PITÓN DERECHO Todos los que escribimos tenemos
una memoria interna y una memoria externa. Algunas de las vivencias las atesoramos,
otras las mandamos a los archivos escritos. El corazón es la memoria de adentro
y los párrafos la de afuera. Cuando el titular las separa, ellas guardan su
distancia y por lo general no se llevan bien.
PITÓN IZQUIERDO La externa no es la más
confiable, pero si la más fija e inmutable. La interna no es la más fiel, pero
si la más bella --como dicen que son algunas mujeres. Para contar lo que vimos
en Juriquilla, tenemos que tocar las aldabas de ambas memorias. Órale
PITÓN DERECHO Todavía, para complicar
más las cosas, debemos resignarnos a que las corridas podrían contarse de
tantas maneras como espectadores las presenciaron. Así que ¡Puerta!
PITÓN IZQUIERDO La plaza de Juriquilla
es una joya arquitectónica engastada en un barranco verde. Tiene tres mil
asientos. Los cuatro burladeros son de madera labrada. Un añadido de gradas se
eleva como frontal que sobresale del horizonte del resto del graderío; a su
lado una cascada cae por la pendiente, atrás de la plaza.
PITÓN DERECHO No hay vendedores gritando
en nuestras caras ni pidiendo el favor de pasar las tostadas de patas, ni tacos
escurriendo. Ni antes, ni después de la lidia. Hay orden en el callejón con
personas conocedoras y apenas las necesarias. La música calla mientras se
torea. Es una de las exigencias que señalan la clase de José Tomás. El patio de
cuadrillas sólo alberga toreros, picadores y peones. Es el orden que se
requiere para hacer arte. Las banderillas de los toros de José Tomás, blanco y
rojo. Las de Fernando Ochoa, a su gusto.
PITÓN IZQUIERDO Los asistentes nos reunimos
en un aplauso inicial para el recientemente fallecido Pepe Chafik, apoderado de
Manolo Martínez, ganadero sapientísimo y mentor del niño José Tomás a quien
albergó en México y propició que se formara como torero. Aplaudirle a Chafic,
es de alguna forma, reconocer la formación de José Tomás.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Fuimos de los
afortunados en asistir. Días después nos enteramos de la barbaridad de la
reventa…cuando había entradas. Pero muchos del medio taurino con conocidos e
influencias que en otras tardes fueron útiles, en esta ocasión ni siquiera la
amistad con los mismos parientes de los organizadores pudieron serles de
alivio.
PITÓN DERECHO Cuando apenas se apagaba
la orden del biombo, antes de la salida de los alternantes, sobre la plaza
plena se aplastó el primer protagonista de la tarde: la inminencia del arte efímero. Se clavaron las miradas en las
puertas de cuadrillas.
PITÓN IZQUIERDO Unos tamborazos más
fuertes en el corazón que en los tendidos, casi presagiaban un infarto pero
también auguraban una tarde inolvidable, a la que nos estábamos metiendo poco
antes que los alterantes lo hicieran.
PITÓN DERECHO Y aparecieron los
alternantes. José Tomás y Fernando Ochoa.
RECORTE La semántica nos avisa que sólo
hay un protagonista en un evento dado. Pero eso lo dicen los libros; que no
dejan de ser memorias externas, imperturbables. En cambio yo recuerdo que la
tarde tuvo a varios protagonistas.
PITÓN DERECHO Fue así como llegó el turno para el siguiente protagonista: el capote de José Tomás. Cerca del burladero de matadores recogió
primero la vista del toro, luego su galope y se extendió suavemente para
quedarse con la primera carga que hacía el toro en su vida.
RECORTE Se comenta que desde Nimes, José Tomás
confecciona sus capas y muletas con seda pura; esa primera y las siguientes
perlas de verónicas no pudieron recogerse con otro tejido.
PITÓN IZQUIERDO La ligazón sedosa de la muleta fue el tercer protagonista de la
tarde. La coreografía del pas de deux tan leve que no lo sostenía la arena,
sino el óle interminable que se elevaba más allá de las nubes de Juriquilla,
que se deshicieron terminando la lidia del segundo de la tarde. La distancia
impecable que no violentaba al toro sino que lo atraía con una sola pulsación de
muñeca.
PITÓN DERECHO Los apuntes dicen que asistieron
3 mil aficionados y que la inmensa mayoría fue arrebatada por la magia de José
Tomás y que el grupo de amigos estábamos en el 5º tendido, 8ª fila de sombra, el sábado 3 de mayo de 2014,
por la tarde en Juriquilla, Querétaro, México.
PITÓN IZQUIERDO La memoria interna prefiere
otro escenario. Estuve solo. Sin asiento, ni distancia, sin acompañantes, ni
fecha, viendo al torero. La luz sin horario; la tarde que arde. El toro, el
torero, la hermosura que no se desbordaba porque la contenía la ligazón quieta,
apacible. La belleza sin espacio que la contuviera, sin reconocer tiempos muertos;
henchida la tarde de pasión estética; nadie, sólo José Tomás, el Toro, el Arte y
yo.
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