sábado, 28 de septiembre de 2019

ARLES



PATIO DE CUADRILLAS Carmen del francés Bizet, tal vez sean los aires taurinos más conocidos del mundo. Incluida en el repertorio de las compañías de Ópera  no ha perdido el encanto desde que fue escrita. La historia, como es sabido se originó en un hecho real acontecido en España donde un militar se empantana en los encantos de una gitana en un amor arremolinado e irresistible (¿Hay de otro tipo?). La gitana por su parte también es presa de los arrebatos del amor y al rato se fascina por un picador razón por la cual el militar ya devenido en contrabandista le quita la vida. La historia tuvo dos o tres versiones escritas y cuando llegó a la imaginación de Bizet ya no se trataba de un picador como era la versión original sino de un torero a pie y el compositor la cristalizó en la versión operística que ahora conocemos.
TOREADOR, EN GARD! En las corridas francesas los paseíllos se hacen envueltos en la música de Toreador, en gard! También acá en México en algunas plazas resuenan esos acordes cuando los toreros desfilan ante el  público y saludan al juez de plaza. La letra de ese coro describe cómo el bullicio y gritos se disuelven  en silencio antes de salir el toro, las embestidas al caballo y los tumbos, algunos pases y la entrada a matar. Le recuerda al toreador que en ese momento letal unos ojos negros lo ven y que el amor lo espera. Se deja entrever que los ojos son del toro y que en caso de muerte sería un avatar del amor o bien que los ojos son de una mujer que espera al torero para  envolverlo con el amor cuando termine su proeza; por eso Bizet previene al torero: Toreador, en gard!

Pitón derecho Este sábado 7 de septiembre del año del señor 2019, en el milenario coso romano de Arles las cuadrillas de Enrique Ponce y Juan Bautista cruzan los 70 metros del óvalo sobre la arena amarilla decorada con las sombras de girasoles de Van Gogh. Este pintor holandés hizo gran parte de su genial obra bajo el sol de Arles. Por eso se le recuerda decorando las arenas de amarillo con sombras de girasoles tan identificados con su obra y hasta aparece un Vincent al pie de los girasoles. Los atuendos son goyescos, el lleno es total y es el coro y la banda de la ciudad los que acompañan la marcha al compás de las palmas de los asistentes acomodados en las gradas desde donde sus antepasados presenciaron hace dos siglos las hazañas de los bestiarios y gladiadores. Pienso que inexorablemente también uno de mis ancestros gritó entre aquellas muchedumbres y que entonces debo tener en la muchedumbre un pariente lejano. Eventual suceso que culminaría la experiencia de cualquier taurino. Órale.

Pitón izquierdo  Es la tarde en que Juan Bautista el francés se despide de los ruedos. Ha hecho una carrera taurina de fondo que merece cerrarse alternando con Enrique Ponce el español prestigiado  con innumerables paseos en hombros en todas las plazas del mundo taurino. El encierro digno de esa despedida se integra con toros de Núñez de Cuvillo, Garcíagrande, Adolfo Martín, La Quinta, Juan Pedro Domecq, de Vista Hermosa y el último de la tarde y de la vida taurina de Juan Bautista de Vegahermosa. Fue una tarde de inusitado nivel taurino con el público eufórico y el coro con la mezzo soprano Muriel Tomao y banda alternando sus voces e instrumentos.  
Recorte final En su crónica del siguiente día Gregorio López de La Provence/Arles, escribe sobre el Estado de Gracia al que se llegó en el mano a mano y tomando la letra de Bizet, titula su reporte como L´hymne à L´amour de Juan Bautista. Fuimos 12,300 embelesados que acompañamos al diestro arlesiano en esta tarde grabada en las gradas y muros calcáreos del coso romano. 

Toro de Regalo El programa original de la 2ª corrida de la FERIA DU RIZ  anunciaba para esa fecha a Juan Bautista y Roca Rey, con toros de La Quinta, Domingo Hernández, Zalduendo  para el arlesiano y  Adolfo Martín, Núñez del Cuvillo y Jandilla para el peruano quien por convaleciente fue sustituido por el valenciano. También cambiaron los de Domingo Hernández, Zalduendo y Jandilla por toros de Garcíagrande, J.P. Domecq y Vegahermosa.

Saludo a los Tendidos Au revoir, goyesque d´Arles, enchanté.