martes, 18 de mayo de 2010

TIEMPOS DE COMPRENDER


En preparación de una misión peligrosa que involucraría un mortal tráfico de diamantes, James Bond, analiza la transparencia y pureza de un cristal. Se sorprende por el fulgor y brillantez de la piedra. Pero luego M le presenta otra para que la observe. En esta ocasión si se trata de un diamante puro. El Agente 007 después de analizarlo y comparar mentalmente con el anterior, dice escuetamente: “Comprendo”

Algo similar nos ha sucedido. Después de las primeras corridas de toros de la feria de San Isidro 2010, en las que vimos aproximadamente diecisiete pares de cuernos insólitos en los ruedos mexicanos, comprendimos cómo pueden corear los ibéricos los olés ante pases tan despegaditos y rapidones. Es que la dimensión de los cuernos nos hacen entender el mérito de tenerlos tan cerca. Los olés coreados correspondieron a lances que se daban frene a toros toros, que cuando los vi, después de compararlos con los cuernos que recordaba en México, no pude menos que decir: “Comprendo.”

Cuando El Cejas tomó la muleta en la tarde de su presentación en San Isidro y templó algunos pases entonces, señores, fue mi turno y no pude menos que decir: “¿Comprenden?”, refiriéndome a la diferencia entre, por un lado dar pases aprovechando el ataque del torazo y por el otro, imprimir el ritmo del torero en el ataque espeluznante, conforme la carga va entrando a jurisdicción. Se trata de el temple.

Existe, en el temple, una sincronía entre el engaño que quiere detener el tiempo y la velocidad de las astas que aparecen irresistibles porque las empujan media tonelada de carne. Se siente, cuando se da el temple, el imperio total de la muleta que tira del animal alrededor de la cintura, mientras que ésta hace juego paralelo con los vuelos de salida. Óle.

Olé, si tratamos de españoles. Porque también en el grito hay diferencia.

Luego en su presentación El Juli, español que torea con el temple que maduró en México, hizo lo mismo, sólo que en grande. Eso es templar, eso es torear, eso es emocionar, eso es torear de veras. Olé. La repetición en la entrada a matar fue lo que le impidió el corte de oreja.

Precisamente, para adentrarnos en la observación que pretende ser objetiva y tener en cuenta las astas, los kilos, la exigencia de la afición, asistimos este domingo a la corrida de Tijuana. Al día siguiente de los pases de El Juli y los de Castella. En Tijuana torearon Santos, El Conde, Mauricio y Michelito. Señores, eso es otra cosa..

Decía Bernard Shaw que Inglaterra y los Estados Unidos eran dos naciones separadas por el mismo idioma. México y España estarían, si recogemos el símil, separados por la misma fiesta de toros. Si desglosamos la fiesta como tradición, como espectáculo, como negocio y como un singular arte, podríamos aventurar los parecidos y las desemejanzas entre ambas prácticas.

Los españoles guardan más la tradición en el paseíllo, en el respeto al presidente, en el anuncio del próximo toro, en la ejecución de la pica, en la vendimia durante la corrida, en el silencio antes de la estocada. En estos momentos y en otros que no menciono, hay más abolengo, más rito, más ceremonia. Como espectáculo el tamaño de los cuernos y los kilos debajo de ellos son más impresionantes. Nos parece que los aficionados españoles, al menos los de Las Ventas, asisten más que a divertirse a analizar y dar el visto bueno a los toros y al torero. Los mexicanos lo hacemos para divertirnos y cuando llegamos a protestar por los tamaños y la cuerna, da la impresión que lo hacemos más por el jolgorio ante los alardes de los toreros frente a los novillotes y la desfachatez de quienes autorizaron la báscula tan destartalada con que pesaron a los animalitos. La pura diversión, pues.

En la México, en Aguascalientes en Guadalajara de repente se ponen de puntas los aficionados, pero solamente de repente. La otra vez a El Juli, en Aguascalientes, le permitieron torear un novillo.

Se dice que como negocio lo es más en España, porque ahí se paga más. Pero se exige también más y en México, no se exige tanto y, entonces, lo que se paga resulta generosa paga. Quedaría por dictaminar ¿Dónde se paga mejor? Eso queda para ser analizado por esos que no entienden las finanzas mundiales, pero que viven de ellas como si lo hicieran. Dejaríamos para otro macheteo el trato de las diferencias.

viernes, 14 de mayo de 2010

JOSÉ TOMÁS HERIDO. LA FERIA DE SAN ISIDRO.


PITÓN DERECHO Al terminar un pase con la derecha, José Tomás no le quitó el engaño a Navegante y preparó el de costado. Luego cuando lo embarcó hizo el lento cambio de mano y lo recortó con suavidad y como lo dejó muy cerca el toro casi con desgano le hendió el muslo izquierdo. Los subalternos se desprendieron de las tablas cuando aún el matador rodaba para alejarse de la cornamenta que lo buscaba. El diestro observó la herida, cuando ya lo llevaban en brazos.
PITÓN IZQUIERDO El subalterno Alejandro Prado, en cuanto vio la cornada corrió hacia el caído, dejó el capote y puso la mano sobre la herida para detener los borbollones rojos. El apoderado de El Payo, alternante de José Tomás, Alberto Elvira recuerda que todos ponían la mano para detener la hemorragia. Se hacía eterno el camino.
PITÓN DERECHO El médico de la plaza Alfredo Ruiz, tocayo de nuestro Miura, necesitó quince pinzas para cortar las emanaciones de otros tantos vasos que habían sido rotos. Ya no sentían el ritmo, así que fue un alivio cuando las arterias empezaron a pulsa, cuando estaban en la enfermería de la plaza. El padre del torero, pasado un día (No pudo soportar la angustia de estar presente), reconoció que Alfredo Ruiz, había sido un monstruo porque había hecho el salvamento casi sin instrumentos.
PITÓN IZQUIERDO A partir de ese momento se dejaron venir las opiniones, algunas de ellas basadas en las declaraciones y reportes médicos. Máximo García, cirujano jefe de Las Ventas, se preocupa porque le pusieron sangre de varias personas. Corre el riesgo haber recibido junto con la sangre de distintos tipos otras tantas enfermedades. Luego dice que él no cree que en México, en Aguascalientes la gente sepa cual es su grupo sanguíneo. Luego el médico carpetovetónico dice, según El País, que “ni siquiera lo sabe la gente de la calle en España.”
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Este percance saca a la superficie el asunto tan difícil de tratar que se refiere a los servicios médicos en las plazas de toros. En efecto, los toreros casi ni quieren saber de eso. Les parece que es de mala suerte. En cambio los empresarios si se ocupan de proporcionarlos. Aquí entra otro tipo de consideración. ¿Deberán poner lo necesario para que, en caso de necesitarse, solamente se asegure la estabilización del herido, para luego trasladarlo a servicios más en forma, o en la propia plaza deber tenerse un quirófano instalado para atender al torero allí mismo?
PITÓN DERECHO Ramón Villa el cirujano jefe de la Real Maestranza de Sevilla, es cauto porque no aventura una opinión, ya que solamente sabe del percance por la televisión y las partes médicas. Pero dice que si la herida se compara con la que tuvo Pepe Luis Vargas, entonces José Tomás se podrá recuperar en no menos de un año.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Por las aportaciones de tantos que quieren denunciar la penuria médica en las plazas de toros mexicanas, un comentarista que ondeó la tricolor dijo que recordáramos las instalaciones médicas de Linares y de Pozo Blanco.
DESPLANTE Todos los suertudos que podemos ver en vivo la feria de San Isidro por la magia de la televisión, nos conmovimos con la aparatosa, y tal vez grave, cogida que sufrió este domingo 9 el diestro Joselilo a quien, en un pase natural, se le coló el sexto de la tarde. Los subalternos parecieron tardarse más, tal vez por el tamaño del ruedo, en llegar al quite que sus colegas de Aguascalientes. El toro hizo varias veces por él y uno de los embates finales fue el que causó la mayor herida. Lo que sí se vio claramente fue el orden en el camino a la enfermería y, por el circuito cerrado, cómo fue esperado y la forma en que se controló el asedio de los medios de comunicación, por lo general más interesados en cubrir la noticia que en taparse y no ser estorbo.
PITÓN IZQUIERDO En esa feria de San Isidro un empresario, creo que dijo que se llamaba Alejandro, anunció sus corridas californianas, todo el sur del estado y aunque solamente dijo que había contratado a “un torero de Valencia”, declaró que había mucho interés en las corridas tipo Portugal. No mencionó Las Vegas, en el cercano estado de Nevada, pero dijo que todo iba en auge. Muy conocedor el grupo de comentarista en Las Ventas que incluye al torero Caballero, de gran parecido facial con Manolo Martínez tanto así, que atiza rumores de revista de Corazón.