lunes, 15 de junio de 2015

EL HIJO PRODIGIO





PITÓN DERECHO Y acontece que a los aficionados se nos fija en la memoria visual el quehacer estético de algún torero; y no se nos borra. Misterio. Se genera la sumisión personal y quedamos convertidos en sus seguidores. Tomamos por cuenta nuestra la difusión y defensa de tal concepto artístico. Emprendemos viajes arrebatados a otras ciudades para refrendar el apego al éxtasis y atestiguar el ritual del torero que lo genera.

PITÓN IZQUIERDO Claro que hay otros toreros que nos interesan y respetamos, pero el nuestro nos trastorna, nos lleva al estupor. Nos tiene.

PITÓN DERECHO Guillermo H. Cantú cayó en cuenta que cuando Manolo estaba bajo el sol, sobre la arena y frente al toro tomaba sus pausas para ensartar lentamente como joyero, una tanda con las siguientes. Y era precisamente el espacio en que nosotros en los tendidos casi sin respirar cultivábamos los óles que después adornarían los pases del Maestro.

PITÓN IZQUIERDO En el caso de José Tomás él se toma meses de preámbulo para someternos, finalmente, al cautiverio de su alto oficio. No son instantes sino semanas de peregrinación sobre las brasas de la reventa a lo que estamos obligados, para verlo. Desde aquí hasta Juriquilla, Querétaro, luego al año siguiente a la Feria de San Marcos, en Aguascalientes.  Antes a Nimes. Antes a Valencia.

PITÓN DERECHO Este sábado regresa José Tomás a las arenas sobre las que empieza a ser figura. Hay clamores en la calle porque no hay entradas. Regresa José Tomás después de cuatro años y con varios litros de sangre de mexicanos en las venas; vuelve a donde los requirió por la cornada de Navegante. Al saberse el cartel, se activan los teclados en los sitios electrónicos para conseguir boletos y un batir de puños en las ventanillas cerradas. José Tomás volverá a torear y todos queremos ser uno de los 16 mil afortunados que lo vean.

PITÓN IZQUIERDO Se hace el paseíllo. Los toreros conscientes que podría ser el último, pisan cruces que ellos mismos trazan. El público se da por afortunado por ver el desfile de esta tarde y espera el de mañana, que encabezará El Juli. Por el momento la comitiva se dirige al burladero y lo hace como si fuera a la muerte, con la lentitud que roza el letargo para cumplir con el destino.

PITÓN DERECHO Estamos ya en el bullicio. En el ruedo se da el hervor de la gran faena y el tropel de corazones de la Vieja Guardia, curtidos por tantas corridas, galopa rumbo al infarto. Se despliega una catatonia multitudinaria, pasmo en el tendido, éxtasis de muchedumbre, euforia de las legiones extranjeras. Estupor público porque José Tomás torea como nunca, como siempre.

PAUSA Así es la muerte: cuando nos roza, nos afecta como nunca; cuando es lejana, la vemos como siempre. El torero es el único artista que puede morir por serlo. La muerte simple cumple con el rango de natural, cuando llega en la vejez. En los demás casos es llana advenediza del accidente o del malestar terminal. Lo natural es morirse de viejo- Cualquier otro mutis final trastoca el orden. Menos la muerte de un torero sobre el ruedo; morir entre los cuernos, es fenecer en las orillas del arte; es la muerte artística.

PITÓN DERECHO Recordemos que la Palabra no mata al Literato. El Músico no sucumbe mortalmente ante el ritmo, ni la melodía, o la armonía con que apresa el Sonido, su elemento esencial; ni la Coreografía mata a la Prima Ballerina, ni  el Arco Iris al Pintor.

PITÓN IZQUIERDO Pero si Matajacas a Montes, Chicharrón a Gaviño, Michín a Carmelo. Cobijero a Balderas. Tal vez por eso resulta casi aterrador el sentimiento que genera José Tomás y que bien va con El Concierto de Aranjuez, de Rodrigo. Sus roces con la muerte duran pocos latidos. ¿Será que en la vida todo sea efímero y denso como esos rasgueos, como los pálpitos que me desbordan, como fue ella y también como fueron y serán los amaneceres, como son los pases de José Tomás?

RECORTE La recurrencia de lo efímero hace que valga la pena una larga vida. Órale.

PITÓN DERECHO José Tomás está toreando. ¨El hijo prodigio regresó a casa¨ nos recuerda una manta puesta por el Grupo Taurino por Amor al Arte. Su soledad sobre el ruedo nos sobrecoge con la inminencia de la cornada íntima, como la cuchillada de Borges. Quedamos arropados por aquel pase en que nos puso en el centro de la circunferencia eterna. Con su ministerio ha convertido la muchedumbre feriante y ruidosa, en una asamblea del arte.

PITÓN IZQUIERDO Como ya está aclarado: filosofar es pensar en la muerte. El torero piensa en su muerte al torear. Entonces, torear es una forma de filosofar y los espectadores filosofamos en carne ajena.

PITÓN DERECHO Ninguna de las materias primas, dijimos arriba, mata al taumaturgo que les da forma; salvo el torero que tiene en la bravura de Navegante la inminencia de la cornada final. Al Arquitecto Urbanista no lo mata la Visión del Espacio que ha de limitar con su proyecto; ni al Escultor la materia plástica de su concepción. El Torero sí puede morir frente a su materia prima, la Bravura del Toro. Es un artista que nos trasmite el misterio singular de exponerse para lograr belleza. Y ahí está José Tomás en la penumbra de la muerte para descubrir la luminosidad de la tauromaquia.

PITÓN IZQUIERDO Lo sólito de experimentar un portento es que cuando uno lo comenta, en la sabrosa tertulia inmediata, con vino de la región, bocadillos de ensueño, rodeado de sabihondos que nos ponen en nuestro lugar, vuelve uno a lo cotidiano, desaparece el prodigio bajo las palabras y el comentario interminable resulta insulso como tortas de jícama y tacos de avena.


DESPLANTE FINAL Mañana empieza la espera para la siguiente.