PATIO DE CUADRILLAS Carmen
del francés Bizet, tal vez sean los aires taurinos más conocidos del mundo.
Incluida en el repertorio de las compañías de Ópera no ha perdido el encanto desde que fue
escrita. La historia, como es sabido se originó en un hecho real acontecido en
España donde un militar se empantana en los encantos de una gitana en un amor arremolinado
e irresistible (¿Hay de otro tipo?). La gitana por su parte también es presa de
los arrebatos del amor y al rato se fascina por un picador razón por la cual el
militar ya devenido en contrabandista le quita la vida. La historia tuvo dos o tres
versiones escritas y cuando llegó a la imaginación de Bizet ya no se trataba de
un picador como era la versión original sino de un torero a pie y el compositor
la cristalizó en la versión operística que ahora conocemos.
TOREADOR, EN GARD! En las
corridas francesas los paseíllos se hacen envueltos en la música de Toreador, en gard! También acá en México
en algunas plazas resuenan esos acordes cuando los toreros desfilan ante
el público y saludan al juez de plaza. La
letra de ese coro describe cómo el bullicio y gritos se disuelven en silencio antes de salir el toro, las
embestidas al caballo y los tumbos, algunos pases y la entrada a matar. Le
recuerda al toreador que en ese momento letal unos ojos negros lo ven y que el
amor lo espera. Se deja entrever que los ojos son del toro y que en caso de muerte
sería un avatar del amor o bien que los ojos son de una mujer que espera al
torero para envolverlo con el amor
cuando termine su proeza; por eso Bizet previene al torero: Toreador, en gard!
Pitón derecho Este sábado
7 de septiembre del año del señor 2019, en el milenario coso romano de Arles
las cuadrillas de Enrique Ponce y Juan Bautista cruzan los 70 metros del óvalo sobre
la arena amarilla decorada con las sombras de girasoles de Van Gogh. Este
pintor holandés hizo gran parte de su genial obra bajo el sol de Arles. Por eso
se le recuerda decorando las arenas de amarillo con sombras de girasoles tan
identificados con su obra y hasta aparece un Vincent al pie de los girasoles. Los atuendos son goyescos, el
lleno es total y es el coro y la banda de la ciudad los que acompañan la marcha
al compás de las palmas de los asistentes acomodados en las gradas desde donde sus
antepasados presenciaron hace dos siglos las hazañas de los bestiarios y
gladiadores. Pienso que inexorablemente también uno de mis ancestros gritó entre
aquellas muchedumbres y que entonces debo tener en la muchedumbre un pariente
lejano. Eventual suceso que culminaría la experiencia de cualquier taurino. Órale.
Pitón izquierdo Es la tarde en que Juan Bautista el francés
se despide de los ruedos. Ha hecho una carrera taurina de fondo que merece cerrarse
alternando con Enrique Ponce el español prestigiado con innumerables paseos en hombros en todas
las plazas del mundo taurino. El encierro digno de esa despedida se integra con
toros de Núñez de Cuvillo, Garcíagrande, Adolfo Martín, La Quinta, Juan Pedro
Domecq, de Vista Hermosa y el último de la tarde y de la vida taurina de Juan
Bautista de Vegahermosa. Fue una tarde de inusitado nivel taurino con el
público eufórico y el coro con la mezzo soprano Muriel Tomao y banda alternando
sus voces e instrumentos.
Recorte final En su crónica del siguiente día Gregorio López de La Provence/Arles,
escribe sobre el Estado de Gracia al que se llegó en el mano a mano y tomando
la letra de Bizet, titula su reporte como L´hymne
à L´amour de Juan Bautista. Fuimos 12,300 embelesados que acompañamos al
diestro arlesiano en esta tarde grabada en las gradas y muros calcáreos del
coso romano.
Toro de Regalo El programa
original de la 2ª corrida de la FERIA DU RIZ anunciaba para esa fecha a Juan Bautista y
Roca Rey, con toros de La Quinta, Domingo Hernández, Zalduendo para el arlesiano y Adolfo Martín, Núñez del Cuvillo y Jandilla
para el peruano quien por convaleciente fue sustituido por el valenciano.
También cambiaron los de Domingo Hernández, Zalduendo y Jandilla por toros de
Garcíagrande, J.P. Domecq y Vegahermosa.
Saludo a los Tendidos Au
revoir, goyesque d´Arles, enchanté.
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