PITÓN IZQUIERDO Si el torero extrae durante la lidia lo mejor del toro y éste tiene casta, nobleza, bravura, fijeza y trapío (O al menos eso creen ver los aficionados), entonces el Juez o Presidente, ante la solicitud multitudinaria, extrae el pañuelo (anaranjado, verde o blanco, según la plaza) y otorga el indulto al toro. Regresan al toro a los corrales y después a su dehesa
PITÓN DERECHO El ganadero, halagado a más no poder, después de curarle las heridas, tiene tres opciones: ponerlo a padrear en su ganadería o pasarlo a otra que lo reciban para refrescar la sangre o simplemente mandarlo con el destazador. Independientemente de su decisión, siempre verá con buenos ojos el indulto, aunque no sea merecido, porque añade nombradía a su ganadería.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Ya ha sido advertido en muchos medios: es más lo que el indulto suaviza la fiesta que lo que mejora la sangre brava. Y esta creciente suavización empezó en el siglo pasado, no con los indultos sino con las colchonetas impenetrables con que amurallaron a los caballos de los picadores. Luego el ablandamiento siguió con la automática rechifla cuando aparecen los montados. Ya hay dos países donde se juegan toros sin derramarles la sangre y por lo mismo desaparecieron las picas, las banderillas y los estoques y la puntilla. Esto pudiera ser el inicio de una gran transformación de la tauromaquia.
PITÓN IZQUIERDO No deja de llamar la atención que mientras las multitudes que van a los toros exigen, o generan el gusto por algo “más civilizado”, el resto de los humanos (Tal vez ellos mismos), no se percatan que las armas con que se mata, no a los animales sino a los que rezan diferente o piensan distinto, cada vez son más letales.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Si dentro de algunos años, en alguna de esas exposiciones o muestras culturales con que se cumplirán las metas de campaña de los bisnietos de los actuales próceres, se instalara una oploteca con los distintos adminículos de guerra empleados por los ejércitos actuales para promover la democracia y los utensilios de los toreros actuales para hacer arte taurino, se vería la evolución de la inventiva humana para hacer la guerra y para torear.
RECUPERANDO TERRENO Ya no pensemos lo que ocurrirá dentro de 75 años. Simplemente imaginemos que en estos días, hubiera una exposición de armamento actual con sus monstruosidades de helicópteros que no fallan, los satélites que miden la temperatura corporal de los agazapados 600 kilómetros abajo. Aviones indetectables por el radar puestos al servicio de la promoción sangrienta de la democracia. Junto a esta preciosidad, que expusieran, en ese museo, las espadas del Paquiro, de Ponciano Díaz, de Belmonte, de Ponce, de El Juli, y sus respectivos ternos y enseres de toreo. Que se cubriera un siglo y medio de equipos taurómacos y de armamento bélico. ¿Qué pudiéramos concluir de la evolución de ambas inclinaciones humanas?
PITÓN DERECHO Este aficionado ha visto una sola corrida verde, fue en Las Vegas. Como ya tuvimos la oportunidad e comentar el evento, no hubo banderillas, ni picadores y menos estocadas. Eso sí, tres Barbies que uno no podía analizar detalladamente porque pudiera proceder la extradición. La experiencia fue muy parecida a tomar café sin cafeína, comer unos huevos rancheros sin colesterol y refrescarse con “sangría”, sin vino. Algo faltó. Había toros, toreros, hermosas, vino. Lo que extrañamos fue el sacrificio público del toro, aunque subsistió la belleza de su porte. Lo que se extrañó pues, es el misterio de la suavidad frente a la inminente muerte. El rito de la estocada.
PITÓN IZQUIERDO Precisamente es lo que demerita la corriente del indulto con que iniciamos esta columna: los toros tienen que ser bravos y morir. En los indultos recientes, unos fueron otorgados a toros apenas rasguñados (por poco escribo regañados), por el picador, de poca fuerza: dos de ellos doblaron las manos desde el primer tercio. Bastó con que fueran nobles, fijos y con un trapío pasadero.
DESPLANTE Esta tendencia forzada por el público y alentada por el juez, parece ya una manifestación de que los públicos se ha inclinado por del indulto del toro. Esto no significa necesariamente que los toros cada vez sean mejores y nobles para la lidia, sino que la afición no los quiere ver morir, si se prestan al espectáculo.
PITÓN DERECHO Una de las adiciones (Ojalá no sea adicción), que encontraríamos de lo más detestable, sería que esos coros multitudinarios con que apoyan los llamados “fans” a sus equipos de fútbol, encontraran alguna grieta para colarse a los tendidos de las corridas de toros, y hacer la apreciación o repudio de lo taurino, con esos cánticos que con alguna imaginación desabrida pudieran convertirse hasta en adejines. Ya en la México se da una especie de diálogo entre dos grupos, que no apoyan a torero alguno, sino más bien que se burlan uno del otro y disputan con los mismos gritos de siempre, el dominio pueril de los tendidos.
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