miércoles, 22 de mayo de 2013

LA PLAZA DE TOROS, PLAZA DE LA DEMOCRACIA

PITÓN DERECHO Juan Pablo Sánchez es un talentoso diestro que percibe las distancias, sabe enviar al toro y dejarlo en su espacio. De ahí lo recoge con un leve toque y procede a iniciar el rosario de óles. Sabe mandar, sabe vaciar, sabe ligar. Sabe templar; no se retuerce. La más de las veces, deja los gavilanes en lo alto.

PITÓN IZQUIERDO Otra más de sus muchas excelencias, no muy conocida pero igual de importante a las ya demostradas: aguanta la presión. Este domingo en Playas de Tijuana estuvo bajo los picotazos de los avisos y escuchó la atronadora noticia de que había sido multado con todo y cuadrilla. Aún así no desatendió las condiciones de su toro y procedió en su aseado quehacer.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ La orden del Juez Carazo para que se devolviera el toro blandengue, no había sido atendida por sus auxiliares; pero si recibió los gritos volcánicos que sólo en una plaza de toros convertida en cráter, se pueden dar. Sánchez impuso su ritmo de lidia y logró emocionar al respetable, mientras el Juez tal vez cruzaba los dedos para que no matara bien.

ENMENDANDO EL TERRENO Aunque eso de ¨respetable¨ no es la palabra que le quede al hosco público que no estuvo de acuerdo con la sustitución de la criatura con cuernos. ¿Y la autoridad del callejón, por qué no convocó a los cabestros para retirar al toro de la arena y presentar al sobrero? ¿Habría una reserva reseñada? ¿Será porque le vale lo que diga su superior? ¿La empresa y los apoderados impusieron su santa voluntad?

PITÓN IZQUIERDO ¿O será que Juan Pablo Sánchez ya empieza a mandar?

PITÓN DERECHO Puede uno probar otra veta explicativa: con respecto a la pugna entre la empresa de La México y los Sánchez, pleito que se ha convertido en un ¨trend¨ de los corrillos taurófilos, ¿habrá un tentáculo que se desenrede y alcance hasta Playas de Tijuana? Aunque también pudo haber sido un simple episodio, sin vinculación con un ¨compló´ nacional. Aún así, a Juan Pablo le sienta bien el terno de la controversia. No se arredra.

 
PITÓN IZQUIERDO Y como el toro estaba relleno de suavidad y nobleza Juan Pablo pudo desplegar los primores de su tauromaquia y atrajo la atención del respetable. Así acalló la bronca. Después de la corrida el respetable cercó al Juez para gritarle hasta de lo que se iba a morir. Nosotros le hicimos saber al Juez que tuvo la razón (aunque no la fuerza), para ordenar la devolución. El Juez sostuvo que el toro se había inutilizado antes de la pica y que por lo tanto procedía la salida del sobrero; su decisión tuvo cabida en el reglamento.

PITÓN DERECHO El asunto pudo empeorarse si Sánchez hubiera acertado con la espada, en ese, su segundo toro: Ya se daban por cortados algunos apéndices; su desempeño había sido motivo de aceptación y los dicterios al Juez ya tenían ambientada la gran bronca. Pero Juan Pablo falló y con eso se canceló lo que en el fondo de nuestro sincero corazón queríamos disfrutar: una sabrosa bronca de tarde de toros porque el público habría pedido trofeos de un toro que reglamentariamente no había sido toreado. ¿Qué hubiera hecho el Juez?
PITÓN IZQUIERDO Ahora, otra pregunta pertinente: ¿Se debe festejar el buen toreo, fuera del reglamento?

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Una pregunta más para la agenda de discusión: ¿Las corridas de toros serán el último reducto de la democracia? El reglamento podrá decir lo que quiera, el público manda, aunque no nos guste. Entonces, pensando en el domingo 12 de mayo en la Monumental Playas de Tijuana, estaríamos por aceptar que la democracia, con ese ejemplo, es la irresponsabilidad compartida.

PITÓN DERECHO Se debe respetar el reglamento, sobre todo porque defiende expresamente al público, porque ¿qué son las obligaciones del Reglamento, sino formas de preservar las tradiciones y cuidar al público de los abusos? Ir en contra de lo que nos defiende, es ser irresponsable. Pero, ¿Vox Populi, Vox Dei?

PITÓN IZQUIERDO El mejor apoyo del juez no es el reglamento por sí solo, sino una afición conocedora y legitimadora de sus decisiones. Pero no se ha podido cultivar, a partir de los asiduos a la fiesta, una afición de ese cuño. El público, siempre renovando sus filas, mira sin ver los eventos, oye a los aficionados, pero no los escucha, disfruta de lo bueno, regular y malo. Va a todas las corridas, mas no parece tener una memoria selectiva que le permita exigir. Por si fuera poco, es el que paga la mayor parte del billete.

 
RECORTE Tenemos que aceptar que ese público que se divierte a la menor provocación, no es una adherencia detestable de la fiesta sino parte funcional de la misma y no se conciben las corridas sin él. Es indispensable y viéndolo bien, divertido.




jueves, 9 de mayo de 2013

LA LEYENDA TAURINA


PITÓN DERECHO En una reciente tertulia que incluyó a Silvia Pérez, salió a flote la anécdota que relata Rafael Loret de Mola en su obra Si los Toros no dieran Cornadas. Ahí José Vasconcelos se duele, frente al Faraón de Texcoco, padre de Silvia, que sus libros no le dan a ganar los 5 mil pesos que el también apodado Negus, cobra por una corrida.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ El torero, creador de dos obras de arte llamadas Tanguito y Pizpireto, una vez escuchado al quejumbroso literato condescendió sensatamente diciéndole al autor de Ulises Criollo: ¨Ni modo; ¡A torear, Don Pepe, a torear!¨

PITÓN IZQUIERDO Bueno, eso escribe Loret de Mola, pero en el recuerdo de Silvia Pérez el interlocutor de su padre es Octavio Paz; ¨Ni modo, ¡A torear, Don Octavio, a torear!¨ tendría que ser, si la memoria fuera de confiar, el consejo sarcástico que hubiera ofrecido el Faraón de Texcoco.

PITÓN DERECHO Ahora es turno para que despliegue su capote Rafael Morales ¨Clarinero¨, quien en carta a Martín Luis Guzmán, titulada Por Incosteable Cierran la Plaza México, presenta en su versión a los mismos personajes, pero sube la cantidad a 100 mil pesos.

PITÓN IZQUIERDO Pequeña fortuna que es más creíble que la bicoca de 5 mil mencionada por Loret de Mola.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ En cualquiera de los casos imaginamos al intelectual que pregona sus libros entre legiones de analfabetos funcionales, alternando con el artista que ve pasar la muerte cuando hace arte y que cobra mucho. Habrá que ubicar a Vasconcelos u Octavio Paz, en su relativamente segura entrega a las letras, deseando recibir lo que un torero gana cada que se faja con el toro.

PITÓN DERECHO Aquí tenemos que acotar la anécdota en términos de qué tan urgidos estarían Vasconcelos o Paz para ganar dinero y atreverse a confesarlo frente al Tormento de las Mujeres. Según Clarinero, Vasconcelos estuvo a punto de ser enterrado mediante una colecta pública, de tan pobre que murió. Por su parte Octavio Paz que ganó el Nobel muchos años después de la supuesta plática, llevaba una carrera diplomática que debió mantenerlo decorosamente.

PITÓN IZQUIERDO Además, ¿quién es capaz de preguntarle a otro cuánto gana? Solamente el nefasto funcionario de Hacienda. Estamos por concluir que todo el episodio no es otra cosa que un anónimo aporte a las sagas taurinas.

  PITÓN DERECHO Sólo que aquí no termina la botana: otro asistente a la amena tertulia dijo sin identificar la fuente, que esa anécdota se había dado muchos años antes, con otro reparto de papeles: el torero sería Joaquín Rodríguez, ¨Cagancho¨ y el escritor Alfonso Reyes. El mismo ambiente de convivencia y el mismo muro de lamentaciones: la injusta desproporción entre cuánto devenga un torero y la retribución para quien escribe libros: ¨Ni modo, ¡A torear, Don Alfonso, a torear!¨ debió ser la variante en la invitación, pero, de nuevo, Alfonso Reyes no estaba en la inopia.



PITÓN IZQUIERDO ¿Quiénes formarían el verdadero par de interlocutores, si es que realmente se dio el episodio? ¿Cuál sería el texto del lamento y la solución sarcástica? Vasconcelos tiene méritos contradictorios para haber sido requerido al convite. En su autobiografía Ulises Criollo, dice, hablando de los seguidores  Huichilobos y enemigos del bien: ¨Y se reanudó el ciclo de los  presidentes y la dinastía de Huichilobos, que son asiduos concurrentes a las corridas de toros.¨ (Ulises Criollo. El Embajador Yanqui).

PITÓN DERECHO Pero luego cambia de lidia y ensalza la tauromaquia en respuesta a una invitación de Jorge Fosado, en el libro Fiesta de la Raza: ¨Me sigue pareciendo que una buena corrida es el más bello espectáculo de todos los que se ofrecen al público en la época moderna (…) de suerte que, ante la invasión de luchas, boxeo y foot—ball (sic), se nos convierte en obligación patriótica defender la subsistencia del toreo.¨ Órale.

PITÓN IZQUIERDO Pudo haber sido Vasconcelos. Pero donde está más débil la credibilidad es en el caso de Alfonso Reyes. En muchos momentos de su dilatada obra menciona someramente la fiesta de los toros. Y, en su  momento, desaprovecha la oportunidad de hacerlo a fondo cuando agradece a José  Bergamín el obsequio de uno de sus libros. Aunque Reyes contesta con un epigrama de treinta líneas, solamente en tres de ellas menciona asuntos de toros; pero nada más. (Obras Completas. FCE. Tomo  X. P 309) Por cierto que Reyes no vivió para leer La Música Callada del Toreo, ni La Claridad del Toreo, obras posteriores de Bergamín.

PITÓN DERECHO No hemos revisado in extenso su obra en búsqueda de indicios de su afición, pero, por lo hallado, podríamos inducir su reposada lejanía de la tauromaquia. Suponemos que sí debió de leer El Arte del Birlibirloque, pero que su lectura, si ese fue el caso, no lo envalentonó para salirle al toro y dedicarle una de sus parrafadas geniales y prefiere saltar al callejón sin comprometerse. No lo imaginamos en una chorcha con taurinos; cancelemos, pues, su intercambio de puyas con Cagancho.

DESPLANTE Tal vez sea ocioso dilucidar qué es artificio de la imaginación y cuál fue el evento real. Además, ¿importa? Debemos quedarnos los taurinos con la idea de que cualquier carcomido por necesidades, si quiere vivir en plenitud, le bastará torear como El Juli o José Tomás.