Señores de barreras y
del tendido,
Agiten los pañuelos
para decir adiós,
Al Pana, torero por
unos reconocido
E indescifrable por
otro montón.
Un pase suyo duró
nueve temporadas.
Fue una figura de
garra y de zarpazo
Mientras otras tantas
tardes
Los areneros borran
pases a paladas,
¡Nosotros recojamos
señores, aquel trincherazo!
¡Cómo abrías plaza y
cómo el capote!
Fuiste torero de
fuego y de chispazo
¿Quién como tú? Encorvado y con ese porte
Y de todos modos
señores, ¡aquel trincherazo!
No rendiste a la Gran
Figura
Y tú fuiste de pueblo
en pueblo
Porque su sombra te
tapó por años
Partiendo plazas bajo
el mismo cielo
Que da migas a unos,
a otros, buen sueldo
¡Pero ni te metió en
cintura,
Y menos te quitó redaños!
Torero de zapatillas
a montera
Torero irreverente y
de guamazo,
¡Ese par de Calafia,
en la frontera!
¡Y no olvidemos,
señores, el trincherazo!
Brazos bajos, mirada
fuerte y el hombro tenso
Verde y negro arropan
el pase de lento trazo
Crispado todo el
cuerpo, el momento inmenso,
¡Y viene ¨de’ai ¨ ese
trincherazo!
¡Mi torero!, partías plaza con arrastre lento
Taciturno y de mil
parrandas amanecido
Te fuiste como
toreabas, silencioso, sin moverte,
Te llevaron
maltrecho, sin movimiento
Sin darte cuenta que
templabas la muerte.
Después de haber
metido la vida en aquel brindis,
Tan amplio y
agradecido.
La última mirada al
testuz que arde,
Fue desde tablas, sin
sacar los brazos
No despediste al
toro:
Dijiste adiós a la tarde,
Y el encuentro se
volvió vuelo prolongado,
Y regresaste, sin
imaginar la pena
Tú que tanto la
habías besado,
Ibas a recibir,
ahora, El Beso de la Arena
Llegó el momento de
reposar,
Después del Beso de
la Arena
Como nunca te vimos,
yaces muy sumiso,
Aplastado, mi Pana,
Disuelto en la pena
De estar muerto, sin
estar.
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