PITÓN IZQUIERDO En una columna pasada narré como un programa de la televisión norteamericana había sido dedicado a los hijos del infausto Paquirri. Yo creí ver en tal derroche de tiempo aire dedicado a un festejo mal visto en los EUA, el amanecer de la fiesta. Pensé o deseé, que pudiera darse un resurgimiento de la fiesta, precisamente en uno de los lugares menos pensados. Ahora con este anuncio de las corridas blodless, exangües o incruentas, tal vez estemos en el umbral de la edad, no la de Acuario, como dicen los rockeros, sino la de Tauro.
PITÓN DERECHO Pues, bien. Los próximos 14, 15, 27, 28, 29 y 30 de septiembre, por primera vez se correrán toros en Las Vegas, Nevada. Esa ciudad que tiene las réplicas de la Tour Eiffel, del circo Romano, de las pirámides, del Moulin Rouge, de los Canales de Venecia, ahora tendrá su feria de toros. Partirán plaza El Zotoluco, Amaya, El Juli, El Cordobés, Rejoneadores, Forcados (¡De los EUA!), Ortega Cano, Ponce, Barrera. Pizarro, El Fandi, Bolívar. Parece puntada del día de los inocentes. Órale.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Mi amigo Ricardo Torres, español avecindado en Galicia, a un tiro de piedra de Portugal, jamás ha visto corridas incruentas. “Ni pienso hacerlo” No soporta la diferencia que él ve como una adulteración hipócrita que quieren hacer pasar como una evolución humanitaria. Pero si se trata de apostar algo y ganar dólares antes de la corrida, está dispuesto a verlas. Sobre todo si torea El Juli, quien no tiene un seguidor más asiduo que Ricardo.
PITÓN IZQUIERDO Veamos. Al llevarse a cabo las seis corridas exangües el próximo mes septembrino en Las Vegas, ¿Qué tal si se desatara en los Estados Unidos el nudo que tiene acogotada la fiesta en México? Sería algo sorprendente que fueran los aficionados puritanos que por principio habían rechazado la fiesta por cruenta, quienes finalmente pudieran salvarla con su versión Green Peace. Si los aficionados gringos llegaran a disfrutar las corridas sin sangre, entonces, en Tijuana o en cualquier ciudad fronteriza mexicana, pudiera vigorizarse la otra versión de la fiesta, la versión atávica y profundamente roja, en la que muere el toro. Ambas fiestas pudieran beneficiarse con la misma afición.
DESPLANTE Es decir, tendríamos corridas virtuales con velcro y banderillas de utilería y que, aún así, pudieran apasionar a una afición nueva la cual, pasado el tiempo, con el beneplácito de Santa Verónica, asistiría a las plazas fronterizas mexicanas para ver las corridas a la usanza tradicional. Al brotar esa afición por las corridas ecológicas, pudieran también salvarse las corridas tal como las conocemos ahora. Tendríamos los aficionados la versión light, en el over there y la versión verdad, de este lado. Soñar no cuesta nada.
PITÓN IZQUIERDO ¿Habrá que reconocer que ellos, los güeros, fueron capaces de salvar nuestra fiesta?. Cosas veredes. O como dijo aquel ilustre palurdo, Cosas Verdes.. ¿Será posible que ellos, los puritanos, pudieran salvar la fiesta mientras que nosotros nos estrujábamos las manos, llorosos e impotentes?
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