A
OJO DE CARMELO
TALLANDO LA
TIZA Tal es mi caso agraciado aún más porque no
tengo que desplazarme los 150 kilómetros hacia la ciudad de México que por
cierto transitaba con gusto todas las semanas los miércoles y en ocasiones
especiales en otro día de la semana. Ahora para disfrutar las charlas de mis
cofrades basta deambular por mi casa en chanclas y sin acicalarme más allá de
lo que la cámara pueda filtrar a la pantalla HD.
CIELO ANDALUZ
En la sesión más reciente Juan Miletich desde su
casa en Lima, Perú, trajo a colación algo muy poco mencionado y es que cuando
los aficionados vemos las corridas de toros por TV en realidad no tenemos un
lugar personal, exclusivo, sino que lo compartimos con miles de otros que
también están frente a la pantalla. Esto es, por medio de la señal televisiva
cabemos miles en una misma butaca sin molestarnos los unos a los otros.
cámaras emplazadas. Lo que significa que nosotros los televidentes tenemos asiento en las barreras, en los tendidos o lugar en el callejón, o en la General o dentro del patio de cuadrillas, en la entrada a la enfermería ¡y hasta a nivel de estribo!
PITÓN DERECHO
Vemos el festejo desde todas las cámaras registradoras
de lo que durante la tarde acontece y tenemos más información visual que la
recibida por el asistente en su inmóvil localidad; se extraña por supuesto
el ambiente. Órale.
PITÓN IZQUIERDO
Espera, espera (como pregonan los vendedores de
baratijas), hay más todavía.
PITÓN
DERECHO, OTRA VEZ Eso no es del todo novedoso. Ya
los dirigibles –en los traspatios de la memoria del siglo pasado llamábamos
zepelines--, ofrecían tomas aéreas de aconteceres públicos medio kilómetro
abajo. Ese recurso tuvo también, antecedentes con los globos de canastilla sólo
que la aparatosa cámara tomavistas, no permitía ir más allá de hacerlo con
cámara de un solo disparo. Algunos recordarán que antiguamente cuando en libros,
revistas o periódicos presentaban panorámicas aéreas las anunciaban como ¨A
vista de pájaro¨ o también ¨A ojo de pájaro¨
¡AL TORO! Pues bien, a los aficionados a los toros TV nos falta presenciar
la ceremonia taurómaca A vista de pájaro. Aunque como después explicaré no
sería A vista de ave sino degradada A vista de insecto. Hemos
visto al menos que en 5 Villas y en La México drones que planean
en lo alto durante la lidia sólo que no tenemos acceso a ese mirador tan ansiado
por nosotros por lo novedoso del enfoque y las enseñanzas derivadas que podrían
enriquecer nuestra cultura taurina.
PITÓN
IZQUIERDO En su versión humana el Dron es un artefacto
tecnológico no tripulado que permite recoger imágenes desde alturas hasta de 100
metros con una consola de mandos que puede ser manejada por algún adolescente
avispado. A la pantalla se descarga la información visual que el dron manda
desde sus alturas. En los modelos siniestros fabricados por los pacificadores
mundiales los drones son equipados con cohetes y bombas que se disparan desde
los comandos de las consolas atendidas por militares condecorados que impunemente
pueden ver los estragos producidos a miles de kilómetros de distancia.
PITÓN DERECHO
Ver algunas fases de una lidia con las tomas a 90
grados de un dron inofensivo nos permitiría observar al diestro y evaluar su concepto
de los terrenos con que plantea la lidia. Cómo se cruza y corrige las embestidas,
a que distancia pudiera estar más cómodo sin molestar al toro, qué tan ceñido resulta
el lance, cómo se perfila y entra a matar...
ENGANCHÓN No es poca cosa para aprender, al menos para nosotros.
PITÓN
IZQUIERDO Es mucho pedir
porque los drones pueden caer y causar estragos entre el público o distraer al
toro o perturbar al diestro. Y ¿qué tal la sky cam? Ese sistema
de cables por donde se desliza la cámara es más seguro y hasta pudiera pensarse
que sería bien venido en las transmisiones por paga. Casi en todos los cosos tienen
instalado un sistema de sonido en las alturas del centro del ruedo que bien
pudiera ser aprovechado como otero taurómaco.
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