martes, 21 de septiembre de 2010

LA MADRE DE TODAS LAS VERONICAS

PITÓN DERECHO Francisco Montes “Paquiro”, en su Tauromaquia Completa de 1836, dedica el capítulo VI a la suerte de capa y el artículo II lo integra con su idea "De la suerte a la verónica, o sea de frente." Por la forma de redactar este encabezado se deduce que en ese entonces era más conocido el lance como suerte de frente que como a la verónica. Leyendo artículo II, aprende uno que para realizar la verónica se citaba de frente, el torero se pondrá “…de tal modo que sus pies estén mirando (sic) hacia las manos del toro” y cuando el animal estuviera embarcado, se cargaba la suerte y se sacaba el capote debajo de los belfos sin mandarlo, sino más bien dejando que la inercia fuera la que hiciera el trabajo de volver a ponerlo en jurisdicción. .

PITÓN IZQUIERDO Eso fue en el siglo XIX y paralelamente a la larga sucesión de temporadas la verónica, como pase fundamental, fue variando poco a poco. Así fue como pasó de ser un modo de burlar las embestidas con el engaño movido bruscamente cuando el animal parecía engancharlo, al modo de crear belleza citando de perfil y llevando al toro con lentitud y languidez, antes de depositarlo en el terreno para disfrutar la repetición. Para muchos, es el pase de pases.

PITÓN DERECHO Claro que con un toro de embestidas descompuestas no se podría hacer algo más que los que hacía “Paquiro”, pero los señores ganaderos mediante los encastes, ligas y demás adelantos en la crianza, cambiaron al toro y con éste obligaron a los diestros a otra técnica de torearlos y de paso, les permitieron hacer un arte de lo que anteriormente era pura supervivencia defensiva.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Recordamos a El Calesero, Manolo Martínez, Paco Camino ya ausentes de los ruedos, inolvidables porque fueron orfebres del pase. Mariano Ramos, El Pana, Enrique Ponce y José Tomas, todavía en activo, no la describieron con palabras, que nosotros sepamos, sino que la ejecutan y detienen la duración del óle cuando las hacen florecer en medio de la tarde.

PITÓN IZQUIERDO El encanto de este pase estriba en que su tersura se da frente al toro en plenitud de hachazos, cuando aún no se le disminuye con las varas. El capote extendido y sedoso recibe el embate virginal del toro que no soporta la provocación y que ataca pero algo desvanece el capote y lo desaparece por momentos sólo para volver de nuevo a extenderse en el vacío, vulnerable, fácil de atacar.

PITÓN DERECHO Otro rasgo de este pase, es que de todos los que se practican frente al toro, es el único que se ubica en el principio, no de la tauromaquia sino del mismo cristianismo. La referencia histórica está bien documentada y resulta que el primer cite registrado de la verónica fue dado nada más, ni nada menos, que por una Santa. Santa Verónica, por más señas. Va la historia.

PITÓN IZQUIERDO Aclaremos; más que historia, es tradición católica. Camino al calvario una buena mujer enjugó la frente de Jesús y en el lienzo quedó la huella del rostro lacerado. Sería la única imagen real del divino rostro, la vera icona, la verónica. Luego se conoció a la piadosa mujer como Santa Verónica. Tiene su espacio en el santoral y varias capillas e iglesias diseminadas en el anchuroso mundo católico. Se dice que el manto auténtico está en San Pedro, en el Vaticano.

DESPLANTE Pues bien, el pintor Derik Baegert tuvo a bien pintar en 1477, casi 400 años antes que “Paquiro” escribiera su obra, un óleo de aproximadamente un metro y medio por dos de alto, en que aparece un grupo de hombres que rodean a una mujer quien tiene extendido su manto en el que se distingue el rostro divino. El cuadro original llamado La Verónica y un Grupo de Caballeros, está en el museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. La mujer está, como ya dijimos, presentando el manto con el rostro de Jesús y lo notable del caso es el lenguaje corporal que adopta para hacerlo.

PITÓN IZQUIERDO Tiene tomado el manto con los pulgares e índices y con las palmas al frente. Las manos separadas no más allá de la anchura de sus hombros. La mano derecha un poco más alta. Y el rostro inclinado sobre su derecha. Es decir la forma de iniciar la suerte, según “Paquiro”.

PITÓN DERECHO 531 años separan ese cuadro de lo que escribe M. Blasco el autor de la Enciclopedia Taurina de la A a la Z, quien solamente dice que el pase tiene el nombre de la Santa Verónica porque así presentaba el lienzo, pero no menciona el Museo ni a Baegert. En el barrio madrileño de Atocha, fortuitamente encontramos una callejuela con el nombre de la Santa. En la esquina tiene como identificador de la rúa un mosaico con ella y su presentación del lienzo. No es parecida a la de Baegert porque no es de cuerpo entero, ni está rodeada de mirones, pero da la idea.

RECORTE Amig@ taurómac@, cuando Usted llegue a Madrid, además de armar la tremolina y cumplir con la obligación de meterse en Las Ventas, mesones, figones, fondas y tabernas anexas que alcance a ver, visite también a La Verónica y un Grupo de Caballeros. Experimentará algo parecido a la languidez de una verónica frente a un toro que, aunque inexistente, embiste furiosamente y será porque al quedarse quiet@, a Usted l@ estará templand@ nada menos que la historia. Óle.

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