miércoles, 25 de enero de 2017

LA ESTRATEGIA TAURINA

PATIO DE CUADRILLAS A los narradores de cuentos infantiles que tratan de huérfanas, niños extraviados, de princesas desamparadas y que cierran con finales tan dulces, que por comparación dejan a los panales desabridos, les ha tomado siglos para fomentar el odio a las madrastras y por extensión a las suegras.

PASEÍLLO En cambio Pixtar y Disney sólo necesitaron un medio siglo para humanizar hasta las hienas e incorporar en el currículum de la educación extraescolar de millones de niñ@s, la adoración a las bestias.

PITÓN DERECHO En esas películas para niñ@s es más frecuente encontrar un humano despiadado que un animal salvaje que lo sea. Eso explicaría algunos fenómenos sorprendentes como el que vive Seattle, Washington. EUA (Trump le dice América), donde hay más mascotas registradas que niños menores de 5 años.

PITÓN IZQUIERDO Acá, nuestros cedemequis no hacen malos quesos para eso de las incongruencias, ya llevan 175 mil abortos que llenarían cuatro veces La México, y pocos protestan ante ese método de control de la natalidad, pero en cambio hemos tenido comparecencias gritonas a la entrada de la plaza, para evitar el sacrificio de seis toros por corrida.  

PITÓN DERECHO ¿Por qué el trastornado que interrumpió el espectáculo, el domingo 22 no esperó al toro a porta gayola para advertirle que, en caso de embestir lo iban a sacrificar? ¿Por qué no se para con el mismo torso grafiteado frente a una clínica dónde se practican abortos ¨legales¨?



PITÓN IZQUIERDO Siguen los tendidos desolados. Todos tenemos una explicación y la empresa diligentemente atiende esos reclamos, menos la bravura de los toros, que es impredecible en la mayoría de los encierros. Por ejemplo, el despeje y paseíllo se cumplieron a una hora más acostumbrada, los precios se bajaron, se dio el festejo en domingo, el trapío no sorprendió porque había sido conocido por las fotos días antes. Los vendedores se tapan cuando hay toro en el ruedo. El cartel no era para quedarse en casa. No tuvimos buena asistencia. Y ¿ahora que le vamos a solicitar a la Empresa? 

PITÓN DERECHO Entre los asistentes volvimos a ver un par de niños, Eva y Salvador Santoyo vestidos a la usanza torera que habíamos visto en la Vicente Segura, de Pachuca. Este domingo su hermana Kenia los llevó para que sigan creciendo dentro de la tradición dominical taurina. La presencia de Eva, Salvador y Kenia es una forma, tal vez la más fuerte de mantener la Fiesta porque se trata del relevo de las generaciones.

PITÓN IZQUIERDO De ahí la importancia de que l@s niñ@s entraran gratis a las corridas y la permanente insistencia de los antis para que se legisle la prohibición de su acceso.

 PITÓN DERECHO Y si hablamos de relevos dentro de la tauromaquia, se nos cuela en este párrafo la muerte del centenario Canito, allá en España. Fue el fotógrafo que tomó las últimas fotos taurinas de Manolete y setenta años después, seguía agregando imágenes a las miles con que captó momentos cumbres de la tauromaquia. Era su graciosa costumbre decir, cuando lo entrevistaban, que ahora ya las vaquillas se le iban vivas. El catálogo de sus fotografías escogidas es esperado con interés para subirlo a los anaqueles y embellecer la tauromaquia.  

PITÓN IZQUIERDO Nosotros tenemos a Daniela Magdaleno, joven fotógrafa con un sentido educado de esperar el momento para disparar la cámara. Que siga registrando los momentos efímeros de los lances y pases para el disfrute de los taurinos actuales y los que todavía no nacen.


EL HUBIERA SI EXISTE. La joya de la tarde se construyó con el capote de Perera, en el primero. Los banderilleros del segundo y el picador del que cerró. La muleta de Juan Pablo en el segundo, y el recorrido del sexto de la tarde. Las gaoneras y algunos muletazos al sexto. La segunda estocada de Juan Pablo a su primero. Si hubiéramos visto eso en el mismo toro y a cargo del mismo torero, los brincos que habríamos dado. Es el privilegio del pepenador de detalles. 




sábado, 21 de enero de 2017

PARAR EL CORAZÓN


PATIO DE CUADRILLAS Si los principios de la mercadotecnia  establecen que se requieren dos y tres años para que prospere un changarro comercial y se haga autosuficiente, no veo por qué interpretan como fracaso, la poca asistencia a las corridas de la temporada 16-17 de La México, echada a andar por una nueva empresa. Durante esos dos o tres años, nos aconseja el librito, el empresario debe apechugar los gastos y si no tiene un guardadito para tal mantenimiento, se va a la quiebra; que no sería ni por chiste, el caso de los mencionados empresarios.

PITÓN DERECHO El pie derecho de la empresa, sin duda alguna es el trapío. La catadura de los animales fue el aguinaldo de fin de año. Desde la primera corrida se recortó la silueta arrogante y en las crónicas posteriores se divulgó el retorno del trapío añorado, entonces, ¿por qué no asistieron a las siguientes corridas los aficionados? ¿Qué no se dijo que era el trapío lo que explicaba su ausencia?

PITÓN IZQUIERDO Las nuevas ideas presentadas por la empresa son varias: la compactación de fechas, los horarios recorridos, los precios alzados, el sesgo carpetovetónico en algunos carteles. Todos esos cambios convergen, dicen los críticos, que ya no hablan del trapío, en la rala asistencia de nuestra afición. Pero, si la empresa saliente NO APLICABA ESA ESTRATEGIA y sus entradas eran también pobretonas, ¿cuál sería una explicación verosímil?

PITÓN DERECHO El trapío no fue suficiente razón. Tal vez debería mencionarse la pobreza tercermundista. Por nuestro lado, añadimos a esas razones, la televisión.

PITÓN IZQUIERDO La televisión es una metiche imprudente que hace trastabillar nuestra Fiesta de manera directa, no tanto por la arrebatinga de horarios, sino más bien por la misericordia que fomenta con sus series y películas de mascotas dialogantes y bestezuelas humanizadas. Con tales mensajes los canales televisivos han domesticado por años a los niños del mundo; miles de horas después los han entregado a la sociedad endulzados y reacios a la tauromaquia.

RECORTE La generación Disney es la que no hace fila en las taquillas. Órale.      

PITÓN DERECHO Todos los arrogantes críticos taurinos (¿existirá alguno que no sea arrogante?), demonizaban la escualidez de los toros para explicar las graderías vacías. Entonces ahora que hay trapío seguimos viendo los tendidos vacíos, ¿por qué no dirigen sus Manifiestos, Pregones y Edictos contra Disney? Claro que hay más razones,  pero la que pesa más es el efecto Disneylandia.

DESPLANTE La generación Disney, repetimos,  es la que no hace fila en las taquillas. En las nuestras y en las de allá.

CAMBIO DE LIDIA La reciente euforia elevada por las embestidas de Peregrino, de Teófilo Gómez y el alucinante acompañamiento que hizo Morante de ellas, nos recuerda las dos importaciones ultramarinas que  hemos suavizado en México, ambas de procedencia ibérica: la embestida de los toros y la lengua española. Hemos suavizado ambas; veremos la primera.

PITÓN DERECHO Cuando el toro español se aclimató al paisaje, altitud, aguas, pasto y gustos del ganadero y del que paga, (Y no tanto de los críticos supremos), resultó ser después de varias generaciones, un toro que requiere una lidia que haga juego con su suavidad. (Si, si. Hay ganaderías mexicanas con otro tipo de toros, pero no son las que nos dan perfil.)

PITÓN IZQUIERDO Y las proporciones de bravura, nobleza y trapío que decantaron de la sangre española nuestros ganaderos para criar el toro mexicano, ha propiciado, lógicamente, un estilo particular de torearlo.

PITÓN DERECHO La tauromaquia no sólo se aprende viendo lo que ocurre sobre el ruedo, también se aprende soportando a los que no piensan como uno; asimismo leyendo los libros que escriben los conocedores. Guillermo H. Cantú, nos dice, en relación a la lentitud al torear: ¨La prisa ha sido patrimonio europeo, no mestizo.¨

PITÓN DERECHO Nosotros recordamos una sentencia popular que dice: Nobleza Obliga, que es aplicada cuando estamos en las relaciones sociales, pero en tratándose de toros nobles, esa obligación es el acompañamiento pausado de sus embestidas. Silverio recuerda a Tanguito: ¨…acudía en cámara lenta, y obligaba un temple preciso…¨ Hay que notar que Silverio dice que el toro obligaba a templarlo, asunto que tocamos en la anterior columna. (SILVERIO o la Sensualidad en el Toreo. DIANA, México, 1987. Pág. 163)

PITÓN IZQUIERDO Antonio José Pradel Rico para explicar los toreos reposados de José Tomás  y Morante ahonda en las vísceras y el ritmo del corazón del torero y del toro.  Así nos acerca al entendimiento del misterio de la quietud de la estética taurina. ¨No se pueden parar los pies delante del toro, sin antes parar el corazón¨ También hace una distinción ente la inmovilidad, que se la adhiera a los objetos y la quietud que corresponde a seres vivos. El tema de la lentitud, del temple, de la quietud recorre su excelente libro. (Elogio y refutación de la Quietud. España, 2013. Ediciones Bellaterra. 228 pp. La cita está en la 117.)

PITÓN DERECHO Templar la bravura del animal, es cuando el humano que reposa frente al peligro. Dice Morante que José Tomás ¨transmitía una paz diferente¨ (Pradel, 20). Pudiéramos decir lo mismo de Morante. En todo caso, ambos diestros se apaciguan frente al toro. Se ve esa paz misteriosa frente a las embestidas que buscan la muerte, que es otro misterio. La nobleza puede llevarse en vilo al torero al más allá mientras que la multitud observa, aunque parece esperar.


 PITÓN IZQUIERDO El temperamento del toro mexicano, encarnado en  Nacarillo, de Piedras Negras, permitió los 27 naturales portentosos de Armillita y los 25 que Chicuelo le dio a Dentista, de San Mateo. (Malgesto Paco. ¨Armillita ¨Maestro de Maestros¨ México, 1988. Panorama. 297 pp. La mención aparece en la 191). Sin soslayar la sapiencia y calidad de los diestros de tan inolvidables proezas taurinas, la materia prima había sido criada por los ganaderos mexicanos. 

domingo, 8 de enero de 2017

¡ÉNTRA, SANTO PEREGRINO!

PATIO DE CUADRILLAS Lo que más apreciamos en el toro de lidia es cuando al final de sus veinte minutos de vida, en manos de un torero con oficio, merezca uno de estos tres epitafios, 1) Se encontró con un torero que templó su bravura, 2) Le tocó en suerte un artista que supo acompañar su nobleza y 3) Sin tener pases, el diestro le dio la lidia adecuada.   

PITÓN DERECHO 1 Torear es templar la bravura. La acción es templar, la materia prima la bravura; la obra artística: la emoción estética originada por la cercanía de la muerte. Por eso el encuentro de la bravura, que sale de toriles, con el arte que se desprende del burladero, es la antesala del éxtasis. Ese enfrentamiento es cosa de verse; pero más de disfrutarse. Nos disponemos a observar cómo el artista intenta crear la belleza con una materia prima --la bravura—que puede ser causa de su muerte. Alguien le ha encomendado al torero que temple al toro bravo; es su tarea. ¿Cómo meter las embestidas impetuosas al ritmo suave del artista? ¿Cómo prometer –sin entregar-- la suavidad de la tela a los ataques violentos, sin que sea tocada, manteniéndola alcanzable y esculpiendo la elegancia corporal durante la embestida? ¿Cómo poder girar el cuerpo al tiempo del lance, o pase, sin distraer al toro y sin descomponer el cuadro? ¿Cómo estar quieto al cambio de perfil, sin alejarse al terminar el pase, sin encimarse para ligar otro más, conservando justa la distancia? Si lo logra, habrá templado la bravura.  
PITÓN IZQUIERDO 2 Otra cosa sería acompañar la nobleza. Cuando el toro ubica al engaño como el principal objetivo de sus cargas, se da la nobleza. Es entonces cuando el artista ya con el animal fijo en la tela, puede inundar la tarde con la elegancia. La nobleza concentrada en el trapo de suaves vuelos genera una estética diferente a la que encontramos en la bravura templada. El toro al tener más nobleza que furor en sus cargas, deja al torero sin embestidas que templar, pero si le permite que acompase los envites, que le acompañe sus ataques. Esto es lo que da motivo para que algunos sostengan que el toro es el que aporta el temple. Así es, siempre y cuando el toro sea mucho más noble que bravo y el torero sepa trazar y meter el engaño en el ritmo del toro y renunciar a imponerle el suyo. Todos decimos que preferimos la bravura sobre cualquier otro atributo, pero es un decir, ya que la mayoría aplaudimos más la nobleza bien acompañada. Disfrutamos por supuesto el altísimo mérito taurino y la estrujante emoción de sacarle tres o cuatro tandas a Timbalero, pero hablando de éxtasis y alborozo, la nobleza acompasada por el arte de un buen torero, no tiene igual. Al menos en los tendidos.

PITÓN DERECHO 3 Y otra cosa más es lidiar. Cuando no hay bravura ni nobleza, el toro es un galimatías. La lidia que necesita requiere de un torero con oficio para resolver el problema en veinte minutos; sin naufragar. Todos los toros tienen lidia, de acuerdo, pero no todos los toros tienen pases. Además, no todas las lidias son entendidas por el público y algunas veces ni por el torero. Frecuentemente los tendidos terminan por abuchear a ambos personajes. El torero, si es conocedor no puede hacer otra cosa que torearlo por la cara, cruzarse, ir de pitón a pitón, tratar de doblarse con él, llevarlo a diferentes terrenos, provocar las embestidas imposibles y  finalmente, estoquearlo.   

DESPLANTE Así, a un toro se le puede templar la bravura, acompañarlo en su nobleza o lidiar la falta de ambas. No todos los toros tienen tan definido su comportamiento, como para caber en uno de los tres tipos que pusimos de ejemplo. Lo más frecuente es que tenga rasgos combinados. Ningún toro carece de peligro; hasta Pero Grullo lo advirtió. Un manso huidizo, un toro parado, uno de arrancones imprevistos, otro de embestías humilladas, para rejones o afeitado, abanto o emplazado, puede causar heridas peligrosas. Es casi seguro que se pueden documentar percances serios causados por cada uno de esos tipos, a toreros del primer grupo o de los otros.


RECORTE Entonces mucha de la insatisfacción con los toros que se han lidiado en lo que va de la temporada 16-17, no se debe a que los toros sean inofensivos sino que no parecen peligrosos. Ya se avanzó mucho en el trapío comparándolo con el que ya habíamos elevado al rango de resignación, en tiempos idos. Por supuesto que hay insatisfechos, porque además de trapío quieren bravura y toreros que la atiendan (¿Y quién no?), pero a esos inconformes habría que preguntarles: de la temporada anterior y ésta, ¿cuál catadura prefieren? Claro, claro uno hubiera querido que Timbalero encarnara en alguno de los que han salido. Pero de eso a nada, mejor que ¨éntre el santo Peregrino¨ para recibir nuestra ovación. Dos o tres tandas marcadas a un toro problemático, con la hondura del temple, generan una estética distinta a la del ballet cuando se saca a bailar a una hermana de la caridad. Órale.