martes, 28 de febrero de 2017

LOS USOS, COSTUMBRES y EL REGLAMENTO

PATIO DE CUADRILLAS ¨Los cuatro evangelistas eran tres: San Pedro y San Pablo.¨ Esta expresión se la debo a mi maestro el historiador Luis González y González. En alguna ocasión quedó corto con la enumeración de personajes clave en la historia cultural y cuando alguno de nosotros le hizo ver lo incompleto del elenco anunciado, contestó con este chisporroteo de incongruencias. De cuatro pasó a tres y sólo enunció dos; peor aún, ni San Pedro ni San Pablo son autores de alguno de los cuatro evangelios.

¡AL TORO, AL TORO!  Voy. Esto viene al cuento porque la vida del toro sobre el ruedo se divide tradicionalmente en tres tercios: Capa. Caballo, Quites, Banderillas. Muleta. Pero aún cumpliéndose todos los actos enumerados, no está cabal el rito si no se usa el estoque. Habría que reconocer entonces al estoque, que no es componente de la muleta como otro elemento individual e indispensable de la lidia. 

PITÓN DERECHO Los clarines que dividen los episodios usuales de la lidia, no son categóricos; no hacen bien los cortes. El primer toque es el que abre los toriles. Al irrumpir sobre la arena el toro acude a la capa donde eventualmente lo hacen acompañar verónicas, al rato vibra el segundo toque que lo lleva al caballo, al que ataca. Luego lo recogen con la capa para el quite o para tomar otra vara. El tercer toque anuncia la presencia y actuación de los banderilleros (después del toque y ya sin cuacos en la arena, todavía puede simularse un quite que correspondería al ¨tercio¨ que acaba de concluir.) Una vez adornado el toro, otro toque, el cuarto, anuncia el enfrentamiento a la muleta. Entonces, son cuatro toques que separan en cinco las actividades rituales, sin que se escuche otro más que anuncie la culminación de la estocada.

PITÓN IZQUIERDO Cuando escribí ¨tradicionalmente¨ líneas arriba englobé en la expresión tanto a El Reglamento como a Los Usos y Costumbres que norman las corridas. Ambos ordenamientos forman la tradición y batallan por la hegemonía de la Fiesta y también hablan de tres tercios, así que aléguele a la tradición. Los dos códigos –uno ágrafo, el otro escrito-- conviven todas las tardes, pero cuando es la hora del enfrentamiento llega el momento sabroso a la corrida.

DESPLANTE Todas las plazas tienen sus Usos y Costumbres particulares aunque coincidentes en mucho. Lo miso sucede con El Reglamento cuyas diferentes redacciones tienen un común ancestro que sella su parentesco. Por eso quien quisiera modificar un reglamento se enfrentaría no sólo a un texto más o menos congruente sino a una rica recopilación de vivencias taurómacas de siglos. Por otro lado, la experiencia de quien escribe es que Los Usos y Costumbres que ha podido constatar en varias plazas son, en el fondo, intrigantes formas de vivir la Fiesta. Órale. 

PITÓN DERECHO Muchas de las broncas suculentas se han dado y se darán, por las lagunas e interpretaciones del texto escrito. Los Usos y Costumbres dan la oportunidad del púbico a intervenir en el desarrollo del espectáculo. El Reglamento de la plaza, no prohíbe, por ejemplo que se celebren los pases ¨despegaditos¨ porque si así fuera, muchas salidas en hombros no se darían con la frecuencia que vemos. Al público lo tiene sin cuidado que se toree ¨despegadito¨ siempre y cuando se ¨conecte¨.

PITÓN IZQUIERDO El Reglamento tampoco concede al ¨ Respetable¨  el derecho a expulsar de los tendidos a nadie. ¿Qué tal si el  ¨Respetable¨ descubriera a un funcionario privatizador de alto nivel disponiéndose a disfrutar de la corrida? Por cínico que fuera, no aguantaría más tiempo en su localidad que un tlacoyo sobre el comal de alarifes. En su palco Usía haría el Tancredo.




PITÓN DERECHO  Según Pancho Miguel, mencionado en las dos anteriores entregas, el toro percibe a un depredador y por eso embiste. Encontramos, entonces, cuatro objetivos del ataque del toro: la capa de verónicas, el caballo, capa de quites, los banderilleros y la muleta. Cuatro ¨enemigos¨ descubiertos por el toro y las más de las veces atacados por él y otro contrincante más, el único letal, que no visualiza el cornúpeta pero que lo despachará a que lo destacen: el estoque. 


RECORTE FINAL Parecería lógico separar la lidia en el número de enemigos que percibe y enfrenta el toro en su corta vida sobre la arena. Empero, hay que reconocer que El Reglamento y Los Usos y Costumbres de la tauromaquia se embonan en una muralla que no tiene flanco débil y que ya quisiera El Que Teco. 



lunes, 20 de febrero de 2017

EL ENEMIGO EN LAS YEMAS

PATIO DE CUADRILLAS ¿Por qué embisten los toros de lidia? La mayoría dirá que es el instinto de su raza. En tal caso resulta ser un instinto insólito porque no se trata de bestias carnívoras que de no matar, no comerían. Son herbívoros que atacan y si el adversario sucumbe en la lucha (otro toro, un caballo, algún banderillero, tal vez el torero, un trompicado corredor), no sabrían qué hacer con sus despojos. El instinto no cubre la eventualidad.

PITÓN DERECHO Se ha documentado que esta conducta agresiva de los toros bravos fue aprovechada en el pasado poniéndola al servicio del resguardo de propiedades rurales. Luego fascinados con esa agresividad sin colmillos y con cuernos, algunos temerarios se atrevieron a jugar con ella utilizando caballos, perros, lanzas, capas, banderolas y el propio cuerpo como señuelo para ahondar la emoción.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Un juego que después de años de seleccionar las castas más dúctiles y refinar las técnicas de evasión, se ha convertido en el actual arte de la tauromaquia, practicado en centenares de Ferias y Festividades, ocasiones en que los artistas toreros tienen que sacrificar en cada obra su materia prima: la bravura del toro.

PITÓN IZQUIERDO Si volvemos a preguntarnos, ¿por qué embisten los toros de lidia? Tenemos que regresar con Pancho Miguel a quien mencioné en la entrega anterior, para recordar su hipótesis: que los toros descubren en el engaño a un depredador amenazante y para defenderse de él, lo atacan.

PITÓN DERECHO Añadimos nosotros que ese pleito deviene en un deleite ya que mientras se defiende atacando el toro, da ocasión a que el humano que lleva en las yemas de los dedos al contrincante, logre la hermosura de la tauromaquia acercando y retirándole el amenazante enemigo, con la mayor seducción y suavidad posibles.

PITÓN IZQUIERDO De la afirmación de Pancho Miguel podemos redondear la idea: Si el lienzo es enemigo del toro, entonces la tauromaquia consiste en la estrategia, táctica y coreografía que el diestro establece para que  ambos beligerantes generen la emoción estética durante su gresca de veinte minutos. Órale.

SALIÉNDOSE DE LA SUERTE Un león echado sobre su sombra, en la llanura africana, puede divisar a los lejos a un humano sin sentir la urgencia de atacarlo. Si ese atrevido va empequeñeciendo la distancia, entonces pasa de ser un puro accidente visual y se transforma en un intruso que merodea en el dominio territorial de león. Mientras se acerca, la fiera ya empieza a desperezarse y oscilar el rabo a la vez que afina la vista. Llegará el momento en que esa cercanía accidental se convierte en intromisión intolerable (como en el Metrobús), y obligue al león que ya siente su espacio vital invadido, a saltar sobre el intruso con zarpazos y dentelladas y así recuperar  el dominio territorial.   

VARIACIÓN DE LA MISMA SUERTE Un toro situado en los medios sobre su sombra, en el ruedo de cualquier plaza, puede divisar a los lejos al torero agitando la muleta sin sentir la necesidad de atacarlo. Si ese atrevido va empequeñeciendo la distancia, entonces pasa de ser un puro accidente visual y se transforma en un intruso que merodea en el dominio territorial del toro. Mientras se acerca, el toro ya empieza a oscilar el rabo y mover las orejas a la vez que afina la vista. Llegará el momento en que la cercanía accidental se convierte en intromisión intolerable (como en el Metrobús), y obligue  al toro que ya siente su espacio vital invadido, a arrancarse contra el intruso con la cornamenta apuntada una y otra vez y luchar por recuperar el dominio territorial.

PITÓN DERECHO El que un torero le ligue tandas al toro porque ¨no le quita el engaño de la cara¨, equivale a decir que aquél puede mantener la amenaza porque la trae en las yemas de los dedos y no la retira del área donde el toro rige. La terquedad del enemigo lo hace permanecer al alcance de los cuernos, por lo que el toro ataca una y otra vez para ahuyentarlo hasta que terminan los veinte minutos del encuentro.

RECORTE FINAL Si damos paso en este escenario Toro vs Depredador a los caballos, banderilleros, muleta y espada, obtendremos sabrosos ingredientes para la botana de la  próxima entrega. Órale.







miércoles, 15 de febrero de 2017

EL JULI, DESDE EL MONTE TAURUS

PATIO DE CUADRILLAS Volvimos a disfrutar la destreza que tiene El Juli para poner las condiciones del toro al servicio de su tauromaquia. Hizo que un toro grandulón, quedado, blandengue, embistiera a la muleta con lentitud, rozando las sedas y oros de sus muslos. En seguida con medio giro de la muñeca marcaba el fin del pase, dejaba al toro ahí y sin sacudir el lienzo, sin echarse un rascapetate, ni bailar zapateado hilvanaba la tanda, sin baches entre los pases. Sin reponer terrenos ni corregir alineamientos.

PITÓN DERECHO Una vez en Tijuana, ante un toro de Barralva, encaste mexicano, al iniciar la faena, el mansurrón fue colocado cerca de toriles. El Juli caminó desde los medios dejándose ver. Cuando el toro sintió su territorio invadido embistió  sin la fluidez que tuvo en banderillas, algo descompuesto. En el viaje El Juli, con una leve sacudida lo fijó en el engaño, lo tomó con suavidad, se lo fajó y lo llevó hasta allá para hacerle tomar el siguiente Óle. ¡En sólo una embestida, corrigió, embarcó, templó y mandó! Órale.

PITÓN IZQUIERDO Por si fuera poco, al rato tomó la muleta con la izquierda a pesar que eran evidentes las cabeceadas por ese lado. El toro, la muleta, el temple, la muñeca. Cortó las orejas. Temporadas posteriores a esa tarde, El Juli sigue presidiendo en la cima del Monte Taurus.

PITÓN DERECHO Ahora, en este domingo 5 del  Aniversario 71, El Juli demuestra que no se acomoda en sus laureles. No espera el toro a modo, porque ya conoce la ganadería. Lo observa, lo tantea, lo corrige, lo embarca, lo templa y lo manda a donde puede recogerlo con suavidad. Parece que no hay secretos sobre cómo mantener al toro interesado en la muleta. Hubo un momento en que el toro, después de una serie quedó viendo hacia toriles, con El Juli dos metros atrás, un segundo después pareció preferir la batalla entablada, se revolvió, vio al torero inmóvil y embistió de nuevo. Óle.

PITÓN IZQUIERDO El Juli no se deja ganar las batallas, y habrá algunos que consideran que todavía no supera la ansiedad del novillero; no caen en cuenta que es un maestro aguerrido y consistente. Sus salidas no son para asustar sino para continuar el arte con el apoyo  del valor y la técnica que tiene. Coloca su valor (que a pesar de ser tanto, no se ostenta), y la técnica (que siendo refinada no distrae), como utensilios básicos de su vocación e intuición torera, no como subterfugios para fomentar la gritería.

PITÓN DERECHO En un artículo reciente sostuvimos la idea que a El Juli le correspondería ser el eje de la fiesta en La México. Por supuesto que no fue una orden ejecutiva, si consideramos quien emitió el comento. Hay otros toreros y otros intereses. Pero habida cuenta de las tardes triunfales y de faenas sin la corona de acero, El Juli sería el indicado para, cuando menos,  hacer el paseíllo del 19, día en que  la empresa habrá de decidir sobre los triunfadores previos. Preparémonos para ver de qué color tiñe el verde.     

CAMBIO DE LIDIA Francisco Miguel Aguirre Farías  postula una hipótesis sorprendente: que el toro considera al engaño como un depredador del que tiene que defenderse, atacándolo. Tal hipótesis al extenderla para su incorporación al entendimiento de la tauromaquia, nos obliga con el peso de la lógica a decir que si el toro entabla un combate contra el capote y las muletas, entonces esa batalla que se da entre dos ¨enemigos¨ es la que aprovecha el torero para intervenir con su valor y técnica. Situado en la liza en la que puede ser una victima colateral, tiene que elevar el riesgo de morir, a una emoción estética.

PITÓN DERECHO También nos lleva con el hilo de la hipótesis propuesta a que veamos el encuentro del toro y el lienzo como una batalla de veinte minutos que tiene que bastar al torero para diseñar la estrategia, lo que luego llaman estructura y aplicar la táctica, que viene a ser lo que en la jerga taurina conocemos como improvisación. Eso sería lo que hace El Juli.  

PITÓN IZQUIERDO Estupendos momentos que me enseñó a ver Pancho Miguel, en que el toro se zafa de la estrategia diseñada por El Juli y éste con una ágil sutileza táctica, resuelve el imprevisto y así conserva la idea original. Es una consecuencia hermosa. Mientras que dos enemigos disputan el ruedo, el arista concierta el combate para hacernos experimentar lo sagrado de la belleza en los ataques. Estructura e improvisación en el vocabulario usual; estrategia y táctica, serian los términos bélicos correspondientes.  

REMATE Cuando me dispongo a ver a El Juli, no espero ¨a ver si sale en buena tarde´, o si el ¨toro colabora¨, o si ¨el viento lo permite¨. A El Juli voy a verlo continuar lo que hizo la anterior salida; no sólo liga los pases, sino las tardes. Órale.





Nota: Aguirre Farías Francisco Miguel. Detrás del Valor y del Arte. México, 2015. Impresos Gráficos Publicitarios. 110 pp.