PITÓN DERECHO En mi anterior macheteo recordé que el médico Xavier Campos Licastro no había atendido a Manuel Capetillo en ocasión del hoyanco de tórax que le dejó Camisero en marzo del 59. Pues bien, la razón es sencilla: Campos Licastro entró al personal médico de la México hasta 1963, aunque sí supo de la intervención quirúrgica del Dr. Niebla indirectamente por la evolución que públicamente se conocía de la recuperación de Manuel Capetillo. Además, en la Cruz Verde atendía un sinnúmero de accidentes, incluyendo cornadas de toros.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Si hemos de creerle al propio Campos Licastro en su obra Solo (Sic)...50 años de Operar Toreros resulta que la cornada no fue bien atendida y que se tardó más de lo técnicamente esperado para su restablecimiento. Se trató de una iatrogenia, como se denomina técnicamente lo que nosotros que no parlamos la jerga del quirófano, conocemos como negligencia médica. Durante toda su obra literaria Campos Licastro pondera su técnica y aportes (indudables) a la cirugía taurina y de refilón tiende al sol algunos trapitos percudidos de los habitantes del planeta taurino y en el caso que nos ocupa nos dice que Capetillo era proclive a la difusión, entre más gratuita mejor y que exageraba la importancia de los cates, buscando publicidad, porque los de la fuente querían estímulos.
PITON IZQUIERDO En el caso del cuerno derecho de Camisero nadie, en su juicio, puede negar que se quedó corto unos centímetros para causar la muerte. La gravedad del percance no se infló, ni se tuvo que exagerar la probabilidad de un siniestro desenlace.
Recordemos que nuestro juez de plaza el Dr. Leonardo Sepúlveda, era de la idea, a diferencia de Campos Licastro, que en los dominios de Hipócrates no había tal cirugía taurina o que no llegaba a ser una disciplina particular. En todo caso bastaba un buen traumatólogo para atender los eventos de lesiones en el ruedo que pudieran darse debido a las astas de toro. En este momento, habría que recordar aquel torero que recibió una cornada aquí en Mexicali y posteriormente en la Ciudad de México se le encontró otro recorrido interno de cuerno, que había pasado desapercibido o bien, le había tocado en suerte otra iatrogenia o un tratamiento chambón de su lesión. Por su parte Campos Licastro eleva la atención de heridas por cuerno a una rama de la cirugía y mucha de la satisfacción que se llevó a la tumba es el hecho que, por su tenacidad, se celebren en el planeta de los toros congresos dedicados a la cirugía taurina. Muchísimas iatrogenias, incluyendo la rodilla del Rey David, fueron notadas por Campos Licastro en tan interesante libro.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ La tragedia es parte del público de las corridas. Sólo que es un tipo de espectador que en el momento menos pensado brinca como espontáneo, es decir, se aparece cuando regularmente nadie lo espera y se encarama en la testuz armada. Causa tanta conmoción que borra al resto de los participantes cuando sangra al embestido. Es tan patética la cornada que cuando hace carne con alguna seriedad, sienta sus reales y margina al resto de la tarde y de los asistentes
PITON DERECHO Como ejemplo de lo anterior, pocos recuerdan que cuando murió Sánchez Mejías su alternante fue Armillita, cuando se dio el dúo Islero-Manolete, lo fueron Dominguín y Gitanillo de Triana (Rafael), cuando murió Gitanillo de Triana (Francisco), se trató de Lalanda. En Pozoblanco cuando Paquirri, fue el Yiyo, cuando le llegó el turno a éste, fue Antoñete. Cuando murió Joselito fue Ignacio Sánchez Mejías. En la tarde aciaga de Balderas recibió la alternativa Andrés Blando. En la tarde de Camisero-Capetillo alternaron Lorenzo Garza, en su segunda etapa y El Ranchero Jorge Aguilar.
DESPLANTE Tengo que volver a los muletazos de Capetillo y como el mensaje de la imagen muchas veces es superior al de palabras, observen la inclinación de Capeto, la longitud del envío, el letargo del instante, la somnolencia del momento, el ademán parecido a Silverio. Casi como variación del tema del paso doble de Lara, parece que se asoma para verse torear a sí mismo ¿Cómo pudieron ser captados todos esos detalles portentosos por los pinceles de Pancho Flores?
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Si hemos de creerle al propio Campos Licastro en su obra Solo (Sic)...50 años de Operar Toreros resulta que la cornada no fue bien atendida y que se tardó más de lo técnicamente esperado para su restablecimiento. Se trató de una iatrogenia, como se denomina técnicamente lo que nosotros que no parlamos la jerga del quirófano, conocemos como negligencia médica. Durante toda su obra literaria Campos Licastro pondera su técnica y aportes (indudables) a la cirugía taurina y de refilón tiende al sol algunos trapitos percudidos de los habitantes del planeta taurino y en el caso que nos ocupa nos dice que Capetillo era proclive a la difusión, entre más gratuita mejor y que exageraba la importancia de los cates, buscando publicidad, porque los de la fuente querían estímulos.
PITON IZQUIERDO En el caso del cuerno derecho de Camisero nadie, en su juicio, puede negar que se quedó corto unos centímetros para causar la muerte. La gravedad del percance no se infló, ni se tuvo que exagerar la probabilidad de un siniestro desenlace.
Recordemos que nuestro juez de plaza el Dr. Leonardo Sepúlveda, era de la idea, a diferencia de Campos Licastro, que en los dominios de Hipócrates no había tal cirugía taurina o que no llegaba a ser una disciplina particular. En todo caso bastaba un buen traumatólogo para atender los eventos de lesiones en el ruedo que pudieran darse debido a las astas de toro. En este momento, habría que recordar aquel torero que recibió una cornada aquí en Mexicali y posteriormente en la Ciudad de México se le encontró otro recorrido interno de cuerno, que había pasado desapercibido o bien, le había tocado en suerte otra iatrogenia o un tratamiento chambón de su lesión. Por su parte Campos Licastro eleva la atención de heridas por cuerno a una rama de la cirugía y mucha de la satisfacción que se llevó a la tumba es el hecho que, por su tenacidad, se celebren en el planeta de los toros congresos dedicados a la cirugía taurina. Muchísimas iatrogenias, incluyendo la rodilla del Rey David, fueron notadas por Campos Licastro en tan interesante libro.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ La tragedia es parte del público de las corridas. Sólo que es un tipo de espectador que en el momento menos pensado brinca como espontáneo, es decir, se aparece cuando regularmente nadie lo espera y se encarama en la testuz armada. Causa tanta conmoción que borra al resto de los participantes cuando sangra al embestido. Es tan patética la cornada que cuando hace carne con alguna seriedad, sienta sus reales y margina al resto de la tarde y de los asistentes
PITON DERECHO Como ejemplo de lo anterior, pocos recuerdan que cuando murió Sánchez Mejías su alternante fue Armillita, cuando se dio el dúo Islero-Manolete, lo fueron Dominguín y Gitanillo de Triana (Rafael), cuando murió Gitanillo de Triana (Francisco), se trató de Lalanda. En Pozoblanco cuando Paquirri, fue el Yiyo, cuando le llegó el turno a éste, fue Antoñete. Cuando murió Joselito fue Ignacio Sánchez Mejías. En la tarde aciaga de Balderas recibió la alternativa Andrés Blando. En la tarde de Camisero-Capetillo alternaron Lorenzo Garza, en su segunda etapa y El Ranchero Jorge Aguilar.
DESPLANTE Tengo que volver a los muletazos de Capetillo y como el mensaje de la imagen muchas veces es superior al de palabras, observen la inclinación de Capeto, la longitud del envío, el letargo del instante, la somnolencia del momento, el ademán parecido a Silverio. Casi como variación del tema del paso doble de Lara, parece que se asoma para verse torear a sí mismo ¿Cómo pudieron ser captados todos esos detalles portentosos por los pinceles de Pancho Flores?
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