PITÓN DERECHO En la más
reciente, tal vez la última corrida de El Pana en La México -26 de enero del
14- el toro acometió desde unos quince metros, rozando la curva del redondel. El
Pana inició un trotecillo hacia atrás, detrás del capote desplegado, con una
velocidad menor que obligó al burel a ralentizar su arrancón inicial. Llegó el
momento en que El Pana en firme marcó la salida, retuvo la reunión para
observar los modales para luego proceder al tendido de verónicas.
PITÓN IZQUIERDO Si partimos de
la idea que torear es templar la bravura, no aprovechar el viaje, entonces
lo que confirmamos en ese lance y muchos otros en la infinidad de tantas
tardes, es que se puede iniciar el temple desde lejos, porque desde aquí puede calmarse
la brusquedad del trote que viene de allá, con la lentitud de piernas, de
brazos y luego cintura para imprimir así, el ritmo del torero. Templar desde
lejos.
PITÓN DERECHO Caso distinto es
torear despegado, pero templado. Por cierto, es una de las distinciones de El
Pana, que aunque se inclina y acerca más el pecho que los muslos, templa la
embestida. Algunos disfrutamos ese sello, muchos más lo descalifican.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Otras tardes se ha visto como al dejarse venir
el toro desde allá, en línea al cuerpo, el torero saca al toro de la recta con
un ¨toque¨ y el burel, al hacer por el movimiento baja la velocidad atendiendo el
nuevo rumbo del engaño y algunas veces, para
regocijo del aficionado, humilla y ¨hace el avión¨ al ser templado en el
dominio territorial del torero. Óle
PITÓN DERECHO Se trata pues, del
temple, que es el tempo humano que puede
imprimirse a cuerpo limpio, con la sarga, con el lienzo, sobre el caballo, a la
embestida animal. De ahí que muchos aficionados descartan el encuentro a porta
gayola, las chicuelinas, los molinetes, las manoletinas o bernardinas como
pases, porque durante los mismos, sostienen, los diestros no tienen que suavizar
la embestida, sino simplemente aprovechar el viaje del toro para hacer el lance
que, por supuesto, puede salir lucido.
PITÓN IZQUIERDO Mantenemos la
idea de que torear es templar la bravura, no aprovechar el viaje.
PITÓN DERECHO Esta afirmación es
el resultado de los cambiantes gustos de aficionados, de los tiempos, de
los ganaderos y hasta es del beneplácito
del público ferial que, por otro lado también sigue aplaudiendo al torero habilidoso,
aquel que simplemente utiliza la embestida.
PITÓN IZQUIERDO Cuando hay
bravura, y sólo cuando la hay, puede darse la emoción del temple. Si no hay
bravura sino cierta acometividad cicatera del socio, habrá pases meritorios y
ya. Tenemos que aceptar que los toros carentes de casta y recorrido, aburridos,
no tienen el ímpetu siquiera para que el diestro aproveche el viaje;
simplemente porque no acometen.
PITÓN DERECHO En La México, el 9
de febrero del 14, El Zotoluco con un toro sin recorrido, que no embestía a las
primeras, en lugar de machetear para avivar una acometida que él pudiera atender
con la muleta, varias veces se puso en pausa frente al toro inmóvil, formando ambos
un grupo escultórico. El engaño quedaba adelantado y a los cinco segundos le
regresaba la genética al toro y embestía, diríamos que a regañadientes. El
Zotoluco daba pases lentos; varios de ellos gustaron.
PITÓN DERECHO Se trataba de un
toro tan apoltronado que al embestir en realidad parecía salir de su indolencia
para ver qué pasaba. El torero enterado de los esporádicos andares cansinos procedió,
en cada uno de ellos, a beneficiarse lentamente del viaje, no a templarlo; no
fuera que se cayera el animal.
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