miércoles, 18 de julio de 2012

EL MIEDO NO DA VENTAJAS

PITÓN DERECHO Arévalo y del Moral dedican un libro importante y ameno a la vida y muerte del torero Francisco Rivera, Paquirri. Cuentan que en el patio de cuadrillas de Pozoblanco, antes de iniciar el que sería el último paseíllo de su temporada española y que resultó también el último de su vida, uno de sus alternantes, El Yiyo, le hace una pregunta:

PITÓN IZQUIERDO --¿Maestro, cómo son estos toros?

PITÓN DERECHO Era la sexta vez que Paquirri torearía ese ganado y había comentado horas antes que los toros de Bandrés Sayalero le embestían bien y solía estar muy a gusto. A punto de partir plaza para alternar con quien hizo la pregunta y El Soro, Paquirri responde:

PITÓN IZQUIERDO --La corrida es muy bonita. Ahora te enterarás.

PITÓN DERECHO Es decir, contesta otra cosa y no comparte con su alternante la importante información. Por supuesto que conocía el encaste, pero no dio el parte informativo que, en cualquier tarde, puede propiciar el triunfo y evitar la cornada. No dar ningún tipo de ventaja es un rasgo que en todo el libro parece formar parte del estilo de Paquirri. 

PITÓN IZQUIERDO En el cuarto de la tarde (su 2º), Paquirri veroniquea a Avispado. Hay una foto donde el diestro está de perfil, como despreciando los cuernos, viendo a las gradas, no la embestida. El toro ataca por su cuenta al capote extendido. Es una la las cinco verónicas que dio a pies juntos. Es un pase temerario.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Después de ese momento inmovilizado para siempre, salen los picadores y Paquirri al sostener al toro para que se coloque el picador, es embestido. Evita un primer arreón pero no el segundo, que sería el último que verá en su vida. Es empitonado a fondo. Del centro del ruedo a donde el toro lo llevó cabeceando lentamente, lo rescatan y se dirigen a la enfermería. Tienen que quebrar el vidrio para tener acceso. A partir de ese momento El Yiyo se encargó del toro.

PITÓN DERECHO Lo aprovecha y corta dos orejas. Una hazaña considerada por muchos, cuando menos impertinente, si no es que baja,  ya que el torero se esmera para triunfar con un toro que ha herido a un compañero. El Yiyo ya había cortado las dos orejas a su primero, luego esa dos al de Paquirri y, en el 5º de la tarde, su 2º, otras dos.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Seis orejas; El Yiyo tampoco concedió ventajas esa tarde en que Paquirri fue herido letalmente.

PITÓN IZQUIERDO Durante la temporada 2011 de San Isidro entrevistaron a un torero en retiro, cuyo nombre he olvidado. Este diestro rememoró que una vez alternando con Paquirri, éste tenía ya asegurada la salida por la Puerta Grande por una de sus acostumbradas faenas de garra. El torero entrevistado también abriría la Puerta Grande si cortaba otra oreja, a éste su último toro. Entró a matar bien, pero la estocada fue de lento efecto. Tuvo que buscar el descabello. Al colocarse para intentarlo, Paquirri se acercó y no lo hizo para ayudar sino que distrajo una y otra vez la atención del moribundo para que no fijara la cerviz y fallara el descabello. Hubo varios intentos fallidos. Finalmente Paquirri salió sin compañía por la Puerta Grande.

PITÓN DERECHO Suele darse otro tipo de competencia desleal y es la que se puede establecer con el toro. Algunas veces los aficionados descubrimos que el torero que con tal de no enseñar el cobre por su falta de técnica, valor o creatividad, por desgano, o todo a la vez, para resolver charadas con cuernos, denuncia públicamente que el toro es intratable. Por supuesto que hay toros que son difíciles, pero hay toreros que se esfuerzan más por echar el público en contra del toro que por encontrar la lidia adecuada al galimatías con cuernos. Hay plazas donde la afición no se deja engatusar; pero en otras terminan devolviendo al toro o chiflándole en el arrastre y reconociendo el afán del torero.

RECORTE FINAL Si un torero tiene la entereza de ánimo para salirle al toro, sabiendo que se le puede ir la vida a borbollones en una cornada repentina, ¿cómo es posible que caiga en la tentación de las pequeñas mezquindades? Es que los hijos del Miedo son todos los Peligros que están agazapados detrás de todo. El torero tiene que descubrir dónde están los demonios para exorcizarlos. Se tiene que aferrar a todo lo que pueda significar seguridad, confianza. Se tranquiliza el ánimo con el color del corbatín, la disposición de los enseres del cuarto del hotel, la presencia o ausencia de una mujer, los sueños de la siesta, los temas de la conversación menuda, tallando las zapatillas sobre los aros; iniciar con el pie derecho. Hace todo lo que se tiene que hacer.   

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