sábado, 29 de octubre de 2011

Los bigotes de los toreros

 PITÓN DERECHO El bigotón Ponciano Díaz recibió la alternativa en Madrid, en 1889 de manos de Salvador Sánchez “Frascuelo” y como testigo “Guerrita”. Antes el padrino le pidió al ahijado, que para cumplir con la tradición debería presentarse, esa tarde, sin el boscoso adorno. El ahijado se pasó la navaja al ras para recibir la alternativa al gusto ibérico, es decir con cara de pan crudo, como algunas veces decimos acá.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Pero Manuel Horta da otra versión: Ponciano Díaz, el jinete de Atenco, que fue de los primeros en banderillar a dos manos montado en cuaco retozón, llevó el mostacho la corrida de su doctorado. Esa tarde recibió la alternativa como torero, no como rejoneador. 

PITÓN IZQUIERDO ¿Qué importancia tiene que se haya quitado o no los bigotes nuestro Ponciano Díaz? 

PITÓN DERECHO La misma que tiene el dar la vuelta al ruedo en el sentido de las manecillas del reloj o en contra, o que no se ejecuten piezas durante las lidias, o que el diestro las pueda solicitar, o que el director de la banda las considere pertinentes, según el desempeño del matador. O que la montera caiga como si fuera tapadera o cuna de muñeca. O que los matadores hagan una especie de guardia durante la pica. O que la taleguilla no se ajuste tan simétrica como lo hace la malla de ballet ¿Qué importancia tiene? 

PITÓN IZQUIERDO Siguiendo con el bigote, también en Les Bestiaires al quinceañero Alban se le empieza encarnar la incomodidad de la vocación taurina en su joven cuerpo al mismo tiempo que la tilde pilosa le va acentuando el labio superior. El bigote para Alban no era asunto exclusivamente hormonal, porque después de haber leído ¿Quo Vadis? tenía la obsesión de ser galorromano y además, torero. El bigote le destruía la vida, y su padre no le permitía el afeite. ¿Qué importancia tenía en aquel entonces y tiene en la actualidad? 

PITÓN DERECHO Mucha. Se trata de la tradición, del respeto por la historia, de la superstición, de usos y costumbres santas, con raíces que se hunden hasta otros estratos de la geología taurina. Cumpliendo con la tradición estamos frente a la armonía universal, o mejor dicho, dentro de ella. Parecería excesivo, y sí lo es.
PITÓN IZQUIERDO Toda la creación nos fue entregada en un equilibrio perfecto. Podemos sentirlo las noches estrelladas o saliendo a correr con perros por las mañanas frías o al escuchar el silencio de las aves cuando los árboles están bajo los chubascos. Es una fortuna estar inscritos en esas pautas impecables. Todos somos notas, aún sin saberlo, de la partitura del firmamento. Un pequeño trastabilleo nuestro pudiera echar al traste con la sinfonía en marcha. Por eso en algunas culturas sacrifican a los humanos para resarcir el estropicio y volver a tener justicia, lluvias, cosechas, buenas faenas. Bajándonos de calidad explicativa alguna vez un resorte de modesto precio falló y echó a perder un suntuoso viaje de cosmonautas de miles de millones de dólares. Es el costo de vivir la armonía universal que podemos quebrar con aparentes fruslerías.  
PITÓN DERECHO Bueno, de ahí el temor de ser un eslabón roto de la cadena que nuestros ancestros iniciaron. Es el celo con que nosotros los ortodoxos ocasionales defendemos los detalles taurinos. Hace poco los cronistas ibéricos con justicia se inconformaron porque un arenero salió con zapatos deportivos. Hace dos años aquí en Calafia poco faltó parra que algunos nos infartáramos al ver un mulillero con camisa a cuadros, aunque la camisa y los cuadros eran blancos. En ambos casos, el arenero Adidas y el mulillero a cuadros, pusieron en riesgo el equilibrio taurómaco. 

PITÓN IZQUIERDO Aunque los taurinos también osamos cambiar la tradición. Hace menos de un siglo, los caballos estaban protegidos sólo por la destreza del picador. Costó trabajo acolchonar los rocines para que no asustaran sus tripas jugosas sobre la arena hollada. Hubo un tiempo en que se tapaban los cadáveres que permanecían sobre la arena. Tampoco fue unánime la aceptación de descartar las banderillas de fuego, ni reducir los tamaños de las picas y los filos de las puyas. Con reticencias se dieron los cambios. Aún ahora, parece que nadie se molesta al ver los cadejos rizados de mujer bajo la montera, mas no aceptarían bigotes de hombre sobre la cara del matador.

PITÓN DERECHO Tradición: ¡Cuántos pequeños grandes detalles te forman!   

PITÓN IZQUIERDO Es curioso, en inglés para hablar de fanatismo, intolerancia y obcecación se utiliza la palabra bigotry. Y esa acepción data del medio siglo XIX. Es decir, antes de nacer Ponciano Diaz y cuando los puritanos estaban atragantándose con el desolado territorio mexicano. A lo mejor asociar la palabra que suena como bigote con fanatismo, les hacía creer en la legitimación de tamaña hazaña. Por cierto un lexicón rastrea la expresión bigotry y encuentra que el origen es francés aplicado a los normandos. Órale mi buen Montherlant.  

PITÓN DERECHO El caso es que en la torería los diestros embigotados no se dan. En alguna ocasión descubrieron a José Tomás Román Martín, entre los asistentes de la Plaza México. Estaba en los tendidos luciendo una melena aleonada que incluía bigotes espesos lo que no impidió ser detectado por la cámara voyerista. En este caso, el disfraz de un torero fue usar bigote, más que taparse el rostro con lentes negros. El torero Joselito Huerta, ya sesentón en retiro mataba toros sementales luciendo espeso bigote entrecano, pero no lo hizo cuando vestía el terno de luces. 

PITÓN IZQUIERDO El torero francés Pierre Cacenabe, alias Felix Robert y contemporáneo de Ponciano Díaz, dejó que los asistentes a una tertulia decidieran si pudiera tomar la alternativa, al día siguiente en Madrid, luciendo bigote: ganó la consulta. El carpetovetónico que dijo que con ese acto puso al descubierto su poca seriedad, ignora a los contertulios españoles que avalaron tal ocurrencia. 

PITÓN IZQUIERDO Cuando Mazzantini señoreó en las plazas de México, su contrincante fue Ponciano Díaz quien fue el primero de los mexicanos en arraigarse tanto en el gusto público, que cuando toreaba Ponciano era un asunto de conmoción nacional. Según el autor que uno lea, la confrontación fue ganada por el español nacido en Pistoia, o el mexicano bigotón nacido en Atenco. Cualquiera que sea la verdad, que nunca conoceremos, el grito “Óra, Ponciano” fue el tronco fundacional de lo que pudiéramos llamar poncianismo que es una posición extrema cuyo mayor albergue es la querencia nacionalista. 

PITÓN DERECHO Precisamente en el poncianismo nos parapetamos para que desde ahí, nos enfrentemos al carpetovetonismo español, que tampoco anda sobrado de juicio.

PITÓN IZQUIERDO Haciendo a un lado el poncianismo y el carpetovetonismo que no nos dejan ver las figuras auténticas, echemos una mirada a la cima del Monte Taurus, ahí donde sólo hay espacio para un par de zapatillas. 

RECORTE FINAL ¿Quién las calza? Aunque el poncianista y el carpetovetónico nos quieren hacer creer que el Monte Taurus es una cordillera larguísima con eminencias que no tiene fin, la verdad es que sólo hay un Monte Taurus, con una sede que no está vacante.

UN BRINDIS A MONSIEUR LE PRESDIENT Mazzantini, torero español nacido en Italia y cultivado en Francia, toreó en la Habana, en México, Uruguay y, por supuesto en España. Si hay algún ejemplo de un trashumante taurino, sería él. Precisamente cuando toreaba en Francia, tramitaba un permiso especial para poder matar los toros. La Ley Gromond tuvo vigencia hasta que nuestro conocido Monsieur Le President Doumergue entró en corto por derecho y salió por el costillar hasta el rabo dejando la estocada en lo alto de la derogación. Órale.

martes, 18 de octubre de 2011

¿Qué se necesita para ser buen torero?


PITÓN DERECHO Cuando el toro embiste para recibir las verónicas, la zona desde donde arranca debió ser escogida, en el mejor de los casos, por el matador que así aplica el conocimiento de los terrenos y de las características del toro que pudo descubrir en el poco tiempo que tiene sobre la arena. Estos rasgos del toro pueden o no ser típicos de la ganadería de procedencia. 

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Un matador que sabe esto, sabe mucho. 

PITÓN IZQUIERDO Y no es suficiente. Además, necesita saber dirigir toda la lidia para colocar apropiadamente a sus ayudantes. Saber observar y controlar la suerte de varas y así anticipar en algo el desempeño de su toro en el último tercio. Evaluar los lados durante las banderillas, vislumbrar las embestidas y de su repertorio de pases saber cuáles serían los apropiados y la cantidad que pudieran darse antes de agotar al toro. 

PITÓN DERECHO Pero para aplicar esos conocimientos taurómacos necesita la valentía para vestirse de luces y hacer el paseíllo. Obviamente el valor no termina su encargo ahí, sino debe irrigar al torero toda la tarde para que sofoque el miedo que todos tienen. Para que el torero esté bien ante el toro, el valor tiene que acompañar la técnica en el manejo de los adminículos y entre ambos armar el andamiaje de la creatividad artística. 

PITÓN IZQUIERDO Entonces pudiera proponerse como ramillete las tres flores espectaculares taurinas: el valor de pararse frente al toro, la técnica necesaria para manejar el capote, la muleta y la espada y la creatividad artística, para generar la emoción estética, quitándole el protagonismo al valor y a la técnica, sin desaparecerlos. 

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Hay otros elementos más: la condición física, el conocimiento de los terrenos, y el conocimiento del encaste. Por si fuera poco, hay que saber el gusto del público y tener suerte. 

PITÓN DERECHO Son cuando menos esas ocho condiciones de las cuales la falta de una sola malogra al torero; si son más de dos, lo convierte en un chasco. Hay toreros muy limitados que pueden permanecer en el gusto popular por su valor o por su creatividad artística. El público fascinado por el carisma del diestro, le pasa por alto otras deficiencias o francas ausencias, pero si carece de valor o de arte, es casi imposible su permanencia en los carteles.   

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Por eso no todos son (buenos) toreros.

PITÓN IZQUIERDO El saber el gusto del público es útil, ya sea para darle por su lado o para mantenerlo desatendido. Hay algunos casos, ustedes conocen uno y yo otro, en que el torero se desempeña mejor en los tendidos que sobre la arena. Hay otros en que el torero ensimismado en su concepción taurina, no atiende las veleidades del público y torea para él mismo y lo disfruta como si estuviera aislado dentro de una burbuja autística. En su pecado lleva la penitencia: Pasar desapercibido por el público que asiste sin estar.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Recientemente en la feria Del Pilar un torero realizó una lidia impecable, desde nuestro punto de vista: el toro era blando, y cuando obligado a humillar, perdía las manos. Entonces lo que hizo el diestro fue llevarlo a media altura para no exhibir al toro y su ganadero y evitando bajar la mano ya que el toro rodaría por la arena a la salida de cada pase. Lo mantuvo a media altura. Toreó con temple y no pudo alargar el recorrido más allá de pocos trancos mientras que el toro lo tenía en la zona del reojo. El torero pudo evitar dos o tres derrotes porque tenía en mente que torear un toro a media altura es exponerse un poco más. Fue el momento de ser técnico y lo hizo a conciencia sin atender el aburrimiento impasible de los tendidos y finalmente resolvió el asunto bien. 

RECORTE No hubo trofeos; el público en las alturas había mirado todo, sin verlo. 

CORRIGIENDO LA DISTANCIA Montherlant no dedicó su novela Les Bestiaires a Monsieur Le President Doumergue, como dije columnas antes. Lo que sí hizo fue dedicarle una parrafada inicial elegante. Luego fue disertando sobre historia local vinculada con temas taurinos y al mismo tiempo fue construyendo el tono de forma tal que pareciera ser una salida retórica necesaria el dedicarle el libro. Me imagino a Monsieur Le President leyendo con pecho henchido y con las cejas en alto esperando las merecidas humaredas de incienso, por haber autorizado las corridas rojas, pero en eso Montherlant le dice, casi con sarcasmo, que las páginas son para los meridionales galos y en especial para los de Languedoc y de Provence, quienes entre otros merecimientos tenían el de asignar el mismo nombre para su rio Rhone y para un misterioso Dios, según le informa Mistral, otro escritor provenzal, ganador por cierto, del premio Nobel. Órale.

SALUDOS A LA DISÁSPORA TAURINA Que haya un grupo de lectores de este  blog en China, Rusia, Alemania, Marruecos, Indonesia, Ucrania, Chile es una cortesía que no deja de intrigarnos. Entonces, ¿Encuentran gusto en los toros? ¿Yuo, yeslie, wenn, yija, yika, yakshcho, si´p? Órale.  

sábado, 15 de octubre de 2011

MILTON CASTELLANOS EVERARDO


PITÓN DERECHO La marimba que se escuchó al final de la misa dedicada a Milton Castellanos Everardo nos trajo las imágenes de una película filmada en 1940 llamada, precisamente, Al Son de la Marimba. Juan Bustillo Oro dirigió a Fernando Soler, Emilio Tuero, Marina Tamayo y en ella el que sería gobernador de Baja California aparece momentáneamente en una escena de baile filmada en el paisaje chiapaneco.

PITÓN IZQUIERDO Al paso de los calendarios Milton por razones de su vocación dejó la selva chiapaneca con sus frutas y colorido y apareció, después de un entreacto chilango, entre los hervores de Mexicali sin la humedad selvática y sí en medio de arenales y algodoneros. En su nuevo entorno se dio a construir el prestigio necesario para gobernar el estado. Después de lograrlo, ahora descansa en paz.
 
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Es natural que en la ceremonia fúnebre el honrado con el acto reciba aplausos y elogios de quienes asisten. Cosa distinta sería que esa persona recibiera, cuando vivo, muestras de aceptación y aplausos en un evento colectivo público que no hubiera sido convocado en su honor, Pues bien, una tarde Milton dio una vuelta al ruedo en Calafia entre aplausos y gritos de aprobación.

RECORTE Claro que antes debieron darse otros acontecimientos. 

PITÓN DERECHO Sobre unos terrenos amplios y desérticos del Mexicali de los 70, el gobernador Milton propuso más que un proyecto urbanístico, algo más parecido a un espejismo. Alcanzó a vislumbrar los edificios de las delegaciones federales y los correspondientes estatales. Además, divisó el edificio del congreso local y otros inmuebles necesarios para el quehacer político. Todavía más, decidió incluir un teatro y una plaza de toros para redondear la visionaria concepción urbanística sobre unos terrenos que parecían flotar en el calor. Todo sobre un desierto con apariencia de intratable. 

PITÓN IZQUIERDO Entonces Mexicali ya tenía 25 años sin plaza de toros y esto equivalía a un tercio de su vida. Empezaron los trabajos cavando un gran cuenco que parecía mina a cielo abierto y que poco a poco fue tallándose por los tractores para convertirlo en un cono para graderías. Cuántas tardes sobre esos esbozos de plaza los taurinos compensábamos la frustración de no tener corridas inventándolas dentro del espejismo compartido. Poco a poco la plaza se iba elevando con sus columnas y paredes, corraletas y arcadas con pasillos. 

PITÓN DERECHO Finalmente dos años antes que Milton terminara su ejercicio, Calafia retumbó con los óles dados a Manolo, Eloy Cavazos y Mariano Ramos. Ya se había disipado el espejismo desertal que había tenido un hombre que se había abierto el paso en selvas y que también conocía el desierto. 

PITÓN IZQUIERDO La imaginación se había concretado en algo real y ahora Mexicali, y nosotros, teníamos una plaza de  toros. Algunos alucinados fuimos dueños momentáneos de ella mediante unos bonos que no alcanzaron a sobrevivir la siguiente gubernatura.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ  Pero no sólo fue la plaza. La mujer del César, además de ser honesta, tiene que parecerlo. Mexicali, además de ser la capital de estado desde hacia medio siglo era una ciudad con poco equipamiento. Al final del sexenio miltoniano, seguía siendo la capital, pero ahora sí lo parecía. La urbanización estampada en la mancha urbana le dio a Mexicali su rostro del siglo XX al mismo tiempo que la anclaba, con la construcción de Calafia, en una tradición de quinientos años: la fiesta brava.

DESPLANTE Alguna vez le oí aceptar que el poder no transformaba a los hombres, sino que los descubría. Los que eran ineptos o patanes se exhibían públicamente cuando tenían el poder. Los prudentes, inteligentes, visionarios ya lo eran antes de ocupar el puesto. Los generosos, los equilibrados habían nacido así, sólo que con los reflectores del poder los podemos percibir en la plenitud de sus cualidades. 

RECORTE FINAL. En su caso, se nos queda grabado Milton como valiente, sensato, sagaz y su desempeño como hombre público se basó en esas cualidades en el orden en que las circunstancias lo requirieron. Antes de ser funcionario público ya tenía sagacidad, valentía, sensatez. Cuando fue desplegó esas cualidades y a partir de hoy las seguirá luciendo en mi recuerdo. Óle, Milton.

viernes, 7 de octubre de 2011

¿En que es diferente la afición mexicana?


PITÓN DERECHO En otra ocasión dijimos que los mexicanos habíamos atemperado dos novedades ultramarinas, ambas ibéricas: La lengua española cuya aclimatación en territorio del Anáhuac  le dio una afinación singular con registros más sinuosos y algunos dejos aborígenes y la otra importación modificada fueron las embestidas de los toros de lidia que, con el gusto de la afición y los ganaderos mexicanos, desembocaron en un toro que, si es apapachado con temple, rinde largos momentos de profunda emoción estética. 

PITÓN IZQUIERDO Ambas proezas sincréticas e innegables empezaron en el arranque del Siglo XVI. En 1519 fue el idioma y diez años después en 1529 con la primera de las corridas en la Nueva España, con reses navarras.
 
PITÓN DERECHO La última suavización, la del toro, es lo que nos hace una afición taurina distinta a las demás. Porque, si es un tópico que el toro es el centro de la fiesta, hace cien años los ganaderos Llaguno al final de casi quinientos años de ser corridos toros en México, con su ideas y visión perspicaz crearon una embestida que acercó las corridas mexicanas hacia las hazañas taurinas, tanto de mexicanos como de extranjeros en las que la tersura, el temple y las largas faenas son frecuentes. 
 
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Derivado de lo anterior, lo que usualmente escenifican los toreros sobre la arena mexicana es una fiesta distinta, ya que sale un toro distinto de sus congéneres ibéricos. Es, por lo mismo, una afición peculiar que también se nutrió de ceremonias prehispánicas y del sentido de la muerte que nos heredaron los abuelos aborígenes, aunque las corridas se celebren a la hermosa usanza española.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Por supuesto que por los otros toriles del mundo salen toros nobles con fijeza y suavidad, así como en las arenas mexicanas aparecen crucigramas con cara seria, pero estamos hablando de tendencias predominantes. 

RECORTE Si hubiera alguna duda sobre lo dicho,  entonces ¿cómo se entienden las siguientes confesiones? 

 PITÓN IZQUIERDO “Dijo Manolete (me lo refirió Pepe Camará) que un toro de Sinkeuel que estoqueó en Mérida de Yucatán, había sido el de mayor nobleza de cuantos habría toreado en su vida. El propio Manuel consideraba que con él realizó su mejor faena.”  Filiberto Mira en Hierros y Encastes del Toro de Lidia, 2ª Edición, página 419.

PITÓN DERECHO José Luis Suárez-Guanes, de Aplausos refiriéndose a José Tomás dice: “Fue una faena sobre la mano izquierda –con tres tandas como base—en la que combinó la hondura castellana con la templanza más absoluta, quizás aprendida en ese México que, un día, ralentizó el toreo de esos dos monstruos sagrados que fueron Paco Camino y “El Capea”. Cita de Carlos Abella en José Tomas Un torero de Leyenda, página 90. Nota Bene: Agrega al Niño Sabio de Camas y a Pedro Moya al elenco de toreros artistas que llevan la impronta del toro mexicano. 

PITÓN IZQUIERDO Otro de los efectos no previstos que tuvo el apaciguamiento de las embestidas es que se pudo abrir el abanico de la creatividad: “Fue una pequeña obra de arte taurino [Chicuelinas al alimón], digna de figurar como  complemento en el libro (…) TODAS LAS SUERTES POR SUS MAESTROS, de JOSE LUIS RAMON al que tantas veces deberán recurrir ya los cronistas taurinos, desde que EL JULI trajo tanta variedad de capa y muleta, desde su aprendizaje en México” Fernando del Arco EL JULI. Historia de una voluntad. Página 149.