PITÓN DERECHO El cartel no podía tener ningún “pero” se trata de
tres matadores muy por encima de la mayoría. Además, El Juli tomó la
alternativa en Nimes, después de haber forjado su temperamento básico con toros
mexicanos y así llegar después de centenares lidiados, a su personalidad taurina. Mantuvo en consecuencia
una lejanía de su lugar de nacimiento físico. Esta lejanía también se mantuvo durante
la actual Feria de San Isidro en la cual ni él ni Ponce asistieron. Su
presentación en Nimes tuvo, pues, el morbo de percibir si los óles se escucharían
allende los Pirineos.
Lo acompañó Sebastián Castella, francés de primer nivel en la tauromaquia mundial. De un toreo terso, si mucha emotividad, pero de excelente técnica, según esta columna y no hizo mala pareja con El Juli, ni desmejoraba la tercia con Jiménez Fortes quien confirmó.
PITÓN DERECHO Un lleno hasta el anfiteatro, que sería el
equivalente a las entradas generales en donde loa asistentes tiene la opción de
ver la corrida y también la de divisar el perfil urbano de la ciudad milenaria.
Los toros de Garcigrande, esperaban desde hacía rato en los chiqueros (No
cuenta la plaza con corraletas, según medio entiendo a un aficionado, cortés y
medio indecifrable).
PITÓN IZQUIERDO Suena la Marcha El Toreador, de Carmen e inician el
paseíllo los diestros que han de cruzar un centenar de metros por la parte
alargada de la arena. Los aficionados palmotean alegres en esos momentos pero
durante la lidia, ya lo habíamos observado, guardan un silencio de sala de
concierto, como en Sevilla. Luego irrumpen en gritos cuando la tanda de pases
ha mantenido el corazón en suspenso, mientras de integraba con cuatro, cinco y
el remate.
PITÓN DERECHO Antes de relatar escuetamente la parte taurina,
quiero referirme a una costumbre que en alguna ocasión también se tuvo en La
México. Aquí, cuando empieza la corrida los ocupantes del Anfiteatro se desenrollan como gran alfombra
multicolor y cubren los lugares no ocupados, que son más caros. Después cuando
llegan los retardados se hacen a un lado, pero no del todo y se quedan como si
nada, más apretados. A mí me tocó una
madame muy parlanchina y con una gran capacidad de reacomodarse en el espacio
incómodo.
PITÓN IZQUIERDO Otra peculiaridad de la arena es que las
localidades no son “barreras, tendidos, generales, lumbreras, palcos”, sino mantienen
su lejanía con la nomenclatura usual en
otras plazas. Son diez, a saber (1)
Premiere A &B. (2) Toril Bas B. (3) Toril Bas A, (4) Seconde A&B. (5)
Toril Haut B. (6) Toril Haut A. (7) Tribune Présidence. (8) Tribune Toril. (9)
Gradin-Gde Tribune & Tribune Haut, allí estuvimos la madame y yo, y
(10) Amphithéà`tre. En la más cara se
pagan 106 Euros y en la más plebeya es de 21.
PITÓN DERECHO Con el corte de dos orejas sacan al diestro por la
puerta de Los Cónsules que es la misma de el paseíllo y del arrastre y por ahí
salió El Juli. El Juli toreó como si no
tuviera reconocimiento. Con toda capacidad de suavizar cualquier toro, de
hacerlo pasar y cuando se quedaba corto, encontrar un cambio de muleta, una
vuelta de cintura, un muñecazo leve. Todo lo hizo de manera tal que nunca
pareció que algo se interrumpía. Un lento evolucionar en las distintas embestidas
de un animal al que no puede ponerse de acuerdo, previamente y que sin embargo
no deja de pertenecer al ritmo estético del buen torear que le obliga El Juli.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ También Castella hizo de la suyas, pero no
atinó con la espada. Para mí fue inesperado el dictamen seco de los
aficionados. No le regalaran premio alguno. No se dio la benevolencia que yo
esperaba. El nacionalismo no turbó la tarde.
PITÓN IZQUIERDO Recuerdo una tarde con el El Zotoluco alternando
con El Juli, creo que en Calafia o en Playas de Tijuana. Esa tarde los
aficionados mexicanos gritaron “México,
México” incansablemente. Esa tarde
El Juli estuvo en El Juli y El Zotoluco en El Zotoluco. Pudimos disfrutar ambas
versiones del arte.
PITÓN DERECHO En su segundo toro de esta tarde nimeña El Juli hizo
algo que no le había visto: empezó la faena con naturales, sin ningún tanteo,
sin alargar la pierna en el medio rodillazo acostumbrado. Genial.
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