PITÓN
DERECHO Jorge
Espinosa de los Monteros fue quien nos anunció desde la contraportada, la
originalidad de la lectura de Lecumberri, lo que para nuestra suerte, se
corrobora. Encontramos que la originalidad es la sobriedad con la que los
Lecumberri atienden su vocación a la crianza del bravo. Agrega a lo anterior
una muestra de refranes, entre los miles del folclor y los emplea como hierros
para marcar los capítulos. También echa frecuentes vistazos a su, por lo visto,
amplia biblioteca familiar.
PITÓN
IZQUIERDO José
Antonio Luna es el prologuista de esa aventura ganadera y, como ya se dijo, la piedra
filosofal debe combinar sangres: ¾ de San Mateo, aclimatación mexicana de Saltillos
y ¼ de Navarros, de allá, del sur de los Pirineos.
PITÓN
DERECHO En
sus elucubraciones para aislar los vientres y sementales necesarios para el
menjunje ansiado, Lecumberri recurre a lo próximo y lo lejano, tanto histórica
como geográficamente. Y hace un recorrido larguísimo con episodios y anécdotas
de sabores varios que para bien de los ausentes los encuaderna en el libro
mencionado.
PITÓN
IZQUIERDO
En el Diario de Viaje resultante aparece la fauna y flora completa del pensil taurino.
Fauna, los insaciables comensales del hartazgo en que han convertido la fiesta
y la flora de los personajes probos y honestos. Los rufianes y amigos; golfos y
obreros hacendosos. Burócratas corruptos y funcionarios rectos. Resulta
sorprendente la tolerancia con la que los lectores reconocemos tales
especímenes como los asistentes a la Fiesta. .
PITÓN
DERECHO Es
bueno encontrar en los retratos hablados varones probos y dilectos cuates,
confiables socios y amigos entrañables; empresarios confiables y toreros
valientes. Los varones justos que no firman los tratos y que, aún así, los cumplen cabalmente.
PITÓN
IZQUIERDO
Sobre la arena la preocupación por el juego que den sus toros no le cancela la apreciación
festiva de la circunstancia folclórica de plazas como la de Vizarrón, las de
Atengo y Arroyo y las tientas en su cortijo. Nos invita a una divertidísima
fiesta taurina con el pretexto de los esponsales de un hijo.En esta
ocasión así como en muchas, se revela
como un confiable observador participante de las costumbres folclóricas.
PITÓN
DERECHO La
feria de Atengo es un ejemplo divertidísimo de su cuaderno etnográfico así como
las participaciones de las Reinas de tacón alto sobre los alberos: luego el
paseíllo, no bajo el Cielo Andaluz, sino sobre la marcha Zacazonapan.
PITÓN
IZQUIERDO
La portada de
Óscar Matchain Martínez cercena a Navarrito, el semental de lujo, en dos mitades que se acomodan en las pastas. Tal diseño nos obliga a espantar las moscas y recordar que la Fiesta tiene las suyas, igual de molestas. Esas tres moscas tan inevitables que casi llegan a ser indispensables en los chiqueros, nos recuerdan el título y el sol difuso nos hace arder de ganas de la lectura.
PITÓN
DERECHO Las
ilustraciones de Jorge Matchain Martínez hacen juego con la narración porque
presenta a las vaquillas, toros, vacas y novillos con rasgos anchos que les va
bien a la imagen de dureza de la ganadería. Los que sobrevivimos a la
tecnología del revelado del negativo y pasamos
por la maravilla del polaroid y
apenas entendemos la imaginación digitalizada, celebramos el talento del
dibujante cuando monta rostros de bibliófilos del siglo XXI sobre una pintura
del XIX.
PITÓN
IZQUIERDO
La manipulación de Jorge es tal que los rostros incluidos muestran cierta complacencia
para posar. Ese ensamble de caras nos hace recordar que los fotógrafos de
nuestra Villa de Guadalupe, nos hacían sacar
la cabeza por los huecos ovales recortados sobre una escena aérea. La foto
resultante, una vez revelada en la cubeta rebosada, nos hacía copilotos de
Sarabia o Lindbergh. Aquí, en la página 256, los Bibliófilos Taurinos de México
comparten el patio de cuadrillas con peones, toreros y aficionados de hace
doscientos años.
RECORTE En un exceso reduccionista
pudiéramos trazar dos triángulos para albergar la obra de Lecumberri: el triángulo
de cúspides de Bravura, Nobleza y Tipo, para el reino animal y los vértices en
que se engloba su comportamiento de ganadero: Cariño, Paciencia y Buen Gusto.
Órale.
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