viernes, 14 de febrero de 2014

¿TEMPLAR DESDE LEJOS?






PITÓN DERECHO En la más reciente, tal vez la última corrida de El Pana en La México -26 de enero del 14- el toro acometió desde unos quince metros, rozando la curva del redondel. El Pana inició un trotecillo hacia atrás, detrás del capote desplegado, con una velocidad menor que obligó al burel a ralentizar su arrancón inicial. Llegó el momento en que El Pana en firme marcó la salida, retuvo la reunión para observar los modales para luego proceder al tendido de verónicas.  

PITÓN IZQUIERDO Si partimos de la idea que torear es templar la bravura, no aprovechar el viaje, entonces lo que confirmamos en ese lance y muchos otros en la infinidad de tantas tardes, es que se puede iniciar el temple desde lejos, porque desde aquí puede calmarse la brusquedad del trote que viene de allá, con la lentitud de piernas, de brazos y luego cintura para imprimir así, el ritmo del torero. Templar desde lejos.

PITÓN DERECHO Caso distinto es torear despegado, pero templado. Por cierto, es una de las distinciones de El Pana, que aunque se inclina y acerca más el pecho que los muslos, templa la embestida. Algunos disfrutamos ese sello, muchos más lo descalifican.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ  Otras tardes se ha visto como al dejarse venir el toro desde allá, en línea al cuerpo, el torero saca al toro de la recta con un ¨toque¨ y el burel, al hacer por el movimiento baja la velocidad atendiendo el nuevo rumbo del engaño y algunas veces,  para regocijo del aficionado, humilla y ¨hace el avión¨ al ser templado en el dominio territorial del torero. Óle

PITÓN DERECHO Se trata pues, del temple, que es el tempo humano que puede imprimirse a cuerpo limpio, con la sarga, con el lienzo, sobre el caballo, a la embestida animal. De ahí que muchos aficionados descartan el encuentro a porta gayola, las chicuelinas, los molinetes, las manoletinas o bernardinas como pases, porque durante los mismos, sostienen, los diestros no tienen que suavizar la embestida, sino simplemente aprovechar el viaje del toro para hacer el lance que, por supuesto, puede salir lucido.

PITÓN IZQUIERDO Mantenemos la idea de que torear es templar la bravura, no aprovechar el viaje.

PITÓN DERECHO Esta afirmación es el resultado de los cambiantes gustos de aficionados, de los tiempos, de los  ganaderos y hasta es del beneplácito del público ferial que, por otro lado también sigue aplaudiendo al torero habilidoso, aquel que simplemente utiliza la embestida.

PITÓN IZQUIERDO Cuando hay bravura, y sólo cuando la hay, puede darse la emoción del temple. Si no hay bravura sino cierta acometividad cicatera del socio, habrá pases meritorios y ya. Tenemos que aceptar que los toros carentes de casta y recorrido, aburridos, no tienen el ímpetu siquiera para que el diestro aproveche el viaje; simplemente porque no acometen.

PITÓN DERECHO En La México, el 9 de febrero del 14, El Zotoluco con un toro sin recorrido, que no embestía a las primeras, en lugar de machetear para avivar una acometida que él pudiera atender con la muleta, varias veces se puso en pausa frente al toro inmóvil, formando ambos un grupo escultórico. El engaño quedaba adelantado y a los cinco segundos le regresaba la genética al toro y embestía, diríamos que a regañadientes. El Zotoluco daba pases lentos; varios de ellos gustaron.

PITÓN DERECHO Se trataba de un toro tan apoltronado que al embestir en realidad parecía salir de su indolencia para ver qué pasaba. El torero enterado de los esporádicos andares cansinos procedió, en cada uno de ellos, a beneficiarse lentamente del viaje, no a templarlo; no fuera que se cayera el animal.


DESPLANTE Lo que hizo el maestro Zotoluco fue consentir a un toro difícil, no torear a uno bravo. Faltó la bravura y se presentó la técnica; debe reconocerse lo que se hace con esos toros que carecen de bravura y por lo tanto no tienen nada que se les pueda templar.