A la memoria de Ricardo Torres Serna
PITÓN DERECHO En este serial de corridas (Las ferias de San Isidro y de San Fermín), quienes apoyan con los comentos las imágenes visuales de la tv, son dos toreros en retiro y otro en receso. Cuando se escucha el repertorio de conocimientos que con parquedad sueltan como apuntes conforme se va desarrollando la lidia, cae en cuenta que con lo que externan, se puede redactar una rutina de observación, una especie de vade mécum, un prontuario para el aficionado que pretenda abandonar la romántica Villa Melón.
PITÓN IZQUIERDO Este plan de observación sería para el uso del llamado aficionado torista, quien para disfrutar la fiesta, debe tomar en cuenta las condiciones del toro, la procedencia, el encaste, su trapío su peso, la cornamenta, su debilidad, la casta, su fuerza, la forma en que acomete y su parecido con otro que alguno de los comentaristas toreó alguna vez, o vio que alguien lo toreara.
PITÓN DERECHO Entonces el aficionado luego, si es que puede recordarlo, ya estará en condiciones de apreciar lo que hace el torero, sobre la arena, frente a tanto historial detrás de la cornamenta de miedo. Así el toro señoreando sobre la arena incita al torero a atender su bravura, o falta de ella, y siempre el toro provoca al torero a mostrar sus cartas, ¿Qué es lo que el torero ofrece como prueba que es realmente un torero? El toro está ahí para que ambos queden en evidencia.
PITÓN IZQUIERDO Nuestra opinión es que es necesario cuando menos tres componentes para proclamar que se tiene talento de torero: valor para parársele enfrente al animal, técnica con el objetivo de cumplir con la coreografía de la lidia y una necesidad emocional de expresarse estéticamente.
PITÓN DERECHO Los toreros “suicidas” son a los que se les nota solamente el valor y, aparentemente no tienen técnica depurada y pocas veces, si no es que nunca, se expresan artísticamente. Por otro lado los toreros que privilegian la técnica son considerados fríos, eficientes y solventes porque el valor, que indudablemente tienen es relegado por la eficiencia con que resuelven los problemas de la lidia.
DESPLANTE Esto viene al caso porque en la corrida del domingo 11 pasado se corrieron toros de Miura y el cartel incluyó a Padilla, aquel torero temerario que hizo pareja con El Zotoluco, hará cuatro o cinco años, cuando entre ambos mataron esa temporada una camada de Miuras. En esta corrida el primer toro que le salió a Padilla fue tan al estilo de los Miuras que no le dejó hacer mucho, solamente le obligó mostrar un valor escalofriante e hizo relegar algo de la técnica y mucho del arte. Lo ha zarandeado tanto que pareció haberlo cosido a cornadas innumerables, pero afortunadamente el reporte médico fue de algunas costillas vencidas y dos o tres pisotones. Interpreto que la oreja fue por su valor, no tanto por su técnica y mucho menos por su arte.
PITÓN IZQUIERDO Pero cuando llega el arte, es otra cosa. Este lunes 12 El Juli volvió a torear espléndidamente y de nuevo, el Presidente volvió a tratarlo mal. Los propios comentaristas mexicanos y españoles no se explican el origen de esa mala vibra que tiene con los presidentes de las corridas que le niegan las trofeos pedidos multitudinariamente. Este lunes toreó dos Miura de 600 kilos con unos cuernos de más de medio metro. Al primero lo pasó SIN PICAR y le hizo una faena tan artística que el valor pasó a la zona del reojo, y tan fluida que parecía que no había la aplicación de la técnica como se iba necesitando, sino una coreografía ensayada. Mató con un estoconazo y el público pidió las dos orejas pero el Presidente solamente concedió una. Se llevó un abucheo general pero el presidente se salió con la suya: tratarlo como mexicano, porque fue aquí donde pasó muchos años de becerrista y novillero y nadie puede decirles cómo se torea, si no lo ha aprendido allá.
PITÓN DERECHO Si existiera alguna duda que las etapas mexicanas de El Juli como torero, y para este caso del mismo Ponce, son detestadas por periodistas carpetovetónicos, lean la crónica de la corrida que torearon, alternando con El Zotoluco, en la Feria de San Fermín, en el 2002.
PITÓN IZQUIERDO Este lunes 12 de julio de 2010, en la faena del segundo en Pamplona El Juli recibió una cornada en el escroto. Aguantó el dolor y pudo matar con otra estocada bien puesta que le mereció otra oreja que le abriría la puerta grande. Sólo que como se internó en la enfermería antes del arrastre, no pudo disfrutar ese homenaje popular. Cuando torea El Juli estamos frente al encanto del los pases templados y no de trapazos que aprovechan el viaje del toro para adulterar la verdad de la lidia.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Hoy miércoles 14 volvió El Juli, aparentemente sin resabios por el desgarrón del escroto sufrido antier. Le mandaron un toro hinchado por alguna herida recibida en los corrales. Su segundo fue inservible. A Castella le premiaron con dos orejas una faena buena, pero no mejor que la hecha por El Juli, el lunes y que mereció una oreja.
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