PITÓN DERECHO Al leer los diarios, revistas y pantallas saltan a la vista, y al recoger las redes sociales, quedan atrapados sorprendentes ejercicios democráticos que hierven a campo abierto en varias repúblicas. Se trata de decenas de millares de ciudadanos que se desgargantan para obligar a dar solución democrática a ciertos asuntos públicos de sus respectivas repúblicas. Necesariamente entre ellos hay muchos que escogieron a esos dirigentes políticos a quienes ahora encuentran faltos y tratan de revocarles el mandato.

PITÓN IZQUIERDO Sufre de similares achaques. Si repasáramos el elenco con los toreros más conspicuos, que en esos días están poniendo su valor, su técnica y su misión de trascender al servicio de la estética taurina, veríamos que son los mismos taurófilos quienes han redactado esa lista: Fabián Barba, Sebastián Castella, Duffau, Sergio Flores, El Juli, Manzanares, Enrique Ponce, José Tomás, Arturo Saldívar, Juan Pablo Sánchez, David Silveti, Talavante, El Zotoluco.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Por figuras no queda (Por supuesto que faltan algunas otras en esta lista), y a muchas de ellas se les endilga la responsabilidad de no meter aficionados a las plazas. ¿Entonces por qué no asisten los aficionados-seguidores, si ellos mismos son los que pergeñaron la lista?
DESPLANTE Decimos que la Tauromaquia, como la Democracia, no requiere, en este caso de figuras, sino de seguidores.

SALIÉNDOSE DE LA SUERTE En otro ambiente, pero con el mismo criterio de aleatoriedad, Bobby Fischer el genio del ajedrez hace casi medio siglo propuso que para realmente probar la imaginación ajedrecista de los maestros y evitar el aburrimiento de la primera decena de movimientos de cualquier apertura y defensa, que se colocaran aleatoriamente las piezas, no los peones, y así se impedirían las aperturas y defensas rutinarias. También que se prescribieran las tablas.


PITÓN IZQUIERDO Aquí es donde se puede iterar que la tauromaquia no necesita de figuras; porque ya las tiene. Necesita seguidores, que son insuficientes. Y estos no pueden ser sino del toro. A diferencia de Pamplona donde los taurófilos tratan de alejarse de los jadeos con cuernos demasiado cercanos, en esta proposición cambiamos el orden de presentación y ponemos a los aficionados como seguidores de los verdaderos toros.

ABANICO FINAL Esto es casi inventar el agua tibia: se necesitan toros bravos, impredecibles. Ojalá que ya estuvieran pastando en las dehesas.
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