martes, 18 de septiembre de 2018

Arde Albacete


                                      Por las rúas de Albacete se entristece el día de hoy
                                       Se extiende la torva sombra de una abusiva Ley
                                              ¡Que muera El Juli. Que viva Roca Rey!
                                    ¿Quién fue el magnicida?: El pañuelo del Maese Coy.

                                                                          
PATIO DE CUADRILLAS Todos los toreros supervivientes terminan por retirarse. Algunos son obligados a hacer mutis porque los aficionados se aburren de su estilo. Otros han tenido que ceder sus fechas por la irresistible poder taquillero de un recién llegado. El caso de El Juli y Roca Rey que es una estupenda rivalidad, del tamaño de cualquiera que se haya dado en la historia taurina del mundo, nos sugiere que son los pañuelos de los presidentes los que quieren despedir a El Juli y no la calidad avasalladora del peruano.

CIELO ANDALUZ El Juli no ha sacado la casta para enfrentarse a Roca Rey, pues siempre la ha tenido y jamás la ha pospuesto para mejor ocasión. Nunca lo hemos visto aburrido de si mismo ni cortar más orejas al público que a los toros. Una de las Figuras de hace un siglo confesó que él no se había retirado, sino que lo habían echado los aficionados. El retiro de El Juli será, como todo lo que él ha hecho, un acto volitivo. Lo hará bajo los pañuelos de los aficionados que lo admiran, no por los que esconden los Usías que le niegan los premios.

PITÓN DERECHO Damos por descontado que cuando se retire, algunos analistas no resistirán la tentación de reportar que la ausencia juliana fue obligada por la avalancha rocosa. Mientras llega el día, hay que disfrutar todas y cada una de las tardes de tamaña rivalidad histórica que ha  obsequiado la vida.



PITÓN IZQUIERDO Lo que vimos en Albacete, cuando El Juli se encontró con Depravado de Daniel Ruiz, nos permitió recordar algo y aprender mucho: la plenitud del temple se da cuando la embestida del toro es acompañada por movimiento del cuello del torero y ambos coinciden en la fijeza visual en el engaño que se arrastra. Templar también se ahonda cuando el torero insinúe la humillación al engaño que él mismo aleja.




PITÓN DERECHO Los tres toreros templaron tal cual pero en el caso de El Juli, fue más visible porque sus alternantes no tienen la impronta del toro mexicano que él tuvo cuando niño becerrista y novillero. El Juli toreó tan  parsimoniosamente que no parecía competir sino vivir su segunda naturaleza  que es la calma que nos hace olvidar el valor, la técnica y la creatividad  que, sin embargo siempre son los ingredientes de cualquiera que se diga torero. La calma con que toreó a Depravado (Nunca un nombre fue peor puesto), nos augura que la confrontación que se ha iniciado entre estos toreros, será ocasión de ver cómo el reposo del maestro se contrasta  con la impetuosidad del recién llegado. Tenemos gusto por ambas expresiones toreras, siempre y cuando sean genuinas y no pendan de los pañuelos veleidosos de los Usías.



RECORTE FINAL Es un momento mágico cuando el  torero extiende el lienzo con el que hará una obra de arte frente a la cornamenta montada sobre media tonelada de vigor y se pone frente al público el desarrollo de la obra al mismo tiempo que el autor. Es una suerte que vivamos la inminencia de la emoción estética. Y más fortuna si tenemos las opiniones de conocedores de la Tauromaquia quienes además, nos enseñan a observar pequeños grandes detalles que enriquecen la experiencia visual. Los conocimientos que han recogido de primera mano son generosamente compartidos. Muchas vivencias de cada tarde pasarían ante nosotros sin dejar huella, como la víbora bíblica sobre la roca. Los narradores del Canal Plus, los actuales y los anteriores merecen un Óle.    
            

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