miércoles, 1 de junio de 2022

 

A OJO DE CARMELO

 

PATIO DE CUADRILLAS Por el asedio del Covid-19 la cofradía a la que pertenezco ha realizado 109 reuniones versión Zoom para conversar sobre asuntos taurómacos. Si, leyeron bien. 109 charlas semanales televisadas sobre la tauromaquia. Me atrevería a la siguiente afirmación: difícilmente un grupo ha sido tan constante como nosotros en su afición para enclaustrarse semanalmente frente a la pantalla y disertar o divagar sobre libros, en el caso de BTM relativos a toros, toreros, rituales, festejos y efemérides taurinas.


 
LIÁNDOSE EL DE LUJO Este enclaustramiento -- parecido a lo que Vasconcelos dijo cuando escribió que el exilio no era tan malo porque le permitió leer centenares de libros, nos ha hecho disfrutar más de cien conversaciones en la comodidad de nuestras casas con acceso a los bocadillos inmediatos, al vino y otras bebidas favoritas y con la ventaja de salir de la pantalla sin genuflexiones o protocolos de salón. Además, tener al alcance de la mano los libros necesarios para apoyar lo dicho, no es un ingrediente menor para sazonar la charla de dos o tres horas. 109 sesiones Zoom.

TALLANDO LA TIZA Tal es mi caso agraciado aún más porque no tengo que desplazarme los 150 kilómetros hacia la ciudad de México que por cierto transitaba con gusto todas las semanas los miércoles y en ocasiones especiales en otro día de la semana. Ahora para disfrutar las charlas de mis cofrades basta deambular por mi casa en chanclas y sin acicalarme más allá de lo que la cámara pueda filtrar a la pantalla HD.

 
CIELO ANDALUZ
En la sesión más reciente Juan Miletich desde su casa en Lima, Perú, trajo a colación algo muy poco mencionado y es que cuando los aficionados vemos las corridas de toros por TV en realidad no tenemos un lugar personal, exclusivo, sino que lo compartimos con miles de otros que también están frente a la pantalla. Esto es, por medio de la señal televisiva cabemos miles en una misma butaca sin molestarnos los unos a los otros.

CAMBIANDO LA SEDA POR EL PERCAL Buen punto de Juan al que hay que añadir –al punto, no a Juan—que no sólo es que compartamos una butaca con una sola perspectiva, sino que tenemos tantas perspectivas como

cámaras emplazadas. Lo que significa que nosotros los televidentes tenemos asiento en las barreras, en los tendidos o lugar en el callejón, o en la General o dentro del patio de cuadrillas, en la entrada a la enfermería ¡y hasta a nivel de estribo!


PITÓN DERECHO Vemos el festejo desde todas las cámaras registradoras de lo que durante la tarde acontece y tenemos más información visual que la recibida por el asistente en su inmóvil localidad; se extraña por supuesto el ambiente. Órale.

PITÓN IZQUIERDO Espera, espera (como pregonan los vendedores de baratijas), hay más todavía.

PITÓN DERECHO Las vistas aéreas ya se ofrecen (los globalizados dicen se ofertan), en otros espectáculos sobre todo deportivos. Es un sistema conocido como sky cam que consiste, dicho simplemente en una cámara controlada electrónicamente que se desplaza sobre un sistema de cables extendido sobre el campo deportivo y que nos permite tener a la vista lo que sobre la liza pasa. Así podemos ver el juego como si estuviéramos sobrevolando a tres o cuatro metros y escuchar los gemidos y empujones de los atletas en colisión.  




PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Eso no es del todo novedoso. Ya los dirigibles –en los traspatios de la memoria del siglo pasado llamábamos zepelines--, ofrecían tomas aéreas de aconteceres públicos medio kilómetro abajo. Ese recurso tuvo también, antecedentes con los globos de canastilla sólo que la aparatosa cámara tomavistas, no permitía ir más allá de hacerlo con cámara de un solo disparo. Algunos recordarán que antiguamente cuando en libros, revistas o periódicos presentaban panorámicas aéreas las anunciaban como ¨A vista de pájaro¨ o también ¨A ojo de pájaro¨

¡AL TORO! Pues bien, a los aficionados a los toros TV nos falta presenciar la ceremonia taurómaca A vista de pájaro. Aunque como después explicaré no sería A vista de ave sino degradada A vista de insecto. Hemos visto al menos que en 5 Villas y en La México drones que planean en lo alto durante la lidia sólo que no tenemos acceso a ese mirador tan ansiado por nosotros por lo novedoso del enfoque y las enseñanzas derivadas que podrían enriquecer nuestra cultura taurina.

TORO DE REGALO El aparato Dron es una versión más cercana a la tierra que la lejanísima Google Earth y más barata, aunque por su simpleza y bajo precio no deja de ser una maravilla. Es la castellanización del término inglés Drone, Zángano: el insecto macho que tiene acceso a nada menos que una Reina (¡!), y que en las nupcias aéreas cede además de la parte pertinente de su cuerpo, la propia vida y a diferencia del Cid Campeador que ganaba batallas después de muerto, el Zángano sigue engendrando descendientes mucho tiempo después de haber colapsado recién casado porque la Reina tiene a bien incorporarse indefinidamente la víscera despojada.



PITÓN IZQUIERDO En su versión humana el Dron es un artefacto tecnológico no tripulado que permite recoger imágenes desde alturas hasta de 100 metros con una consola de mandos que puede ser manejada por algún adolescente avispado. A la pantalla se descarga la información visual que el dron manda desde sus alturas. En los modelos siniestros fabricados por los pacificadores mundiales los drones son equipados con cohetes y bombas que se disparan desde los comandos de las consolas atendidas por militares condecorados que impunemente pueden ver los estragos producidos a miles de kilómetros de distancia.

PITÓN DERECHO Ver algunas fases de una lidia con las tomas a 90 grados de un dron inofensivo nos permitiría observar al diestro y evaluar su concepto de los terrenos con que plantea la lidia. Cómo se cruza y corrige las embestidas, a que distancia pudiera estar más cómodo sin molestar al toro, qué tan ceñido resulta el lance, cómo se perfila y entra a matar...

ENGANCHÓN No es poca cosa para aprender, al menos para nosotros.

PITÓN IZQUIERDO   Es mucho pedir porque los drones pueden caer y causar estragos entre el público o distraer al toro o perturbar al diestro. Y ¿qué tal la sky cam? Ese sistema de cables por donde se desliza la cámara es más seguro y hasta pudiera pensarse que sería bien venido en las transmisiones por paga. Casi en todos los cosos tienen instalado un sistema de sonido en las alturas del centro del ruedo que bien pudiera ser aprovechado como otero taurómaco.



HASTA LAS CINTAS Para darle sabor taurino a la eventual instalación y disfrute del dron o sky cam propongo que las tomas resultantes se conozcan como A ojo de Carmelo para recordar al hermano de nuestro Silverio que según Agustín Lara desde el cielo se asomaba para verlo torear. Órale.


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