sábado, 9 de mayo de 2009

CAPETO




PITÓN DERECHO Para ser buen fotógrafo de cualquier actividad, el fotógrafo tiene que adentrarse en el tema y hasta disfrutarlo porque si no lo hace, las fotos nomás salen, sin decir nada, simples testimonios sin magnitud de la trascendencia. Ahora imaginemos a un pintor taurino. Está claro que si no le gusta el arte taurino solamente le salen los cuadros con toros y toreros y capotazos. Aunque venda mucho los cuadros. Pero si su afición taurina se adosa a la destreza técnica entonces con el pincel podrá abrir el lienzo como ventana para que se cuele la estética inmovilizada de un pase conmovedor.

PITÓN IZQUIERDO En la Tauromaquia de Pancho Flores, entre un medio centenar de óleos, aflora un derechazo de Capetillo. Con esa pintura Pancho Flores dice todo lo que se ha dicho con motivo del recientemente fallecido artista de la tauromaquia. Además, a colores. Se percibe el porte altísimo, para ser torero, de Manuel Capetillo. Necesitaba la inclinación para la reunión con el toro. Alto, de brazos longos sus muletazos tardaban en despedir al toro. Era el mismo tiempo que se dilataba el óle en las gargantas. La pintura de Flores cristaliza el momento pero, y esto es la magia del arte, deja que el ritmo siga embelleciendo el pase. La magia también aparece en las fotos de los periódicos.


PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Ese alargamiento de brazos, piernas y tiempo obligaba al temple. Sin el temple un pase con ese formato de geometría y duración no sería otra cosa que un largo trazo desabrido. Pero con la sazón del temple, con esa sincronía de latidos y óles unísonos y el amalgamiento de muleta y cornamenta lo superfluo se margina y sólo quedaba la belleza evolucionando con telas, colores, cuernos y oros. Eso lo lograba Manuel Capetillo con mucha frecuencia y según aprecio, su hijo Guillermo hubiera sido el heredero de tan distinguida dote taurómaca. Lástima que se le haya ido la enjundia entre tanta tele comedia, pero según el supra escrito, Guillermo Capetillo resulta ser el gran deudor de la dinastía porque no quiso disfrutar el sol y el oro y prefirió los reflectores.

PITÓN DERECHO Tuve la rara fortuna de ver aquella cogida del tórax en la México, Corrida 13 de la temporada, en marzo del 59. Cuando el toro Camisero lo prendió Capetillo se asió firme y desesperadamente del cuerno y con ambas puños crispados hizo una especie de arandela para que no siguiera el cuerno hendiendo carne y astillando huesos rumbo al corazón. Esa defensa no impidió que el toro lo zarandeara durante algunos segundos interminables pero evitó mayores daños. Tampoco se salvó de una convalecencia larga y expectante. Conservó la vida y todavía entregó algunas tardes memorables.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ En Las Cornadas, Ignacio Solares transcribe las palabras de Capetillo, quien recuerda que una medalla de oro que portaba esa tarde aciaga había desaparecido durante el trágico zangoloteo. Tiempo después el valuador de una oficina del Monte de Piedad y se la devolvió abollada y con valor sentimental acrecentado. .

PITÓN IZQUIERDO No fue Campos Licastro el médico que lo atendió sino Luis Niebla Ruiz.

DESPLANTE Otro eslabón de una gran dinastía que se incorpora a la memoria colectiva de los aficionados.

domingo, 26 de abril de 2009

Toros en la TV norteamericana

PITÓN DERECHO Debajo de las vestimentas culturales tan variadas, existe la sustancia humana tan homogénea. Por muy humanitarias que aparentan ser algunas culturas que impiden la celebración de las corridas de toros, no por eso sus miembros cancelan su proclividad a la práctica de actividades violentas como la cacería, la guerra exportadora de la democracia, los abortos, los torneos boxísticos, los topes que se dan con cascos diseñados para el efecto, la lucha olímpica y torsiones de brazos y piernas de volúmenes esteróidicos (Si se permite el neologismo), las atroces leyes anti migrantes, el arrobo con que contemplan películas que borbotean sangre, la humillante discriminación a mujeres, el diseño de video juegos que desembocan en lagos hemáticos, el arponeo certero de ballenas, los garrotazos a focas recién nacidas, el sádico arrasamiento de regímenes no afines. Et cétera.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Como la propensión a la violencia de las sociedades no encuentra desembocaduras en todos los países, entonces la condición humana las busca en el extranjero. En el caso de las corridas de toros, a la usanza española, la afición que no cuenta con permiso para realizarlas y no tienen la oportunidad de ir al extranjero, llevan a cabo simulacros taurinos dentro de sus fronteras. Por ejemplo, los anglos efectúan corridas con toros sin picadores, banderilleros ni estocadas. Es decir lo hacen sin rasguñarlos. Por eso creo que resultará interesante lo que a continuación relato:
PITÓN IZQUIERDO Este domingo 19 de abril atestigüé en un canal de televisión el programa 60 Minutes, que es una de las muchas ideas de la TV norteamericana copiadas diligentemente por nuestros creadores de programas “mexicanos” que clonan a los que se dejan pero que, sin duda alguna lo hacen para vigorizar nuestra cultura tan desguanzada por la globalización.
PITÓN DERECHO En este programa dominical, uno de los tres sectores que lo forman, fue dedicado a los dos hijos toreros del español Paquirri Rivera quien murió casi en cuanto se descolgó del astifino Avispado, de Sayalero y Bandrés, en 1984. Lo sorprendente del caso es que pasaron trozos de algunas faenas de los hijos de Paquirri ya con los toros picados, banderillados y con cordeles de hemoglobina. También vimos las entradas a matar sin que se les diera mucho espacio en pantalla, pero se reconocía la espada, el cite, la carga y la clavada. Esto en TV norteamericana, en hora de gran audiencia.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Sorprendente. Además, ambos hermanos tuvieron sendas entrevistas con preguntas que orbitaban su afición, sus miedos y su forma personal de hacer el efímero arte taurino. Aunque, como es sabido por todos, los anglos dicen bullfight y bullfighters (Combate de toros y combatientes de toros, respectivamente), lo que es un disparate que arraiga la idea de una actividad de gladiadores que se afanan en un deporte extremo. Sólo que en este caso, por el sentido dado a las entrevistas no quedó la impresión que el reportero cubriera un X- Sport, sino que en verdad, se adentraba a un arte lleno de miedo y de un ballet en el que la materia prima con que se complementa el torero, resulta ser una fiera que puede herirlo mortalmente. Esto, tengo que repetirlo, en TV norteamericana y en tiempo de gran audiencia.
PITÓN IZQUIERDO Increíblemente hasta osaron pasar el momento de la cornada a Paquirri, su penoso traslado a la enfermería precaria de Pozoblanco y las últimas instrucciones, ya muy demacrado, a los mirones pasmados por el percance. Era de esperar que presentaran también al torero que mató a Avispado, El Yiyo, quien a su vez, murió cornado en Madrid un año después por el agónico sexto de la tarde Burlero, de Marcos Núñez Este toro herido de muerte lo tiró a la arena y lo levantó con el cuerno metido en el corazón. Algún periodista aventura la sospecha que ambos murieron al mismo tiempo. Pero en el programa de TV ni mencionaron a este único torero que ha matado dos toros que han causado la muerte a sus respectivos lidiadores. Tal vez hubiera colmado la tolerancia del público norteamericano tan afecto a los records.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Esperemos el próximo domingo el sabroso comentario colectivo de la audiencia, si es que se inconforma con la aparición de los bullfighters en la pantalla cada vez menos puritana. El canal acostumbra sacar al aire las opiniones adversas a sus programas; nunca las favorables, ya que éstas las miden con el por ciento de los mirones habituales.
PITÓN DERECHO Una golondrina no hace verano, de acuerdo, pero cómo nos gustaría que ese programa fuera una luz por donde se colara la afición taurina norteamericana (Recuerden que hay unas cincuenta peñas taurinas en el Internet, localizadas en territorio de los EUA) para realizar más corridas incruentas y que por las modalidades que necesariamente incorporarían, aportarían otro elemento autóctono del continente americano que, eventualmente, enriqueciera la fiesta nacional española, para agüite de los carpetovetónicos y júbilo de los demás aficionados.
PITÓN IZQUIERDO La pesadilla para los carpetovetónicos sería que, así como ahora los norteamericanos son ya una potencia continental en el soccer varonil y campeones mundiales en el femenil, después de pocos años y de inversiones millonarias en las escuelas, lo descollaran en la tauromaquia incruenta con sus respectivas ganaderías fumigadas y escuelas de bullfighters, con porristas en levis, peinetas multicolores y la hermosura y desparpajo de las american girls evolucionando en las arenas con aire acondicionado.¿Llegará ese día?
DESPLANTE Ozú.

sábado, 18 de abril de 2009

Las confusiones

Eugenio Guerrero

PITÓN DERECHO Confundir a una Manola con una Flamenca es como asegurar que la plaza de Las Ventas es lo mismo que la plaza de La Maestranza. Los linajes de cada plaza son distintos y ambos estupendos. Las Manolas son tan madrileñas como las Flamencas andaluzas y cuando uno las ve venir ambas traen su aire cautivante y avasallador. Los mantones de seda con que cubren sus hombros son de Manila. La Nao de China (En realidad debiera decirse de las Filipinas) vía la Nueva España aportó al folclore de la Madre Patria el mantón y el abanico. Dicho esto, evitemos confundir las manolas con las flamencas o a los chulos con los mafiosos.

PITÓN IZQUIERDO Esto viene al cuento porque en la anterior columna dije que el domingo 29 de marzo de 2009, el torero Rivera había salido a torear con atuendo de mafioso, como Don Corleone. Pues no, salió como chulo madrileño. Pero no dejó de llamar la atención porque sus acompañantes lo hicieron como camperos y él lo hizo como garbeando por la calla de Alcalá. Recordé también, al verlo tocado por sombrero de ala ancha, al Spirit, aquel personaje fantástico de los pasquines de otra épocas brumosas por los años que han pasado. Vaya la solicitud de una disculpa a un miembro de tercera generación de la dinastía de los Rivera.

PITÓN DERECHO Y a propósito de Curro Rivera. Aquí en Calafia le vimos algunas faenas memorables. La primera bronca de Calafia lo tuvo a él como protagonista. Esa tarde por el sonido se dijo que el que tuviera más premios ganaría el trofeo El Curro hizo lo mejor de la tarde, pero no tuvo el premio que le correspondía. Disparatadamente sometieron a aplauso la entrega de los otros alternantes y él no quiso participar en el sainete. El ganón fue uno, sin pudor, que se lo agandalló con gran sonrisa. Pero si hablamos de faenas memorables debemos recordar el domingo 22 de mayo de 1972 en que fue cortado el último rabo en Las Ventas por un torero a pié. Ese rabo lo cortó el español Palomo Linares y muchos exigentes ( Y Las Ventas casi se rebosa con exigentes), creyeron que fue excesiva la premiación, tal vez la mayoría había pensado en dos orejas, pero el presidente mandó cortar el rabo. Esa tarde Palomo alternó con Curro Rivera y otro que quedó en el olvido y creo que ahí está la explicación de por qué, a pesar que no fue en ese sentido la solicitud, se cortó el rabo. Esta columna, graduada en el sospechosismo, cree tener el hilo explicatorio del evento.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ El caso es que Curro Rivera estaba en plenitud de su excelencia como torero. Esa tarde ya había cortado dos orejas a su primero y lo mismo había hecho Palomo Linares en el suyo. Ahí se apareció el fantasma que recorre los ruedos de España conocido por el nombre de Carpetovetónico. Por cerrarle puerta a un posible empate ante la concurrencia conocedora, otorgaron el rabo en el segundo de Palomo y San se Acabó. Y después de ser tan parcos los madrileños para cercenar rabos (El último había sido cortado en 1942 por Lalanda y el anterior seis años antes. precisamente por el novillero Lorenzo Garza, en 1936) no iban a cortar un segundo la misma tarde. Sin embargo Curro no se amilanó y, cómo habrá toreado que el público aún saboreando la faena del de Linares, apreciaron lo que hizo el Curro y le concedieron otras dos orejas al mexicano. Es conocido el hecho que al Señor Juez lo corrieron al otro día por dadivoso.

PITÓN IZQUIERDO Este rabo para Garza merece un párrafo completo. Según Garza en la entrevista que le hace Pagés Rebollar fueron dos y fue la tarde en que El Soldado mató citando con un pañuelo y cortó rabo. Luego Garza en el siguiente toro citó a cuerpo limpio y también cortó rabo. Estamos hablando de las Ventas de Madrid, nada más, ni nada menos. Esto es, dos rabos la misma tarde en Las Ventas y ambos para mexicanos. Después de la proeza pasaron años antes del corte de uno por Lalanda.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Debemos acallar las campanas patrioteras porque según el libro que consulte uno, son los premios y éxitos. Es así como desaparecen las hazañas homéricas que uno como mexicano disfrutaba en su autenticidad hasta que no llega el mentís de algún aparentemente mejor informado. Por ejemplo, todos sabemos que una tarde memorable Armillita después de pinchar cinco, seis veces, cortó las orejas y el rabo a un toro en Madrid. Pues bien, un taurino más o menos amigo mío, pero español, dijo que no. Que no se dio tal proeza. Que en ningún libro dice esto de la premiación . Yo le dije que en cuando menos tres libros de mi propiedad se asentaba esa noticia. El me contestó “Hombre, los habrás escrito tú”

PITÓN DERECHO El propio Armillita recuerda otra de sus memorables actuaciones: “La tarde más espectacular de mi vida, Pepe, tuvo lugar en Barcelona una vez que alterné con Belmonte y Lalanda. Belmonte cortó una oreja, Lalanda dos orejas, un rabo y una pata. Yo por primera vez en la historia del toreo corté cuatro patas, dos orejas, el rabo y los testículos de Clavelito, toro de la ganadería Justo Puente” Esto aparece en el libro “Los machos de los toreros” de José Pagés Rebollar, Página 6.

PITÓN IZQUIERDO Pero algo hay de inconsistencia en la historia. Paco Malgesto, en su libro “Armillita, Maestro de Maestros”, dice que fue el 26 de julio de 1934. Coincide en los nombres de los alternantes, pero aquí Belmonte sólo dio la vuelta al ruedo. Los premios de Lalanda y de Armillita son los mismos, el toro si fue Clavelito pero fue de Vicente Martínez. Página 104. En esta corrida del 29 de marzo en Calafia, el toro de Rivera llevó precisamente el nombre de Clavelito.

DESPLANTE En una ocasión discutía con otro aficionado de unas actuaciones y ponderábamos las faenas de los toreros con tan distintos criterios que un recién llegado nos preguntó:”¿Están hablando de la misma corrida?” Así pudiéramos cerrar esta columna preguntándonos, ¿Estaremos hablando de las mismas tardes?

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sábado, 4 de abril de 2009

TORO CHICO

PITÓN DERECHO Lo que vimos el domingo 29 de marzo fue un festival con animales al tamaño de lo acostumbrado en festivales. Hablamos de tamaño, no de edad. Los de pié sin el miedo de la catadura y con la confianza de los cuernos casi de utilería, tomaron las cosas con tranquilidad Y por momentos se adentraron en el arte de la tauromaquia y torearon.
PITÓN IZQUIERDO La pregunta que se hace en esta columna es ¿Por qué cuando se torea bien, se olvida un poco o un mucho, el tamaño del animal? Los exigentes no aceptan nada que no sea frente a una mole con cuernos masivos. Toro grande aunque no embista. Caballo grande, aunque no ande. Los que somos tolerantes, nos parece que lo bien toreado, aunque sea en un salón.
PITÓN DERECHO Decía Manolo, cuando alguien le mostraba como dar los pases, “ Ya nomás te falta el toro” Con lo que descartaba lo que no fuera hecho ante un toro, no tendría valor. Si fuéramos recalcitrantes eso le pudo haber dicho a los del domingo. Pero yo no y menos si vistieron como camperos aunque uno pareció mafioso.
PITÓN IZQUIERDO Siguiendo con el ítem del tamaño. Antonio de la Villa escribió su libro Manolete Otra época del toreo. Editorial Leyenda S.A. México, 1946. Libro que encontré en una miscelánea chilanga y que compré en 15 pesos, en 1978. Ese mismo autor tiene la biografía Belmonte, de 1928 y por la cual estaría yo dispuesto pagar el doble.
PITÓN DERECHO Menciono la biografía de Manolete porque en ella el autor entrevista al Monstruo de Córdoba y le pregunta sobre el tamaño de los toros. Sin que nadie pudiera vislumbrar que al año siguiente saldría a la arena Islero. Ya se sabe que muchos afirman que eso de “el toro chico y billete grande” tuvo su culminación, si no es que su inauguración como triquiñuela usual, en la época de Manolete. ¿Por qué puede la muchedumbre perdonarle a las figuras tamaño embuste?
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Por la razón que arriba insinué: Lo bien toreado, aunque sea en un salón. En este Festival de la Dinastía Arruza banderilló bien. JR Ramírez dio buenos naturales. H. Flores nos obsequió con verónicas sin pasito atrás, a pié juntos, ¡Y esos naturales!. El Calesa nos regaló verónicas con clase de la familia. A. Gutiérrez se prodigó con sus verónicas, mandiles, chicuelinas actuales y antiguas, banderillas, quiebres, el violín acalafiado, los naturales de pintura en medio de un vendaval de navegación a vela. F. Rivera vestido como Don Corleone no tuvo suerte. Los animales todos ellos chicos fueron picados en la barrera de matadores.
PITÓN IZQUIERDO Pues bien, Manolete contesta a De la Villa con la sensatez de la que hacía gala cuando toreaba,:”Esto es todo un cuento Y sobre él se ha venido hablando en todos los tiempos. El toro, lo mismo da que sea grande, que sea chico. Lo esencial es que tenga casta, que embista y que no saque malas intenciones.”
PITÓN DERECHO Sigue Manolete: “Yo he leído mucho de toros y toreros y da la casualidad que me he encontrado siempre con algo sintomático, que es una triste lección en la tragedia. Vea Ud. El caso del toro Perdigón que acaba con la vida de Espartero en Madrid. Un gran revistero de aquella época los describe en esta forma ´Negro, escurrido de carnes, agalgado, pequeño y con pocas armaduras´¨ .
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Ilustra Manolete: “Del veragueño que segó en flor la vida de aquel otro gran torero valenciano que se llamaba Granero, coincidieron los apologistas en decir que era el más pequeño de todos los lidiados. Para añadidura ahí está Bailador (Sic) que en Talavera termina con aquella gran potencia de maestro, llamado Joselito, y que era un verdadero becerro en todos los aspectos.” Para complementar lo dicho por Manolete nos cuenta una anécdota que Joselito murió precisamente por contestarle a un aficionado que le hizo burla por el tamaño de Bailaor. Cuando Joselito encarando al inconforme decía que todos los toros eran de cuidado, recibió la cornada.
PITÓN IZQUIERDO Pues bien, si Usted ha tenido la fortuna de deambular por el museo de la Maestranza de Sevilla le habrán señalado la cabeza de la madre de Islero diciendo que el ganadero de Miura no soportaba tener en sus dehesas a la madre del toro que había quitado la vida a Manolete. por eso la había sacrificado. Pero el caso es que Manolete fue herido en Linares, no en Sevilla y es en esta ciudad donde se encuentra la cabeza de Islera.
PERDIÉNDOLE LA CARA AL TORO Y la pregunta obligada es, ¿Dónde está la cabeza de Islero? Algunos escritores dicen que precisamente por el tamaño de la cornamenta y el arreglo correspondiente es por lo que no aparece dicha cabeza asesina en ningún escaparate de España. No la exhiben, porque se exhibirían. Y eso que se trata de Manolete, que nunca se inconformó por la pequeñez de los toros que despachaba.
PITÓN IZQUIERDO Entonces, ¿Cuál es el caso de menospreciar lo que se hizo ante animales de tan escasa romana en este festival calafeño, si se trataba de figuras en el retiro, o en activo, pero que torean poco?
PITÓN DERECHO Recuerdo la única vez que he sido juez en un festival, en el Lienzo Charro, ahora arrasado para darle paso a un zoco globalizado Los animales eran de reducido tamaño. Martín del Campo, Juan y Quico Santana presentaron a los novilleros Iñaki, Galindo, La Hoz y Cantú. Ganado de La Fortuna y de La Misión. Fue el domingo 7 de abril de 1991. A Cantú le concedí una oreja por solicitud del respetable. Juan Santana me organizó un coro: “Uuunaaaa, doooos, treeesss...&%#” el Juez” del ya no tan respetable, porque no le concedí un premio a Galindo. En mi apreciación el tamaño del animal no fue razón para desmeritar el desempeño del torero.
DESPLANTE Ahora, si queremos tamaño ¿Cuándo traen a El Pana? Ese si anda cargando con animales considerables. Cuando tienen trapío los animales hacen retemblar la arena con sus kilos y seriedad, pero los pequeños bravos también emocionan cuando los toreros los tratan con arte.

sábado, 21 de marzo de 2009

MARIA Y LOS 2 M

MARÍA, MANOLETE Y MANOLO MARTINEZ.

(2 de agosto 2005)
En mi envío del 30 de agosto del pasado año, recordé a María Félix y cómo había marcado una tarde de toros de un niño que no vio ni a Silverio ni a Manolete, sólo a ella. Después, por lecturas supe de la trascendencia taurina de tal fecha. La corrida sí tuve que conocerla por libros. Pero el recuerdo de su traje color rosa pálido, en esa tarde de toros, su cabellera de hipérbole y su barbilla de chabacano y su rostro dentro de la camioneta rodeada de pueblo, no la he tenido que rescatar de ninguna fuente. Murió ya vieja. Alguna pócima misteriosa es vertida por la muerte sobre los maltratos de la edad. Ahora ya muerta María vuelve a ser la de aquel entonces. La del momento pleno. La muerte va borrando la imagen añosa de sus últimos tiempos y dibuja su apogeo de hace más de 50 años. No fue buena actriz. Nunca fue simpática. No era ingeniosa. Tenía manos de maquinista. Afortunadamente cuando la obra de arte es perfecta, tolera defectos.

Voy a dejarla un rato, pero luego vuelvo.

Para aquellos lectores que no se han metido en el ambiente de la fiesta brava, habrá que decirles que es frecuente que los aficionados declaren tener su torero. Así dicen: mi torero es Fulano de Tal. .Esto significa que para el admirador ese torero es causa de su afición y muchas veces cuando se retira el torero, o muere, el aficionado no vuelve a aparecer en la plaza. Claro, hay aficionados que tienen el gusto muy variadito y se vuelan con la mayoría de los diestros y nunca extrañan a ninguno que se haya retirado o muerto. A todos les encuentran algún capotazo plausible. Pero hay una medida para esa admiración monolítica, esa que se siente por algún torero y es sencilla: Suele suceder que uno al defender a su torero de las comparaciones inevitables, pierde la compostura y termina siendo un bravucón callejero.
Entre los taurinos de Mexicali están dos hermanos gemelos: los Rincón del Ángel. Con los dos se puede platicar de toros. Con mucha frecuencia sus amistades tomaban a uno por el otro, porque eran parecidísimos. (Yo era más amigo del que se parecía más; eso me ponía salvo de la confusión). En un viaje aéreo uno de los dos estaba a mi lado. Le pregunté quién era su torero.

Intercambié confesiones con Rincón del Ángel: su torero era Alfredo Leal. El mío Manolo Martínez. Sí, ese del gran capote, el Manolo Telones, el de la muleta desproporcionada, el que toreaba con el pico. El que no daba gusto al capricho del vulgo. (Pero cuando la obra de arte es perfecta, tolera defectos.) El Manolo de las verónicas interminables, el de los naturales de frente, el de las chicuelinas que nacían templadas y se replegaban en el segundo tiempo y morían durante la cadena perpetua de ritmo y suavidad, que duraba 3 segundos. Ese era mi torero. Manolo y ya, como el pase del desdén. No banderilleaba, mataba mal, era sangrón, no era pinturero, ni alegre. Nunca mendigó oreja alguna. Era el mejor.

Cuando se retiró la primera vez, en el 30 de mayo de 1982, se encerró con 6 toros en la Monumental México. El ganadero Quico Santana me obsequió un boleto en el segundo tendido, 16ª fila. Era una proeza conseguir entradas. La Monumental México despedía a su torero. La corrida se esfumó entre la gritería de quienes creían ver por última vez a Manolo. Antes de la salida del enésimo toro, algún murmullo me hizo volver la vista. Atrás, arriba en un palco la belleza reclamaba el tributo del público: María Félix presidía el anochecer taurino.

Un pariente lejano del arrobamiento de hacía 36 años, me asedió. Aquella vez vestida de rosa pálido, ahora una cinta sobre su frente y ella centrada en el palco oscuro que le servía de estuche.

A su último toro, TODA UNA ÉPOCA, Manolo Martínez le cortó el rabo. Fue al único de la tarde que le dio chicuelinas. El público lo acompañó alborotado y lo tragó en su última vuelta al ruedo. Mi torero se estaba despidiendo a lo grande. Atrás de mí, sin embargo sentía el peso de María Félix. Hermosa. Callada e imperturbable. No me molesté en ver a su compañía. Era ella y ya. Curioso: las dos veces que la vi, fue en una corrida memorable. Aquella vez Manolete y Silverio. La última con Manolo Martínez.

Por supuesto que me trastabilla la imaginación la belleza de Greta, Ingrid, Michelle. Y aquellos naturales increíbles de El Pana cerca de querencia en Calafia. La media trinchera seguida por un forzado de El Juli, bajo el aguacero en Sevilla. Las evoluciones de Luis Fernando Sánchez en una temporada rarísima en Ensenada, en 1988. El batallar sabio y furioso de Mariano ante las puñaladas de un morlaco en la México, la parsimonia de José Tomás en la mejor faena del 2001, de la México. Rosana Podestá , Claudia Cardinale, Natassia Kinski. Claro, pero ¿tiene sentido seguir? Manolo, María y ya.

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El Juli como nunca

EL JULI COMO NUNCA; LA MUCHEDUMBRE COMO SIEMPRE. (5 de mayo de 2002)

Si alguna vez El Juli toreó como el domingo, sólo él pudiera decirlo o su padre o Ricardo Torres III usual espectador de sus tardes. Qué forma de entender al segundo de su lote, Almirante, negro listón y vuelto. Al ver que cabeceaba al final del lance hacia el lado derecho, entonces decidió torearlo por el izquierdo con serenidad, lentitud y temple, tanto en los naturales como en los remates. Cuando el toro, el público, el torero y la tarde se habían cebado en el festín de izquierdas, después de una de tantas series El Juli se puso la muleta a la derecha...arriesgando la faena para torear por el lado peligroso. Maestro, si ya tenía en la izquierda al toro, al público, al arte; ¿Para qué tomar un riesgo innecesario?

Pero se trataba de El Juli.

Se acercó a Almirante. Lo incitó y el Barralva acudió con lentitud. El primer tiempo del primer pase fue de tanteo, el segundo de temple y el tercero de mando ¡En un solo pase tantea, templa y manda! Y eso que era el primer pase por el lado peligroso. El riesgo de un derrote no desaparece nunca, ni en ese toro ni en ningún otro. Pero ese ejemplar de Barralva ya no punteaba por la derecha como lo había hecho cinco minutos antes. ¡El Juli le había corregido la embestida derecha, suavizándole el cuerno derecho, toreándolo momentos antes por el izquierdo! Alguna vez leí que esa misma proeza la había descubierto Pepe Alameda de la lidia que Manolete dio a Espinoso de Torrecilla, en una tarde de nostálgicos daños colaterales para este aficionado. Pues bien, El Juli había corregido con la izquierda la embestida derecha del Barralva. Ya con la diestra armada, dos veces dio la dosantina y en una de ellas no deshizo el arco de tan expuesto pase circular, con el forzado sino que, con el vuelo final de la franela, alcanzó a añadir otro media trinchera. Esos momentos duraron una eternidad. Ya en los quites con ese mismo toro El Juli había dado las verónicas más detenidas en el tiempo con el temple más lento e interminable que hemos visto en años.

El Juli, en esa tarde, fue el arte.

Uno ve el arte del toreo cuando El Juli torea. El arte nos hace olvidar la personalidad de El Juli. Cuando Manolo estaba en Manolo, uno nunca lo dejaba de ver; ahora cuando El Juli torea si dejo ver a El Juli. Las tardes en que Manolo brillaba, era Manolo. Cuando brilla El Juli, es el arte. Diré yo, y aquí tal vez nadie me acompañe, que Manolo era la personalidad pasmosa que hacía arte. El Juli nos hace sentir que el arte taurino no tiene autor, o no lo necesita porque aparece como milagro donde se congracian sedas, cuernos, vuelos y embestidas. ¡Que hermosura de tarde! Las Hijas de Tijuana florecían en aplausos y sonrisas mientras que El Juli llenaba el ruedo con su arte. Después de descabellar en el segundo, muchos pedimos la oreja, pero algunos atolondrados muy ruidosos impidieron el corte y hasta la vuelta al ruedo. A pesar de los fallidos intentos de muerte, merecía apéndices. Fue el triunfador de esa tarde y dudo que alguien pudiera hacerlo a un lado, en esta temporada, o en otras, y asentar otra obra taurina como la que El Juli hizo con Almirante, negro listón y vuelto, en Tijuana, México, el 5 de mayo del 2002. La mayoría de los asistentes salió creyendo que todavía El Juli debía algo y que ella resultaba ser la acreedora. ¿Y Barralva? ¿Porqué mandan a Tijuana a los vástagos menores de tan reconocida ganadería? Los toros de Barralva salieron bravos aunque con cornamenta destartalada, tumbaron caballos, embistieron en barrera de matadores, algunos fueron picados de más. Aunque hay que decirlo, las graderías casi siempre creen que se pica de más y se lo hacen sentir con abucheos al montado. El Miura II tocó tierra y la plebe lo celebró, porque como siempre, dictamina que los picadores se mandan solos, así que esos percances peligrosos lo toman como una especie de justicia taurina. Los montados son los truhanes favoritos de los silbidos, aquí y en cualquier otra plaza de toros. ¿Por qué el respetable no silba cuando ninguno de los animales ocupa el lado de los círculos que les corresponde? Algún aficionado le bajó elogios a la tarde juliana diciendo que en la México, no hubieran permitido tamaños toritos. No me diga que en Tijuana los aficionados no premiaron a El Juli por el tamaño de los toros. Fue porque no mató a la primera. Querían que matara como el otro torero que tumbó a uno de sus toros con un deficientísimo pulmonazo que produjo una hemorragia que, en cualquier plaza con un juez más exigente, le hubieran descontado cualquier mérito previo. Con decirles que tuvieron que llevarse la morcilla en carretilla. Nos quedamos con la opinión del Ingeniero Carlos García Aranda, “El Tigre” que se dolió del predominio del alborozo villamelón en la concesión de trofeos.

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Cornada Mortal

EL MIEDO A LA VIDA FUERA DEL RUEDO

Recientemente casi al término de la suerte del volapié, el matador Cavazos no pudo vaciar al toro y se recostó en la cuna hecha por los cuernos y el animal, herido de muerte pero todavía con fuerza en el cuello musculoso, con un movimiento de pala, elevó al diestro y lo hizo volar desde su testuz hasta el rabo. El matador dio de cabeza en la arena. La pesada caída sugirió una fractura de vértebras cervicales. Las asistencias capotearon y alejaron al animal de su matador. Éste quedó desmadejado y fue sacado por sus peones rumbo a la enfermería. Ahí, una vez aplicados los atenciones de emergencia le colocaron una collera para quitarle presión al cuello lastimado. Afortunadamente se recuperará con el tiempo.

En 1985 El Yiyo Cubero murió en circunstancias similares: después de estoquear mortalmente al toro, le perdió la vista y con una embestida agónica el toro lo derribó. Ahí, sobre la arena, le encajó el cuerno en el tórax y corazón, lo desprendió del piso y en un episodio patético lo levantó con facilidad y luego de haberlo dejado de pie, desenvainó el cuerno. Todavía dio traspiés el desgraciado artista, pero a los pocos pasos cayó para no levantarse más.

Recientemente en Calafia casi se dio un caso que desmentiría eso de que el toro muerto ya no produce daño. El cuadrillero Feliciano Castellano, quien suele hacer la suerte de la brincolina (por cierto, invento de Román López), cuando arrastran al toro rumbo al destazadero, casi era cornado por un toro muerto.

Sucedió así: La cuadrilla de caballos galopantes arrastraba al toro muerto y el guía Feliciano, obligado a correr a la misma velocidad, usualmente aprovecha el momento para divertir a la afición brincando la cadena lateralmente. Es un numerito que le ha salido varias veces. Pues bien nuestro amigo, llevando las riendas corría divirtiéndonos con la brincolina, como es su costumbre, pero dio un traspiés y por poco termina en el suelo. En ese caso el toro, que venía siendo remolcado a unos diez kilómetros por hora, le hubiera metido el cuerno en el cuerpo porque el cuadrillero hubiera caído precisamente en el camino del arrastre mortal. Poco más y aparece en el anecdotario de Calafia, como uno que, no siendo torero, resulta herido por un toro de lidia que además, estaba muerto.

En la última corrida del año, durante el mano a mano Zotoluco–Barrera, el toro Contador que le correspondía al español, hizo lo necesario para que el picador Bonilla pasara al anecdotario de Calafia, pues lo derribó tres veces. Dos de ellas, con todo y caballo, y la intermedia, cuando el del castoreño trataba de montar. Un empujón inesperado aventó al jamelgo en contra del picador cuando éste trabajosamente abordaba el caballo. Rodó por segunda vez al suelo. Posteriormente pudo montar, pero el toro, bravo como los de Chafic acostumbran ser, lo abatió de nuevo. Tres y van cero.

Un caso que terminó en tragedia fue el del francés que toreó varias veces en Calafia, Nimeño II. Como recordarán los aficionados este torero sufrió una fractura de columna en una corrida de toros, me parece que en España y quedó paralizado de la cintura para abajo. Estuvo en penosa silla de ruedas algunos meses y luego, el hombre que se jugó la vida valientemente en todas las plazas del mundo taurino, sin haber dado muestras de pavor cuando caminaba ante los toros, tuvo miedo de llevar una vida flácida y se dio un escopetazo.

Uno de nuestros escritores Jaime Torres Bodet, que por cierto se suicidó, dijo ( y cito de memoria): ¿Es el suicida un cobarde que tiene un momento de valor, para quitarse la vida? o ¿ Es el suicida un valiente que tiene un momento de cobardía?

Nimeño II se suicidó con volándose la cara porque tuvo miedo de la vida de inválido. También Juan Belmonte, cuyo personalidad nos obliga a hablar de una forma de torear antes de Belmonte y otra después de Belmonte, se suicidó por desprecio o temor a una vida incierta. En estos casos, ambos dieron muestra de valentía frente a los toros, pero cuando se suicidaron ¿Tuvieron un momento de cobardía frente a una vida insulsa ?

La invalidez, como consecuencia de un percance frente al toro, es una amenaza real que enfrenta cualquier torero. Si los toreros que se retiran, como dice Conchita Cintrón, vuelven porque extrañan el miedo, ¿Los toreros inválidos que lo hicieron, se suicidaron por lo mismo?

Dice Albert Camus que el suicidio es realmente el único acto de libre albedrío que tiene el hombre. Entonces, quien se suicida no huye de nada, sino que busca librarse de todo.


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Fiereza y arte

¿Trascender o sobrevivir?
¿Presagio o augurio?

Los dos tipos de toros que ha producido la genética que aplican los ganaderos de toros bravos, son tipos que, finalmente, permiten determinadas formas de torearlos.

Un toro noble y predecible en sus acometidas, como el que quieren lograr, y en muchos casos lo han hecho, el clima, los ganaderos y el gusto del público mexicanos, permite que el torero sobreponga al miedo inevitable, su afán por hacer arte y trascender esos veinte minutos, extendiendo la emoción estética de largas tandas de pases, en los que el se envuelve con el toro, al resto del público que espera ese desempeño. Porque así como el toro mexicano está criado para dejarse torear largamente, el público mexicano está formado por generaciones de aficionados cuya retina ha sido educada para apreciar al torero sin reparar mucho en las condiciones que impone el toro. Esto es, se fija primero en la artesanía y luego en el material con la que se hace.

Un toro fiero y aleatorio en sus acometidas, como el que quieren lograr, y en muchos casos lo han hecho, el clima, los ganaderos y el público españoles, permite que el torero sobreponga al miedo inevitable, su afán por dominar al toro y trascender esos veinte minutos, presentando su esforzado desempeño por lograr un puñado de pases, como el mérito principal para envolver al resto del público que espera esa faena. Porque así como el toro español está criado para presentar una batalla corta y peligrosa, el público español está formado por generaciones de aficionados cuya retina ha sido educada para apreciar el trapío y la bravura y reparar, después, en las preciosidades que se hacen a su embestida. Esto es, se fija primero en la media tonelada de músculos y cuernos violentos con que se trabaja y luego en las preciosidades que con animal se hacen.

Si los dos párrafos describen algo verdadero, y muchos dudarán, tendríamos que en México se torea con mayor arte, porque lo permite el toro y en España se lidia mejor por que el toro lo exige..

La Real Maestranza de caballería de Sevilla presenta el libro de Filiberto Mira HIERROS Y ENCASTES DEL TORO DE LIDIA y ahí se dice que en México “...Manolete ...obtuvo, aunque esto no parezca posible, mayores glorias que en España...”. Esta cita nos ayuda entiende que no postulamos que los toreros mexicanos se inclinen por el arte, ni que los toreros españoles sean proclives a la lidia esforzada. Decimos, por el contrario, que los toreros, cualquiera que sea su nacionalidad, pueden torear mejor en México y que, esos mismos toreros, en España tienen que sudar y bregar con más oficio por la fiereza de los animales españoles que no son tan dejados. Todo esto es posible, claro, por la diferencia en el toro que se cría en ambas latitudes- Es resultado del clima, de los pastos, los granos, los ganaderos y, sobre todo, el estruendoso y anónimo óle u olé con que los tendidos mexicanos o españoles alientan y aprueban los a los diestros, respectivamente.

Es el momento para que aparezca “Señor” toro de la ganadería San Mateo, con ADN saltillense. Toro hecho y derecho con trapío como casi nunca se ve en México. Se trata de la plaza de toros de Morelia y es el 11 de este mes de agosto. Desde su salida se nota su fiereza y su calidad. Se dijo del Cid Campeador que hubiera sido buen vasallo de haber tenido buen Señor. Pues bien, este “Señor” buen semental hubiera resultado de haberse encontrado, sobre la arena moreliana, con un torero con más sitio que Benítez. Un artista como él, pero con oficio. El sanmateíno era para el indulto y la procreación. Pero.

Recientemente se dieron dos eventos que pueden resultar de augurio o de presagio, según anuncien ventura o infortunios. Se trata del nuevo encargo para el (¿ex?) empresario de la Monumental Plaza México, Herrerías quien ahora hará de las suyas con un equipo de futbol. ¿Será para bien de la fiesta taurina mexicana? También flamea en el ambiente taurino la inminente despedida de Eloy Cavazos. Misma pregunta.

Es el momento para que vuelva a aparecer “Señor”, el soberbio toro de divisa Blanco y Rosa, de San Mateo. Fue tan bueno que muerto nos da cuerda para conversar. Cuando apareció sobre la arena, ¿ fue el primer indicio de los nuevos modos derivados de la salida parcial de Herrerías, de la empresa más importante de México?¿Habrá sido una halagüeña señal que saldrán toros por la puerta de toriles de las plazas mexicanas? Una vez despedido Cavazos, ¿ahora si los empresarios van a comprar corridas de toros?¿A poco ahora sí el sorteo será obligatorio? ¿Ya no taparán a Mariano Ramos?¿Será que en plazas como Calafia veremos toreros, que los hemos visto, con toros, que no siempre aparecen? ¿Mereceremos tanto?

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domingo, 15 de marzo de 2009

CONCHITA CINTRÓN II

PITÓN DERECHO Cristina Sánchez la torera española que toreó en la México antes de desactivarse, se dolió porque los varones evitaban alternar con ella. Una excepción notable fue El Juli con quien llegó a torear en 1998 tres tardes, una de ellas mano a mano (16 de agosto). Nuestra Raquel Martínez quien participó en la primer novillada de Calafia, y que por lo tanto fue la primer torera que puso el pie sobre su arena, también externó frente a las cámaras de TV que muchos matadores no querían compartir con ella las tardes taurinas. Ambas hablaron con un dejo de resentimiento. Pero en el caso de Conchita que fue bloqueada a más no poder en España y que escribió dos libros y que tuvo oportunidad para hacerlo, no destila ninguna gota de amargura aunque sí de pesar. En España se le permitía torear a caballo pero se le prohibía hacerlo a pié, que era lo que más quería. Y eso se lo recordaban, por medio del alguacilillo, en el patio de cuadrillas. En Portugal algunos de los rejoneadores tampoco querían alternar. El mundo taurino es un chiquero altamente machista que con mucha lentitud abre las puertas a la participación femenina.
PITÓN IZQUIERDO Aquí en Calafia aprovecharon la apertura y tuvimos un cartel de féminas vestidas de luces el 25 de enero del 2004: Raquel Sánchez, Marbella Romero y Lupe López. Ésta cortó 2 orejas y yo creí estar frente a una futura figura del toreo femenino. Después desaparecieron de los carteles y agendas taurinas. Más antigua, Juanita Aparicio bajaba del bridón y toreaba con elegante destreza. Además, mataba con eficacia. A ella la vi varias veces en la México. Todas estas toreras no tuvieron problema para poner los pies en la arena y torear y además, muchas lo hicieron vestidas de luces. El problema lo tuvieron por la reticencia de los alternantes. La aspiración de Conchita, que nunca se vistió de luces, fue torear a pie en España. Para desmontar y plantar los botos en la arena en México, Perú, Colombia y Ecuador le sobraban ocasiones y no le estorbaban los alternantes.
PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Para narrar la única que vez que desafió a las autoridades para apearse, pisar el ruedo y torear, lo cuenta como “sueño” que ubica “en Jaén”. Conchita lo cuenta como arrebatada por un éxtasis del cual no está segura de haberse dado. Su reporte es mágico, ameno y bello y, según nosotros, respetuoso. Respetuoso porque el “sueño” lo vive en Jaén. Ahora bien, la provincia de Jaén tiene dos plazas de toros (Según José M. Esteban), la de Baeza (10 mil espectadores)y la de Linares (9 mil 500). Pero en la provincia de Jaén no hay plaza con ese nombre. En la de Linares fue herido de muerte Manolete. Al no consignar el nombre, suponemos que fue en Linares donde se dio su “sueño” y ella, con esa señoría que la engalana, prefiere exorcizar el infausto evitando nombrarlo.
PITÓN DERECHO Dijeron en su momento que si a Conchita le levantaran la prohibición de no torear a pie y lo pusiera sobre la arena, muchos toreros se subirían al caballo. Gregorio Corrochano curiosamente ensalzaba el toreo a pie de Conchita porque lo hacía cruzándose y desacreditaba quien lo hiciera en línea. Peregrina opinión de un famoso crítico. Al cruzarse se dilata el pase por la curva que despliega el toro y en línea se le acaba pronto el trazo al diestro porque se vence el toro. En el primer caso es un óooole y en el segundo es óole. Ambos conceptos tienen mérito siempre y cuando los cuernos al planear sean un riesgo inminente que pueda enrojecer la belleza de la reunión. Es decir, la conmoción estética resplandece cuando hay presagio de cornada, independientemente de la línea que haya trazado la embestida.
PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Conchita dedica una endecha a su despedida en México. Dice que las despedidas son tristes y lo son más las mexicanas. Los párrafos que le dedica a su despedida en el 45, derraman tristeza. El fondo musical de Las Golondrinas sobre el ruedo de sus hazañas la abrumaba mientras recibía a aplausos, flores, serpentinas, sombreros, besos y gritos. Por esos días, según su narración, un momento de ternura se dio cuando un sombrero charro, sobre unos ojos castaños, eclipsó el sol. En su nuevo hogar, Portugal, casó con un noble y sus largos días se enriquecieron con hijos.
DESPLANTE También yo he de poner el punto final a mi elegía de Conchita, a quien no le conocí la voz, pero creí escucharla y le hablé muchas veces. A la que tal vez no vi torear mas le dediqué muchos óles. El concepto del toreo que tengo me lo genera una cuadrilla de toreros comprometidos con la emoción estética, dentro de la cual está ella. He visto muchos toreros que no se han montado en el cartel de mis preferencias, pero Conchita, a quien la vi más con la imaginación que con las pupilas, está en lugar importante, al que se metió tanto por méritos literarios como por hazañas taurinas. La tauromaquia es otra patria donde se encuentran héroes y antepasados que echan raíces al futuro y florecen indefinidamente entre los aficionados que, a falta de la observación directa, escudriñan los libros y aprecian películas de la época y comentan los pases y lances que se dieron, como si los hubieran visto.


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lunes, 23 de febrero de 2009

PONCE Y LA PONCINA

DE PITÓN A PITÓN

PONCE Y NOTARIO

Por Eugenio Guerrero

PITÓN DERECHO La manera en que toreó Ponce el segundo domingo de febrero de este 2009, necesitaba (Y lo tuvo) un Notario para que diera fe de lo que es torear, no dar pases. Se barruntó la conmoción cuando hizo que se taparan los peones para luego dar aquellos lances con el capote al débil y cumplido Notario. Si Usted vio esos lances iniciales recordará que era tan sutil el plan para cuidar al toro que los mismos narradores de la imagen visual dijeron que eran verónicas. Vieron el principio, pero no el final. Va la explicación. El estilo Ponce es templar la embestida desde que la recoge con los vuelos del capote o de la muleta. Empezaba sí, tomando con la orilla del capote las puntas del toro como se inician las verónicas, en el caso de Ponce, como dijimos, desde ese momento las templa y luego que atraía al toro al centro de la suerte manteniendo la suavidad empezaba a elevar las muñecas para que al salir no humillara demasiado y terminaba con un movimiento paralelo con la cintura y capa hasta concluir con suavísimo mandil. Así lo hizo varias veces. Que ahorro de capotazos y que bien cuidó la debilidad y lo hizo tan bien que fueron decenas de pases.

PITÓN IZQUIERDO Los que sólo vimos la proeza de esa tarde dominical, en la llaneza bidimensional de la pantalla del televisor, apenas podemos imaginar la emoción de haber estado en el mundo pentadimensional (largo, ancho, alto, tiempo y el clamor de los aficionados) de los afortunados asistentes. Eso es perderse la historia y me la perdí. Luego el momento de la dosantina con el compás flexionado y la tersura del cambio de mano templando la embestida en círculo, que por algo el círculo es el símbolo de la eternidad.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ En los preparativos de ese pase, Ponce de espaldas, oscila el cuerpo sobre las rodillas flexionadas alternadamente como para indicarle al toro como va a ser recogido. Luego toca al toro y éste sigue el sendero trazado. Cuando lo tiene al frente, cambia el peso del cuerpo en la otra pierna y desliza la muleta a la mano izquierda para darle la salida circular al toro de lenta obediencia. También en algunas ocasiones esplendentes Manolo marcaba el recorrido del pase frente al toro atento. Ensayaba con lentitud dos o tres veces el lance y luego tocaba al toro y éste acudía dócilmente sobre la ruta marcada previamente. Eso es dominio sobre el toro. Ponce está en su momento de madurez artística, no molesta a los toros pero los somete al reino de la lentitud y sentimiento donde él oficia.

PITÓN DERECHO Para muchos eso es jugar con un toro domesticado, es un ejercicio de memoria con animales adiestrados. Lo que debiera ser, dicen los inconformes, es pararse frente a un toro inédito. Un toro agresivo, con edad, casta, bravura, cornamenta seria. A ver si se lo enreda en la cintura. Para otros no, Ponce lo que hizo fue torear con el toro que la afición, es decir la mayoría de los asistentes, quiere. Prueba sería el hecho incontrovertible que la mayoría aplaudió, gritó “Torero, torero”, y lo sacó en hombros. Lo que pasa, dirían los fundamentalistas, es que no hay afición, hay una muchedumbre que aplaude, hay una masa que paga y que es consumista de espectáculos y que por lo mismo, no tiene idea de lo que es el arte.

PITÓN IZQUIERDO A unos les preguntaríamos, ya que es tan fácil hacer eso con esos toros de utilería, ¿Por qué no lo hacen más seguido los toreros? ¿Cuántos años tiene Ponce toreando más de cien corridas por temporada, en España? ¿Cuál es el tamaño de los toros españoles que le han permitido a Ponce ser allá también figura?

PITÓN DERECHO Le acreditan a Adolfo Ruiz Cortínez, taimado jugador de dominó, la frase que en este momento nos cae como perro despistado a la taquería, El mejor jugador de dominó tiene que demostrarlo con las fichas que le toquen. Ponce no es el torero que tenga que esperar el toro a modo. Es un torero que torea lo que le salga. Por supuesto que no siempre agradará, pero no desluce. Es un torero que si le preguntáramos a Nietzsche lo llamáramos artista apolíneo, por ser creador de bellezas estructuradas técnicamente. La otra parte del dualismo Nitzscheniano, sería José Tomás creador de bellezas a partir de la emoción, del arrebato sumiso, de la entrega a la muerte merodeante, lo que lo etiquetaría como Dionisiaco. Cuando uno ve a Ponce, no piensa en la muerte, cuando se trata de José Tomás, sí.

PITÓN IZQUIERDO Con Notario y la multitud entregada en una emoción compartida, con él, Ponce rebosó la tarde. Por los imprevisibles los extraños fogonazos de la memoria recordó ora tarde de él. El 23 de mayo del 2005, este aficionado vio como lo trataron en Las Ventas, haciendo burla a él y de El Juli y también, pero no tanto, a El Zotoluco. Ninguno de los tres embelesó al respetable. El sarcasmo periodístico del día siguiente fue que, como no eran los toritos de la México, los toreros no pudieron. La verdad es que ninguno naufragó. Pero el trato fue tan desviado que se escribió mal de la fiesta de toros mexicana y no de una tarde de malas para las figuras. Desde entonces ya no tuve dudas: Ponce y El Juli eran toreros mexicanos nacidos en España. Con frecuencia tratados como mexicanos y con algunas gotas de destilado carpetovetónico, porque mucho de su arte de temple y duración empezó a florecer en el campo y bajo los retumbos de los óles de las plazas mexicanas. Este cartel debemos rematarlo con José Tomás quien confiesa ser torero mexicano en el libro autobiográfico...XXX.

DESPLANTE Pero regresemos con Ponce y Notario. Entre ambos crearon la sucesión de imágenes que anidaron en la retina, en el corazón, en el recuerdo, en lo henchido de los pulmones. Que faena hizo Ponce en esa proeza y además, tuvo la virtud de torear sin sorprendernos, porque sabíamos cuando estaba a mitad del pase por qué lo había hecho así, todo quedaba en su lugar, todo detalle tenia un porqué, todo obedeció a una justificación. Como cuando se planta uno ante una escultura perfecta. Todo está en su lugar. Así Notario, Ponce, el movimiento, la tela, las zapatillas, la muñeca, el estoque, el óoole, todo estuvo bien. Y ahí quedará. Nadie puede borrar la hazaña. Fue perfecta en el pasado domingo 8 y seguirá siendo perfecta en los recuerdos futuros, aunque suene raro. Son los recuerdos del porvenir.

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