CARTEL Aunque no son toreros, se han aventado al
ruedo. Se trata de dos cineastas que decidieron entrarle al toro, rodando
películas con tema taurino. Ya están en el burladero de directores; en los
chiqueros hay dos toros que no tendrán que sortear porque ambos son figuras y se
dan ese lujo. Pablo Berger, el español, pide que le suelten a ¨Blancanieves¨ y Menno
Meyjes, el holandés, en su turno, a ¨Manolete¨. Nosotros desde la barrera dedicaremos
un trío de columnas para reseñar su desempeño. Órale.
PREPARACIÓN DE AVÍOS Si el Director de Cine para contarnos cualquier
historia utiliza más la cámara que la pista de sonido, entonces hace una
Película. En cambio, si la información básica
de la historia nos llega por los parlamentos de los personajes, entonces
lo que entrega el Director es una Filmación de Diálogos. De acuerdo a lo
anterior, en este mano a mano Berger
hizo una película y Meyjes, filmó unos diálogos. Las canciones, óles, parches y
clarines en Blancanieves no desplazan, en importancia, a sus imágenes visuales.
En Manolete las imágenes visuales no le
llegan en peso emocional al contenido de los diálogos.
MÁS PREPARATIVOS Como las dos
historias son del dominio del gran público (menos conocido el caso de Manolete
que el de Blancanieves), los directores difícilmente nos pueden sorprender
porque los estamos viendo venir, ya que sabemos el tema central de sus obras.
Para los taurinos la tragedia de Linares es una efeméride conocida. Por su
parte, el cuento de Blancanieves es sabido por todos (salvo un caso que se ha
tardado en certificar Guinnes), y por lo mismo en las cintas sólo esperamos la
versiones que nos entreguen los directores.
PITÓN DERECHO Berger espera a un
toro de origen Grimm y ya toreado nada menos que por Disney. Sólo nos queda ver
la forma en que liquida a la madrastra aviesa, cómo protege a la huérfana indefensa,
el tratamiento dado a la manzana envenenada, al sicario enternecido, a los
enanos anfitriones y al príncipe besucón que le toca hacer el milagro.
PITÓN IZQUIERDO Berger escribe
la trama de manera ingeniosa; cambia el esquema en el caso del sicario
enternecido, que en el cuento mata un venado y le arranca el corazón que hace pasar por el de Blancanieves. Berger
prefiere contarnos que el sicario, después de atarantar a Blancanieves y
fracasar en su asesinato, prefiere matarla a besos, dándole así un giro sorprendente
a la película porque este beso libidinoso salva a Blancanieves cuando provoca
su huída que a su vez, le permite pasar de las tenazas del sicario a las
atenciones de uno de los enanos que la albergan y protegen y que termina enamorado
diminutamente de la huérfana.
PITÓN DERECHO Como Berger omite la
banda sonora obliga a los actores a expresarse con el lenguaje corporal y
expresiones faciales que si hubieran sido acompañadas del diálogo, resultarían
excesivas. Es un deleite ver sus actuaciones, con el diseño de sombras
expresionistas. Nos recuerda a Lang, Murnau, Chaplln, Eisenstein y en algunas
perspectivas a Jean Cocteau a Orson
Welles y Kubrik. Berger debió tomar notas en una mesa redonda con esos autores
tan insignes y nos entregó su Blancanieves.
PITON
DERECHO, OTRA VEZ A pesar de ser una
película en blanco y grises (propiamente sería berrenda en cárdena), hay una
evocación cromática cuando
Blancanieves flota casi ahogada en el
rio, poco antes de recibir el primer beso salvador. Esa escena nos recuerda los colores de un óleo de Everett Millais,
aquel pintor prerrafaelista que deja en el lienzo el cadáver de la hermosa Ofelia
flotando entre las flores, sobre aguas transparentes.
PITÓN IZQUIERDO No podemos pasar
por alto dos referencias que hace Berger a la muerte de los animales. Por lo
que respecta al gallo Pepe, la madrastra proterva lo mata y se lo da de
comer a la futura Blancanieves y como ella tiene resistencia a hincarle el
diente a su mascota, la madrastra le da tamaña tarascada a una pierna de Pepe. Extraña
metáfora cuando la madrastra escupe el bocado que arranca al pollo que ella
misma ha ejecutado.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ La
otra referencia a la muerte es que de los toros que aparecen, ninguno se ve
muerto; el que hiere a Villalta a la hora suprema, no se ve herido y el que
torea Blancanieves es indultado unánimemente. Tal vez lo que se propone Berger
es que la película pueda verse en los
Estados Unidos de América y sobre algunas pantallas remilgosas; tampoco se
presentan los picadores ni los banderilleros, ni las estocadas a fondo.
PITÓN DERECHO Bueno; aquí hay
que matizar: en realidad casi vimos picar al toro. Pero segundos antes de la
reunión, el tórax del caballo se separa de la grupa y el torete se cuela por la
luz cuando ambas mitades se alejan en direcciones opuestas. En cuanto a las espadas
la cámara subjetiva del toro solamente las registra, sin que haya tomas del
momento de su penetración en carne viva.
RECORTE La expresión de
Blancanieves, justo antes del indulto, parece que concentra la muerte de su
madre, su nacimiento, la piltrafa en que aquel toro convirtió a su padre; todos
esos eventos simultáneos apretujados en un ramillete de tristezas se asomaron por
esos sus ojos de pestañas en puntas y algo vueltas.
(Continuará)