PITÓN DERECHO La topografía de Tijuana permite que desde Villa
Charra se domine parte de la mancha urbana y es un regalo divisarla por la noche
cuando aparenta haberse transformado en un coruscante traje de china poblana. La
construcción principal es una gran herradura de graderías, de buena altura, tal
vez unos quince escalones en las dos extremos más altos, sin techo y unos diez
en los tendidos que están protegidos contra la lluvia y sol. El disco de arena tiene
cuarenta metros de diámetro y una ancha vía, llamada manga, la conecta a las
caballerizas y corrales. De manera tal que visto a ojo de pájaro, parecerá una
gran espátula redonda y plana con un mango largo. Algunas suertes charras
consisten en derribo de novillos a pié y a caballo a lo largo de la manga y
también otras que hacen uso del redondel.
PITÓN IZQUIERDO El patrón de Villa Charra es Carlos Bowser empresario
que tiene una veintena de años en el esfuerzo y Lucio Bojórquez su maestro
constructor que ha puesto lo mejor de su oficio y buena parte de su vida también
en una edificación que ambos han entregado a Tijuana, tan ultrajada y tan
querida. Una construcción sin ninguna de sus partes en calidad de mientras. El
resultado de momento, es un coso inconcluso que tiene una alta barrera de
primera fila y donde usualmente se extenderían los capotes de luces es una
balaustrada semicircular que da una apariencia más de mirador de paisajes que
de proezas taurinas y charras.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ El conjunto arquitectónico resulta
atractivo, alejado de los perfiles usuales de los lienzos charros aunque cumpla
con todas las necesidades físicas de uno. Además en Villa Charra tienen un
kiosco para audiciones y un palenque de gallos. Algunos salones para reuniones
bajo techo y espacios al aire libre para instalar las mesas de comidas y
bocadillos de la cocina fronteriza mexicana.
PITÓN DERECHO Ya que hoy tendremos corrida de toros se cierra la
totalidad del disco con portones metálico y se inicia el festejo de cuatro
toros y cuatro matadores. En el paseíllo más que de cortesía se escucharon palmas
de afecto porque dos de los cuatro toreros son de casa: César Castañeda y Pepe
Hillo. Óliver Godoy y Alfredo Díaz, El Conde, son de Guadalajara. Los cuatro de
alternativa y se ven concentrados para exprimir las oportunidades que les den
los toros en este frio atardecer tijuanense.
PITÓN IZQUIERDO Los toros no fueron propicios. Alcanzamos a ver
algunos destellos artísticos de sus matadores. Como era de esperarse la falta
de corridas se nota más en la suerte de matar, que es una que no se puede
practicar y menos dominar en el toreo de salón, al que están casi reducidos
quienes no tienen exposiciones públicas.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Esta situación aceptada por los cuatro
toreros los obliga a tomar riesgos en condiciones sofocantes. Su necesidad de
torear los fuerza a tragar paquete. Esta estrechez de oportunidades para los
toreros no sólo agobia a los toreros mexicanos. En la pasada temporada española
un torero se presentó ante toros toros, con una afición exigente y una sola
corrida en el último año. Este sábado 19 de noviembre de 2011, en esa circunstancia,
lo artístico se dio por momentos y se agradece que los toreos hubieran aceptado
torear y jugarse la vida en esas condiciones con tal de exponer su arte.
PITÓN DERECHO Cierto que tuvieron una ambulancia con los códigos activados
y además Villa Charra está a diez minutos de una atención médica de primera,
pero las condiciones en general no son las que merece el arte que cada uno trae
dentro. De los cuatro burladeros sólo uno tiene acceso al callejón y dos están
cercanos a sendas puertas que permiten la evacuación expedita.
DESPLANTE Debemos los aficionados dar el reconocimiento a personas
que como Bowser y su equipo se empeñan en que la fiesta encuentre albergues como
Villa Charra. ¿Y qué decir a los artistas toreros prestos a presentarse? ¿Y de los aficionados que asisten a
sabiendas? ¿Y de la fiesta de toros que encuentra intersticios supletorios de
las plazas para florecer?
PITÓN DERECHO ¿Será destino inevitable de la fiesta que se mantenga
en este tipo de instalaciones habilitadas? Últimamente Tijuana tuvo dos plazas
de toros, una cedió el espacio para que se inflara el comercio globalizado en
el centro antiguo de la ciudad. La otra preside como señora de playas y oleajes
los atardeceres frente al mar. Villa Charra bien pudiera ser emblema de la
permanencia de la tauromaquia en la afición de los tijuanenses. ¿Qué sería de
la fiesta si no existieran esas opciones recónditas en México, Colombia,
Venezuela, Perú, Guatemala, España, Francia?
RECORTE Recordemos que en estos lares sufrimos la falta de escuelas
taurinas que son verdaderos viveros de la fiesta. Sin ellas casi sólo por
suerte se dan brotes silvestres de toreros que eventualmente llegan a ornar el
mundo taurino. Entonces, lugares como Villa Charra pueden ser enclaves
salvadores para los toreros que no ven un cuerno por mucho tiempo, que carecen
de cartel o de influencias, o de amistad con empresarios y que están deseosos
de intentar la obra de arte efímera que es el toreo. Óle por Villa Charra y sus
similares en todo el mundo taurino. Óle por El Conde, Castañeda, Godoy y Pepe
Hillo y sus colegas.
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