Está claro (o a mí me parece), que los monólogos ya se cruzan fuera de las plazas, el diálogo lo haría sobre una milagrosa y futura mesa de debate, pero la esticomitia jamás en ningún piso de la Torre de Babel, ya que la esticomitia ni siquiera aparece en las tertulias de los mismos aficionados que compartieron la última corrida. Órale.